Una bestia. Un mostruo. Algo inhumano. Aquello era a lo que se asemejaba Gaara en aquel momento. Tras varios segundos, que parecieron interminables, de gritos agonizantes, la mitad de su cuerpo se transformó. Parecía de alguna manera una bestia de arena. Su oscuro ojo brillaba con las ansias de matar. También tenia extremidades enormes, y la parte del rostro que unía la cara a Gaara se desfiguraba en una sonrisa. Saltó para atacarla, mucho más rápido que sus ataques en el estadio. Ella pudo esquivarlo y esconderse tras un árbol.
No le fue difícil entender que no podría ganar, no con su nivel actual. Si bien quizás a Gaara sí, a la bestia no. Y ahora no sabía cual de los dos era el que gritaba que la mataría.
Es cierto, pensó, no puedo ganar. Pero, tampoco puedo perder.
Aquello le recordó a un suceso concreto. Debido a la extraña condición de su kekkei genkai, que hace que sólo un hijo lo posea, y que su poder sea mayor que el de los padres, crearon una tradición. El hijo que posea dicha habilidad, al cumplir 11, debía enfrentarse a uno de sus padres, el que poseía el kekkei genkai. Un combate a muerte. La mayoría de las veces ganaba el hijo, y perdonaban la vida de sus padres. El resto de veces, los padres asesinaban a sus hijos.
Su padre era el hombre más fuerte del clan, y ella, pese a tener supuestamente sus poderes ampliados, no era tan fuerte como para vencerlo. Su madre lo supo, como también sabía del terrible destino de los niños que no pasaban la prueba. Se puso a gritar, y a intentar detener a su marido, pero él la encerró en casa, no queriendo que les interrumpiera.
El combate duró mucho tiempo. Ella no podía ganar, pero tampoco podía perder. Acumuló innumerables heridas, pero aguantó hasta que anocheció. Cabe decir que empezaron nada más salió el sol. Y justo cuando dieron las 12 de la noche, ella se desvaneció, pero su padre la sujetó en el vuelo. Aquella fue la primera vez que él trató sus heridas, y le dijo que se encontraba orgulloso de ella. No, no había ganado. Pero no, tampoco había perdido. A partir de ahí comenzó a hacerse más fuerte.
Y ahora se encontraba en una situación similar. Se calmó y salió para enfrentarse a Gaara. Pensó que no debía usar su kekkei genkai hasta que la situación no fuera crítica, pues se cansaría demasiado rápido, además de que previamente ya lo había usado en el combate. Hizo su técnica de ráfaga de cien agujas de viento, logrando herir la mano del monstruo de Gaara. Pero fue grande su sorpresa al ver como este comenzaba a sanar al poco tiempo.
Cambió de plan. Al parecer, de la arena que Gaara guardaba, podía crear sus extremidades, por lo que hizo aparecer una cola. Con esta se impulsó, destrozando siempre los árboles en los que (T/N) se encontraba. Desenvainó su espada, y moldeó chakra para recubrirla con rayos. Como ya conocía, el rayo es el elemento que mejor va contra la tierra. Usó su kekkei genkai para así ganar mayor velocidad. Y en el momento en que Gaara se lanzó hacia ella, lo esquivó y cortó una de sus extremidades de arena.
-Espera... ¿qué?
Dijo ella, tapandose el abdomen, que chorreaba sangre. Pensó que lo había esquivado, pero en el mismo instante Gaara creó una estaca de arena que la atravesó. Lo supo cuando vio que aún tenía la estaca clavada. No podía quitársela, porque si lo hacía se desangraría. Gaara volvió a atacarla, y ella se puso de pie para esquivar, pero se quedó inmóvil por el dolor. No podía siquiera respirar.
Fue golpeada con dureza, y aprisionada contra un árbol. El chico cada vez reía más fuerte, mientras la apretaba y la hacía ahogarse y sangrar. (T/N) pensó que en cualquier momento moriría. Cerró los ojos, recordando lo feliz que había logrado ser en aquel poco tiempo en la hoja. ¿Cuantos meses habían pasado? Sin duda los recuerdos del incidente sonaban muy distantes. Naruto se había convertido en un amigo imprescindible para sus travesuras. Aún recordaba cómo él puso un borrador en la puerta, que cayó en la cabeza de Kakashi. Su profesor no siempre estuvo para ella, pero siempre los protegió arriesgándose. No era muy bueno expresando sus emociones, pero les quería. Tanto Gai como Asuma fueron un reflejo de una figura paterna, la enseñaron y se preocuparon por ella. La hicieron más fuerte.

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Bitter [Uchiha Sasuke]
ספרות חובביםSus labios eran dulces, pese a lo amargos que eran sus besos. Aclaraciones en el primer capítulo.