14• Sin olvidar quién eres tú.

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Especial Park Jinyoung ½.

Un día de octubre de 2020...

—Yugyeom está muy jodido —Mark niega con la cabeza, llevándose ambas manos a la frente, depositando todo el peso de su torso sobre sus codos en la mesa.

—Lo siento.

El sonido de mi voz es apenas audible, no sé qué más decir. Nuestra situación actual es una mierda, y siendo aún un grupo de desconocidos, nos estamos viendo caer uno a uno frente a todos sin poder controlarnos.

Mark decide que ya se ha lamentado suficiente por su pequeño amigo, así que se reincorpora, apoyando ambas manos sobre la madera, regalándole una rápida inspección al lugar que se ha vuelto nuestra guarida personal para todos nosotros desde que estamos al tanto de la verdad. Esta especie de búnker se ha vuelto nuestra cabina secreta en donde planeamos poco a poco el rescate de Paige y Cian, pero más que nada, se convirtió en el único lugar en el mundo en el que este jodido grupo de desconocidos, puede abrirse y lamentarse en silencio y a los gritos frente al resto, o por sí mismo. Un lugar que, en todo este poco tiempo, puede que nos conozca más que toda nuestra familia.

Aquí dentro podemos compartir nuestra realidad, esa que no es compatible con el mundo allá afuera. Esta realidad, la más dura de todas, porque si bien la estamos procesando aquí dentro, está mucho más allá de lo que la gente, en su día a día, puede ver.

—¿Cómo está Jackson? —me pregunta en un suspiro, haciendo retumbar la pregunta en la soledad del lugar, en la que solo nos encontramos él y yo.

Trago saliva al mirarlo. Hoy Jackson también me ha preguntado por Mark.

—Él está bien. Tal vez demasiado —me lamento. El chico de cabello castaño me dedica una mirada de reojo, yo niego con la cabeza.—. Está tan decidido a esta mierda tanto como yo. Está tan dispuesto a entregarlo todo por este plan que aún no acaba por formarse en su totalidad, que a veces llego a creer que Jackson tiene algo más por qué luchar.

Yo, que estoy sentado a su lado, pero de espaldas a la mesa, suelto una bocanada de aire, dejando que mi espalda se recueste sobre el borde de la mesa, sosteniéndome por los pequeños segundos que estoy dispuesto a relajar mi mente.

—¿Dices que piensas que existe un motivo que va más allá de él mismo?

—No lo sé. Él siempre ha sabido sobre esto, pero nunca antes había estado tan envuelto. En cuanto le dije cómo estaban siendo las cosas y lo que comencé a planear, no dudó ni un segundo en decirme que cuente con él para lo que sea. Y entre tú yo, Mark, me aterra.

—¿Que se involucre?

—Que se involucre él, Youngjae. Por eso mantuve a Jaebeom fuera, porque no quiero nadie más en esto. A Youngjae y a Jackson los necesitaba para vigilar a Myeong, pero Jackson se me escapa de las manos.

—Tienes unos amigos increíbles —suena pasmado—, creo que están tan locos como tú.

—Ah, Mark... —exhalo— Gracias a ellos el plan está tomando una forma nueva, algo que nos dará mucho más acceso a todo. Pero siento que estoy arriesgando demasiado. Esto no es una tontería, y si llegara a pasarle algo a alguno de ellos no me lo perdonaría jamás. Ellos no tienen por qué estar haciendo esto. Esta no es su lucha y... —me tomo un momento antes de hacer el descargo por primera vez de lo que siento al respecto— Si llegara a pasarles algo, las manos manchadas por su asesinato serán las mías.

—¿Qué dices? —inquiere el chico, como si se tratara de la cosa más sinsentido que haya escuchado jamás— No será tu culpa. Tú no los matarías. Además, no es eso lo que va a pasar.

Las reglas de un corazón roto. #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora