Chapter XXIV

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      La tragedia que vivo sin tenerte.

Estando sin ti, el uso de los adverbios es insuficiente. Ni el modo, ni la cantidad de las cosas me satisface. Solo la tibia curva de tus labios, que se ha convertido en el infierno cada noche que te pienso. Y es que así te defino, tienes la calidez del paraíso de día, mientras escondes tu compañía del inframundo al caer el sol.

Difuminas las innumerables facetas que carecen de luz en mi interior, encontrando en ellas un rastro inherente de alegría. O al menos lo hacías. Sobrevivo manteniendo el pasado junto a ti. Nadie nos dice que el precio de los buenos momentos, es que una vez que pasan, intentas seguir con tu vida extrañando cada pequeño detalle de lo que se hace llamar un recuerdo. Ya no estoy ni en presentes, ni en futuros, solo en el dulce y angustiante ciclo de vivir recordandote.

La alegría y la felicidad, las defino con tus miradas tiernas y tus labios inefables donde mi cordura se desvanece.

La tristeza y la agonía, le abren paso a tus lejanías y desprecios que fomentan mi soledad. Dirigiéndome al patíbulo de mis emociones rotas.

El hedonismo, está en tu cuerpo, tejiendo alas que te resguardan para superar el paso de las tormentas y los corazones rotos. En el trágico horizonte que marcan tus lados cafés.

Yo soy un poco de todo eso, tal vez Esquilo se inspire en mí para una nueva tragedia. No una griega, más bien, una intensa desolación de lo que ha sido la vida de un pobre individuo que padece de la amarga y cruel melancolía de tu falta.

Violet Lee.

La Inmensurable Travesía de un Alma Enamorada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora