Capitulo 34

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POV. ALBA

Días después, me levanté con la noticia de que mi familia y yo teníamos que acudir a una celebración. No sé de qué era y tampoco es que me importara mucho pero tenía que ir porque mi padre iba. Era una especie de feria donde había puestos con comida, juegos y cosas así. 

No quería ir. Era sábado por Dios, yo sólo quería dormir.

De mala gana me vestí. Me puse un vestido sencillo de color blanco y una chaqueta corta de tela vaquera. Dejé mi pelo suelto y me maquillé un poco. Aunque no quisiera ir, nos harían fotos y tenía que salir decente.

Estaba acabando de maquillarme cuando mi hermana entró.

- Pregunta mamá si ya estás lista.

- Sí ya casi -se quedó sentada en mi cama.

- Alba ¿puedo? -hizo un gesto para que la maquillara mientras yo terminaba de pintarme labios.

- Sí, claro -le puse un poco de brillo rosa.

- Gracias -me dijo emocionada y me dio un beso dejándome brillo en la mejilla.

- Vamos.

Nos dirigimos a la dichosa "fiesta". Cuando llegamos parecía que todo Miami estaba allí.

Los flashes de las cámaras se dispararon cuando mi padre salió del coche. Esperamos unos minutos a que nos hicieran unas fotos y mi padre contestó a varias preguntas. Después nos adentramos entre la multitud como una familia más.

 
POV. NATALIA

Ahí estaba yo en la celebración esta, aburrida, sin Sabela ni Julia, con personas hablando de cosas que no me interesan.

¿Para qué habré aceptado venir? Ah ya, para no enfadar a mi madre.

- Alegra esa cara, hija -dijo mi madre y le di una sonrisa falsa.

- Mamá, me aburro -me quejé.

- Ve con tus hermanos, ellos parecen divertirse -nos giramos hacia ellos.

Estaban en un stand probando su puntería, disparando contra platos con sus respectivas parejas. Parecían estar disfrutando mucho. Los odiaba un poco por eso.

- ¿Qué? No, Elena está con Luis, su novio -le recordé a mi madre- y Santi está también ocupado con la chica esa.

Por ninguna razón del mundo iba a ser yo la carabina de mis hermanos pequeños.

- ¿Y tú? -preguntó mi madre curiosa.

- Y yo ¿qué?

- ¿No hay ninguna chica por ahí?

- Mmm, no -dije segura de la respuesta.

- ¿No? Yo creía que sí.

- ¿Y por qué creías eso?

- No sé, sólo pensaba que tenías a alguien -dijo no dando más detalles.

No entiendo porque pensaría eso. Nunca llevaba a nadie a casa y cuando digo nunca es nunca. Las únicas chicas que pisaban mi casa eran Julia y Sabela.

Por suerte Rafi interrumpió esta peculiar charla con mi madre. Un momento ¿Rafi? Eso quiere decir que Alba está aquí.

- ¿Cómo lo está pasando la familia Lacunza? -preguntó a modo de saludo.

- Unos mejor que otros -dijo mi madre. Ambas mujeres me miraron a mí y a mi cara de asco y rieron.

- Me voy por ahí -avisé a mi madre.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora