Parte 15 Otro desenlace desafortunado

73 1 0
                                    

Me sentía una idiota.

¿Por qué había me había dejado arrastrar por él, cuando lo que menos necesitaba era que estuviéramos solos?

– ¿Qué es lo que te propones, Raphael? – Lo interrogué una vez que nos encontrábamos relativamente lejos de la mirada enfurecida de su hermana.

– No sé a que te refieres, Rennesme. ¿Yo proponerme algo? ¿Qué? – Su tono inocente no engañaba a nadie.

– Deberías saber que no estas hablando con una tonta. Tus palabras tenían un doble significado. Ahora bien, puedes decirme que te propones, o me voy de vuelta con Malenne.

Se quedó callado, mirándome a los ojos.

Convencida de que no diría nada, le dediqué una última mirada frustrada, y me di la vuelta, haciendo que mi larga cabellera le golpeara la cara. No es que fuera a hacerle daño, pero bueno.

Algo es algo.

– No, vamos Renesmee, no te enojes. – Dijo, agarrándome del brazo y girándome de nuevo hacia él.

– Suéltame, Raphael Blancquarts. Si no eres capaz de decirme que tienes en mente, y por qué tu hermana se puso así, será mejor que terminemos esta conversación. – Las palabras salieron todas juntas. Había pretendido que no sonara enfadada, pero fracasé rotundamente.

– Por favor, Nessie. No te pongas en ese plan. Solo quiero que Malenne entienda las estupideces que hace. – Respondió con naturalidad.

– ¿Y en que puedo yo serte útil con respecto a eso? – Lo interrogué, cada vez mas enojada.

– No te imaginas cuanto... – Suspiró.

– De verdad, Raphael, no te sigo. – Estaba contrariada. En parte porque de verdad no era bueno que pasáramos mucho tiempo a solas. No ahora, cuando era probable que mi amigo sintiera algo que yo no podía retribuirle. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¿Y por qué no me molestaba la idea? ¿Por qué la reacción más lógica, alejarse, no aparecía? ¿Por qué incluso me mostraba más cercana a él? ¿Qué demonios había pasado en la piscina para que esas nuevas emociones me persiguieran?

– Es solo una broma, Renesmee. No pretendo usarte de modo alguno, solo quería que Malenne escarmiente. – Sonrió con todo el brillo de sus dientes blancos. – Ella cree saberlo todo, percibirlo todo, pero esta equivocada, auque me gustó la idea de jugar con eso. Mi hermana no es la única que puede causar malestar en el otro.

– ¿Y qué es eso que tu hermana piensa con respecto a ti? – Aunque claro, no necesitaba aclaración alguna.

– Tal vez deberías preguntárselo tú. No soy la persona indicada para decirlo. – Admitió. – Pero no pensemos en eso ahora. ¿No sería bueno que bailemos un poco?

¿Acaso tenía sentido oponerse cuando al final iba a terminar haciendo lo que él quería?

Sin decir nada más, a pesar de que en realidad me sentía enojada, me dejé llevar. Nos deslizamos llenos de gracia entre la gente buscando un buen lugar para poder bailar. Raphael era un bailarín formidable, se movía con garbo y firmeza al mismo tiempo. Me sujetaba fuerte la cintura, apretándome a su cuerpo frío como el témpano. Aunque esto no logró desconcentrarme del momento, mantuve la compostura en todo instante. Era bueno saber que ante un momento tan intimo como lo era ése, no perdía el temple.

El hecho de que no parara de mirarme directo a los ojos, hacía que yo estuviera absorta en nuestro baile. Él dirigía la danza, obviamente. Me hacía girar en círculos elegantes, para luego volver a aprisionarme entre sus brazos de mármol. Con el movimiento, la gran abertura del vestido dejaba entre ver parte de mis piernas. En varias ocasiones, el vampiro hizo que lograra un espectacular giro, para que la tela se elevara y mis extremidades se vieran cuan largas eran.

Ocaso Boreal - Continuación de CrepusculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora