Tráfico de Sentimientos.Traficando sentimientos, te mueves entre los corazones. Dejando en el camino contrabando de tristezas y leves gotas de infalible amargura. Aún y cuando hay un camino por seguir, yo no avanzo. Mi barco encalló en tus aguas de miseria y desamor, sin retorno a las pasivas arenas que ofrece otro atardecer. Ni la totalidad de poetas en sus versos desaliñados, encontraron las palabras para describir con cautela los agravios en los que me dejaste deshecha. Perturbada y ensimismada, sigo escribiendo letras que pierden sentido al ser terminadas. Mientras nace la agonía, se muere el sentimiento.
Traficando sentimientos, sigues grabado en mi mente. Tatuado en los paisajes que admiro, y resonando en las canciones que escucho. Me quedé callada de pronto entre la música latente, ya ni los coros me animan, ni las estrofas me comprenderían. Dejé de cantar cuando te marchaste, quedando sin voz al recordarte, y esperando versos entre los desolados momentos. Mientras mi corazón fluctuaba en la estimación de lo que fue, y en el odio de lo que pudo haber sido, mi vida contigo. Ahora, apenas queda el pobre vestigio de una pasión descamisada por la inerte sensación de las almas rotas.
Traficando sentimientos, sigues creencias ortodoxas. Creé un río nefasto de lágrimas, y a orillas de sus piedras con hormigas, me senté. Detallando claramente la pureza de mis afectos, y el egoísmo deliberado de las mutuas encrucijadas de las afecciones. Y es que el contraste es lo que resalta un amor, dejando de lado las creencias que invocan una fuerza mágica. Aunque se mantenga la noción de lo inenarrable, el corazón no debe dividirse, el corazón debe expandirse.
Traficando sentimientos, me encontré en medios entreverados. Ese momento en el que llegas al adagio de tu vida, con una apología de amor y sensatez, pero que la experiencia llega borrando cada línea de lo que creías. En el lugar donde un mal soneto, acabaría para siempre con las pesadas ilusiones que llevas a rastras. Y es que incluso las presencias se basan en un escaso y pobre torbellino de demencias sin lucro alguno. Aunque quiera vivir en las letras de una balada con tintes felices, el ritmo del blues, logra escabullirse entre mis rizos y no queda nada más. Nada más que seguir viendo el cielo llorar.
Traficando sentimientos, volví a ser la misma. La misma que reía y cantaba sin razón aparente de querer volverse entre las redes ominosas de la cordura. La misma que con frágiles argumentos, aplaudía la belleza de la vida; que lograba entrever bajo las manchas negras de miseria. La misma que tal vez con suerte, encontrarás entre los versos de algún tango. Aquella que admiraba la belleza de los ojos, y la dulzura del corazón. La misma que, a pesar de no estar en un mundo perfecto, tenía el privilegio de usar verbos en un presente incierto, en vez de en pasados recordados. La naturaleza de la vida, puede llevarnos hasta lugares insospechados. Puede hacernos bailar con todo el talento, o desfallecer con toda la fuerza. Puedes reír y llorar con la misma intensidad de coros y estrofas escondidos. Incluso puedes amar sin hablar, y entristecer con ferocidad. Pero lo único que sigue siendo tuyo, es tu esencia tras los golpes. La esencia que te mantiene a flote vociferando arduos incentivos de lucha. Tras golpes que te abordan con violencia en un ring de presencias invisibles. Donde incluso el contrincante puede resultar imperecedero, pero que te azota con sus males y benevolencias previas. Y es ahí donde la invisibilidad tiene rostro, e incluso sustantivo propio. Es ahí donde nos batimos en duelo, contra las feroces y tenues tempestades de la Vida. Y recuerda, que aunque el tiempo sea variable, la esencia siempre es constante.
Violet Lee.
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La Inmensurable Travesía de un Alma Enamorada.
Romance- Intentar descifrar el Amor, es francamente imposible. Así que... ¿Por qué colocarle una etiqueta a lo indescriptible?. Si podemos mantener su naturaleza salvaje y a la vez inocente intacta en nuestros corazones.