- Especial (Parte IV)
- "El Francés y la Hija del Terrateniente Inglés"
Los días pasaban, y Eric se sentía arrastrado en agonía por ellos. Él solo vivía, no sentía, no demostraba nada. El "Boheme" iba de maravilla, los diplomáticos más reconocidos de Londres perdían en consecutivas jornadas nocturnas su dinero en apuestas y cualquier otra decadente actividad que el establecimiento del francés ofreciera.
Jolene se sentía preocupada por él. Desde que Clarise había visitado el "Boheme", nada era igual con respecto a Eric. Él siempre había sido un hombre reservado, pero ese encuentro tocó una fibra de él que lo debilitó. Era como despertar sentimientos adormecidos del pasado. Porque nunca fueron superados.
Entre las mujeres que trabajaban en el bar, habían cotilleos referente a la pareja. Algunas decían que era su amante, esposa de algún Lord que solo buscaba diversión. Otras que era una simple muchacha que él había embarazado. Pero Jolene sabía que nada de esas habladurías banales, eran ciertas. Presentía que entre ellos existía otra clase de conexión, más subjetiva, pero se mantenía alejada del tema. Cuando Eric quisiera hablarlo, lo harían. De lo contrario, la posición del francés sería respetada.
Jolene sentía un gran afecto por Eric. Él la había rescatado de las calles cuando ella contaba con escasos quince años. La madre de Jolene, Annika, era una prostituta que nunca se preocupó por ella, la cual murió de una extraña enfermedad cuando Jolene tenía solo doce años. Tampoco conoció a su padre, así que estaba sola en el mundo. Al convertirse completamente en huérfana, las calles de Londres fueron su refugio. Donde se limitó a robar. Tal vez el pasado de Jolene fue su conexión más fuerte con Eric, él había vivido de la miseria desde niño.
Su primer encuentro con Eric fue en el mercado de Londres, donde él la rescató de uno de los dueños de los numerosos puestos en el mercado. Ella intentó robar una manzana, y el hombre al encontrarla con el plan en acción, sentenció cortarle una mano como castigo. Eric hizo un trato con el dueño del puesto y dejó a Jolene en paz por un par de libras. Desde ese momento se hizo cargo de Jolene. También conoció a James, el hombre de confianza de Eric. Las raíces de su amistad eran desconocidas por Jolene, pero sabía que ambos tenían influencias precarias en su juventud. Eric un ladrón criado en un burdel. Y seguramente James no tendría un pasado muy difuso al de su amigo. Entre Jolene y James siempre hubo algo más que un cariño fraternal, pero siempre preferían dejarlo estar, y mantenerse al margen uno del otro. Aunque se defendían con dientes y garras cuando fuera necesario.
Había pasado un mes, desde que Clarise pisó el establecimiento. Eric no tuvo más noticias de ella. Sabía que era lo mejor para Clarise. Pero él moría un poco cada vez que su mente la imaginaba. Era la única. Se encontraba sumido en sus pensamientos y melancolías cuando Jolene entró a su despacho.
- Eric... Ha venido el mensajero de Evan Campbell, y ha dejado esto para ti. - dijo entregándole un sobre con el sello de los Campbell. - Gracias Jolene, puedes retirarte. - dijo con un tono gélido a lo que la muchacha solo asintió y se marchó.
Al abrir el sobre, notó que se trataba de una invitación a una cena esa misma noche en su casa. La invitación también mencionaba la presencia de Jamea. El motivo era para conmemorar su nuevo título de Barón. Sonrió ofuscado por lo tajante que se escuchaba "Barón Evan Campbell". No disfrutaba esas tertulias, pero siendo Evan, debía ir. Eran grandes amigos desde la última década, le fue de gran ayuda con la compra y puesta en marcha del "Boheme" . Y cada vez que algo con el contrabando salía mal, Evan aparecía al rescate de Eric. Era como un hijo para él.
Algo que pocas personas sabían por la seguridad de Evan y su familia, es que pertenecían al Clan Campbell de Escocia. Uno de los principales clanes durante la rebelión jacobita en las Tierras Altas. El clan era originario de Highlands. Su abuelo Andrew Campbell había luchado y fallecido en la batalla de Culloden, en 1746. Para ese momento, la esposa de Andrew huyó con su único hijo, Bruce Campbell a las tierras bajas de Escocia o Lowlands por miedo al ejército británico. Para luego marcharse en un barco a Inglaterra en 1750. Llegando así, a trabajar de cocinera en la mansión de un Lord mientras Bruce era preparado como mozo de cuadra desde pequeño. Permanecieron allí hasta la muerte de su madre en 1770. Jenny, su madre, sufría desde hacía ya un tiempo, de una enfermedad respiratoria. Por lo que al morir ella, no había nada que lo aferrara a quedarse trabajando como mozo en la mansión.
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La Inmensurable Travesía de un Alma Enamorada.
Romance- Intentar descifrar el Amor, es francamente imposible. Así que... ¿Por qué colocarle una etiqueta a lo indescriptible?. Si podemos mantener su naturaleza salvaje y a la vez inocente intacta en nuestros corazones.