Capítulo 38.
Especial Park Jinyoung ½.
Mi corazón late con fuerza ante el miedo de estar escuchando las palabras que Paige le dedica a Yugyeom, ahogándome en la incertidumbre gracias a que el cuerpo del chico está enderezado, con un ligero ademán hacia adelante, al acecho de su próxima víctima, sin embargo, estático bajo el poder de cada sonido que la pequeña Tuan libera al hablar, tan valiente como ella sola, y no puedo creer que él se atreva a decirle que no merece llevar el apellido que tiene.
Él nunca ha visto la verdadera cara de esta historia, el apellido Tuan es el único que ha tirado del hilo desde el inicio, para todos los presentes y los que ya no están tampoco. Ese apellido nos ha convertido en héroes anónimos a todos. Y aunque él mismo no lo vea, es el único apellido que hasta a él lo mueve.
—Espero que seas feliz —sentencia ella, clavando sus ojos verdes en la silueta de un chico que, parece no estar apto para brindar algún tipo de respuesta.
Paige suelta su arma, haciendo rebotar el sonido cuando choca contra el suelo, y mi corazón se alborota lleno de terror. ¿Qué está haciendo? Rendida luego de sentir que lo ha perdido todo, voltea sobre sus talones para darle la espalda, ¡habiendo ya soltado su arma! ¡Está loca!
Observo en cámara lenta como Yugyeom reacciona al despertar del trance, tardando pocos segundos hasta encontrar el arma en el suelo, hirviendo de ira ante tanto parloteo y comparaciones, furioso consigo mismo al encontrarse incontrolablemente sumiso ante alguien que no es evidentemente una simple amiga o un mal recuerdo para él. Luego de tantos años Paige sí tiene efecto en todo su ser, y eso a Yugyeom no le agrada para nada.
Me arranco el equipo de comunicación y trago saliva, temblando, cuando mis pasos avanzan hacia su alta silueta al tiempo que él se agacha para tomar el revólver entre sus manos, me siento morir al ver tal escena, desesperado, y anonadado. Sé que no tuve las mejores oportunidades para conocer perfectamente al menor de los Kim, soy consciente de haberle suplicado a Paige que pierda las esperanzas con él, cuando, en realidad, yo nunca las he perdido por algún estúpido motivo. Y si bien nunca tuve demasiado claro si él la seguía queriendo, hace dos segundos confirmé que él es tan idiota como yo, manteniendo el mismo sentimiento luego de años, incluso siendo este más fuerte que antes, luego de toda la mierda, de estar rotos y sentir el corazón partirse con cada día, sintiendo cómo es un amor que se nos escapa de las manos. De repente creo que, tal vez, Yugyeom y yo no somos tan diferentes, pero aquel pensamiento se esfuma rápidamente de mi cabeza, porque yo estoy estúpidamente enamorado sabiendo que nunca seré suficientemente bueno para ella, mientras que Kim, está estúpidamente enamorado creyendo que quien no lo merece es ella, y esto lo entiendo en el momento que mi corazón se detiene cuando lo veo estirar su brazo apuntando el arma hacia la espalda de quien solía ser su más cercana amiga.
Me abalanzo hacia su cuerpo, sujetando su muñeca con tal furia que le retuerzo la piel hasta que suelta el objeto, descubriendo también que con su rostro ha aprendido ocultar el dolor que realmente siente, ya que me observa con cierta gracia, como si yo fuese tan estúpido como para creer que él en serio iba a dispararle. Y yo no estoy para juegos, este chico puede estar sintiendo el dolor del mundo, pero nunca nadie levantó un arma sin tener la mínima intención de disparar, y este pedazo de mierda en el que se ha convertido piensa que los culpables de sus problemas es lo que tiene alrededor, o que descargarse con lo primero que vea sanará lo que le arde en el interior.
Me analiza como si me conociera de toda la vida, sus pupilas están clavadas en las mías como si disfrutara por demasía lo que está causando, casi como si se estuviese probando a sí mismo que tenía razón. Aunque no sé en qué. No puedo negar que da miedo, Paige lo ha comparado con Bambam, y es cierto, tienen la misma mirada. Solo que la de Yugyeom está rota.
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Las reglas de un corazón roto. #4
Roman d'amourA un año del mayor acontecimiento de su vida, Paige todavía intenta librarse de los traumas y la culpa que la abrazan luego de perderlo todo. Buscando la forma en la que podría aceptar darse una oportunidad para retomar su vida normal, Devan Bélange...