Manejé deprisa camino a La push, estaba ansiosa por ver a Jacob otra vez.
El solo pensar que los momentos con él por ahora estaban contados, hizo que entristeciera. Pero, una vez más, sabía que era algo que quería hacer, y si bien le era difícil, apoyó mi decisión.
Una de las cosas que había hecho que tardara en tomar mi resolución fue el hecho de no saber hasta que punto él lo soportaría. No es que para mí fuera a ser fácil, desde luego. Pero para él, yo era el objeto de su imprimación. Lo había visto de primera mano con todos los otros hombres lobo de La Push como para entender lo difícil que podría resultar una separación. Cuando lo planteé en primer momento estuvo "casi" de acuerdo.
Tuvo que pensárselo un tiempo lo suficientemente extenso como para decir abiertamente, sin ningún atisbo de amargura en su semblante, que me apoyaba. Aunque claro, yo no era mi padre, y no estaba en su mente continuamente. Tal vez era algo que debería preguntarle. Pero me cohibía increíblemente hacerlo. Si tenía una respuesta afirmativa del dolor de Jacob, seguramente abandonaría mis planes sin ningún tipo de problema.
Pero no era egoísmo lo que me impulsaba a no hacerlo. Entendía el dolor que podría infringirle a Jake, pero también sabía que el podría soportarlo, primero porque era fuerte, y segundo, porque no le estaba abandonando. Estaba alejándome un tiempo. Solo eso. No era algo definitivo, y si había algo que era para siempre, aparte de mis padres y mi familia, eso era mi amor por él.
Decir que estaba segura de mis sentimientos por Jake era quedarse corta, así que no me importaba la distancia de un modo en que le importa al resto de las parejas. Confiaba ciega y completamente en mi hombre lobo, así como él en mí.
Doblé por el camino que me llevaba hasta First Beach, y de camino al hogar de Jake.
Esperaba que Billy no estuviera en la casa. No es que me molestara, ni mucho menos. Sino porque no podía asimilar que ya era una mujer, no importaba que hubiera nacido hace siete años. Me seguía viendo como ese bebé de mejillas rosadas.
El trayecto, como siempre, me resultó demasiado largo, aunque de hecho, eran unos pocos kilómetros. Cuando llegué, él estaba en la puerta, esperándome. Era el mismo rostro que el sueño de la mañana, moreno y hermoso.
Su sonrisa, blanca y franca, me causó una gran ternura, como siempre. Cuando salí de mi coche, él me dio un abrazo fuerte y cálido, que devolví gustosa.
Era ligeramente más fuerte que él, y también mucho más rápida, una cualidad que se la debía a mi padre, el vampiro más veloz que conocía. Las primeras carreras que jugábamos, cuando era una niña, siempre me las había ganado, pero cuando mis piernas se alargaron pude derrotarlo con facilidad. Algo que le caía increíblemente mal. Odiaba que su "novia" lo derrotara en cosas que él consideraba solo de chicos.
Vaya mal perdedor.
- Cielo, que gusto verte. - Dijo con la voz cargada de dulzura.
- Hola amor, he venido a saludar, tengo que aprovechar todo mi tiempo.
Su mirada se entristeció de repente.
- Oh, jake, hemos hablado de esto, no hagas sentirme más culpable. - Le dije.
-No preocupes por mí, es solo que voy a extrañarte mucho. Se me hará difícil no verte todos los días.
- Lo sé amor, pero realmente es algo que quiero hacer, amo Forks pero quiero conocer el mundo.
ESTÁS LEYENDO
Ocaso Boreal - Continuación de Crepusculo
VampirosSola, como estaba en ese lugar, no me hubiera costado para nada volver corriendo a Forks, como la niña tonta que en realidad era. Los días eran difíciles, las noches solitarias. Y era poco lo bueno que podía sacar de esa experiencia en general. Aunq...