Chapter III

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                   ¡Ya que te fuiste!

Soledad, fría y ácida soledad...
Aludes tanto significado y nada a la vez. Genera el miedo de todos, y el confort de otros. Nos aterra esa palabra y lo que en su interior aguarda. Nos asusta la idea de tener un camino solitario, cuando la mayor parte de nuestra vida se basa en ese adjetivo. Te gusta reír, bailar y mirar las estrellas con ese alguien cósmicamente afín a ti.
Pero calificas al que no ha tenido ese suerte como tristemente solo y desahuciado. Tal vez esa no sea la palabra correcta, para definirlo te diría que soy "perfectamente afín conmigo misma"... Amo la lluvia, las frases románticas y los besos en la frente. Pero, también necesito la voz interior de mi mente, las miradas arbitrarias y las sonrisas internas.

Ya que soy así, locamente cuerda queriendo una historia de película, pero queríendome y necesitandome a la vez.

Porque lo quiero, quiero no un amor de viernes y sábados, quiero un Amor de domingo, anhelado por todos para volver a comenzar, con la tranquilidad de la brisa de Verano, con la Intensidad de la mente y el augurio del corazón.

Bajo palabras de Nietzsche, "Detesto quien me roba la soledad sin a cambio ofrecerme una verdadera compañía".

Violet Lee.

La Inmensurable Travesía de un Alma Enamorada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora