Especial: Chapter XXXIV

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- Especial (Parte X)

- "El Francés y la Hija del Terrateniente Inglés"

Entre las frías paredes de su despacho en el Boheme, Eric escribía algunos pendientes. Ese día llegaba un contrabando de Whisky Irlandés, dos de sus mejores hombres estaban al tanto de la tarea, e irían al muelle destilando sobornos por algunas guineas, y así lograr su cometido. Se trataba de algo cotidiano para ellos, con poco esfuerzo y complicaciones, debido a las iterativas ocasiones en que lo hacían.

Eric asumía que al casarse con Clarise, no podía exponerla al peligro de sus negocios, a su desprestigio propio y al de su familia, y a la censura de sus asuntos. Tenía planeado asentarse en las afueras. Cerca de la familia McQuaid, para la mayor tranquilidad de Clarise. Además, desde sus orígenes, Eric disfrutaba el trabajo que pudiera realizar con sus propias manos. Sentía amor por preservar la tierra, y la idea de materializar un hogar, lo llenaba de ilusión. Algo que nunca él había tenido el placer de gozar.

Estaba sentado absorto en sus pensamientos. Minutos antes habían estado James y Jolene junto a él en la habitación. Pete Donovan fue el relato principal de la reunión, algo que a Jolene no le agradó del todo. Y Eric lo sabía. Desde que había escuchado su nombre en la propiedad de los McQuaid, algo se activó en él. Cierto sentido de autodefensa. Pues el prestigio de Donovan, en su mente no era precisamente el de un simple ladrón. Las paredes aún guardaban con recelo, el frenesí de pánico en el que entró Jolene al escuchar la noticia. Y la furibunda mirada de James en su semblante, que cotidianamente estaba lleno de hilaridad.

- ¡No puede ser posible!. Tal vez, haya la pequeña posibilidad de que Lord John, estuviera en un error. Pudo ser otra persona.- exclamó Jolene con pánico, levantándose de su asiento y colocando una mano en su frente. Bajo las miradas preocupadas de James y Eric.

- Jolene, no están en un error. Pete Donovan goza con el mismo peso de reputación que un juez. Y el mismo reconocimiento de un marqués. Entre los regulares, es infalible no saber de quién se trata.- contestó Eric, con seriedad. Jolene se paseaba de un lado a otro por el despacho, y James seguía ensimismado, como si intentara hallar las palabras correctas para no alterar más a Jolene.

- Siento que voy a desfallecer, de repente estoy mareada, y con náuseas.- bufó una pálida Jolene, con tono ofuscado. Sus palabras fueron un abierto estímulo para James, y se levantó de un brinco de su silla, para acercarse a ella. Los ojos de Eric se dirigían a ellos con minúscula sospecha. Conocía a Jolene desde una corta edad, y a James como la palma de su mano. Así que era de intuirse, la relación creciente entre ambos.

- Todo estará bien, Jolene. Estamos aquí. - dijo James extendiendo sus brazos hasta la muchacha, esta se acercó a él, y se destrozó en un mar de pequeñas lágrimas. - Ve con las demás y tómate un té, estarás bien. Nosotros nos aseguraremos de ello. - replicó James decidido, dirigiendo su mirada hasta Eric, quien asintió con el mismo entusiasmo. Jolene los miró a ambos con una sonrisa forzada, y dando nerviosos traspiés, salió del despacho.

James se acercó a la puerta, que ella misma había cruzado, y cuando sintió sus pasos realmente alejados, encaró a Eric que jugaba con su reloj de bolsillo.

- Debemos buscar a ese infeliz, y asesinarlo, Eric.- Exclamó James inyectado en furia, rasgo inusual en su carácter pausado y poco temerario.

- No hay que precipitarse, James. Lo odio y detesto tanto como tú por lo que le hizo a Jolene hace años. Pero no podemos hacer algo así, sin premeditar nuestros actos primero. - respondió Eric con severidad, induciendo un breve silencio por parte James, pero acompañado de pesados suspiros. - No quiero inmiscuirme en lo que no es de mi interés, pero para nadie es un secreto que ustedes comparten sus afectos.- miró a James con cautela, y éste bajó la mirada hasta sus botas enlodadas.- Por eso te preguntaré esto una vez, y solo una vez. ¿Han estado juntos?.- preguntó Eric, siendo directo.

La Inmensurable Travesía de un Alma Enamorada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora