Capitulo 40

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POV. NATALIA

- Marina, tu madre nos va a regañar cuando vea todo esto -dije riendo. A la pequeña Reche no le importó mi advertencia y volvió a mancharme la cara con el pincel.

Lo que había empezado como "Natalia ayudando a Marina con su trabajo de dibujo", terminó siendo una batalla de pintura. Menos mal que estábamos en el jardín y no manchamos nada, salvo nuestras ropa y el pelo.

- ¿Se puede saber qué hacéis en el suelo? -preguntó Rafi. Su hija paró de intentar mancharme con pintura roja y se levantó de encima de mí para ir a abrazar a su madre- ¡Eh, eh, eehh! -dio un paso hacia atrás- Pequeño monstruito lleno de pintura, atrás -la pequeña rió junto a Rafi.

- ¡MAMI! -fue a abrazarla de nuevo.

- ¡No! -la pequeña consiguió darle un beso dejando algo de pintura en la mejilla de Rafi- Hola Natalia -me saludó- ¿Qué es todo esto?

- Estábamos jugando.

- Sí, eso puedo verlo -dijo riendo.

- Bueno, es hora de irme -dije.

- No, Natalia. Te iba a pedir que si por favor podrías quedarte durante unas horas más. Sé que tendrás que estudiar o hacer cosas, pero dentro de unas horas Miguel Ángel y yo nos vamos a una cena y no sé si Alba habrá llegado cuando nosotros nos vayamos -pensé un poco la respuesta- Obvio que te pagaré las horas extras.

- No -la mujer iba a responder pero me adelanté- No hace falta que me pagues nada. Me quedo, no te preocupes...

- Insisto, te pagaré -encogí los hombros en modo de aceptación- Cuando venga Alba puedes irte -asentí.

- ¡No! Natalia quédate a cenar conmigo -me pidió.

Las Reche tenían ese poder sobre mí, no habis forma que pudiera decirle a ninguna que no. Menos mal que sólo eran dos. Bueno y Rafi, pero Rafi no contaba. Era mi jefa, a ella no podía decirle que no.

- Marina, Natalia tendrá que irse, tú te quedas con Alba -la pequeña puso cara triste.

- Claro que me quedaré princesa -Rafi me miró como preguntando '¿en serio?' Y asentí.

- Mami ¿Quieres jugar con nosotras a tirarnos pinturas?.

- No hija, seguid jugando vosotras. Yo voy dentro a preparar algo de cenar y a arreglarme.

- Tranquila, yo le haré algo de cenar y a Al... a Alba también.

- Muchas gracias Natalia, eres un amor -poco después entró a la casa mientras yo seguía jugando con Marina.

La verdad es que ese trabajo era genial. Me pagaban por estar jugando con ella.

Cuando llegó Miguel Ángel y nos vió a las dos convertidas en arcoíris andantes no dudó en reírse de nosotras. Al igual que su mujer tampoco quiso jugar, pero no porque no tuviera ganas sino porque no tenía tiempo. Debía arreglarse para salir pero le prometió a Marina que algún día ellos tendrían una pelea de pinturas como la nuestra.

Antes de que los señores Reche salieran me dejaron las indicaciones, los números de teléfono y todo lo que necesitaba cuando ellos no estaban y Rafi volvió a insistir y me pagó más.

- Muy bien, ¿alguna cosa más? -le dije a Rafi.

- Sí, daros una ducha las dos y no toquéis ningún mueble hasta que os hayáis quitado toda esa pintura ¿entendido? -las dos asentimos- Natalia, te he dejado ropa limpia en la cama de Alba. Espero que no te importe usar su ropa -negué- Puedes ducharte en su baño.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora