Mantener la compostura.

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Siempre que acabo una sesión en la que tengo que hacer maquillajes de fantasía durante dos o tres horas, termino más cansada que si hubiese estado trabajando en la cafetería una jornada completa. Por lo que en cuanto llego al trabajo, tras saludar a Claire, mi compañera en este turno, me sirvo un café bien cargado, tratando de recuperar las fuerzas, que me harán falta para afrontar las horas que me quedan aquí. Tras ponerme el uniforme, me sitúo en la barra, donde hoy me tocará atender la mayor parte del tiempo.

Cuando me toca trabajar en esta zona, simplemente me limito a poner cafés para llevar, y a cobrar cuando la gente se va del local. Eso hace que el tiempo se me pase mucho más lento, así que gracias a que todo el frente de la cafetería es de cristal, al menos me puedo entretener observando a las personas que pasan por la calle. Montándome pequeñas historias en mi cabeza sobre sus posibles vidas.

- Parece que es una tarde tranquila.- Comenta Claire apoyándose contra la barra, comprobando que en ninguna mesa reclaman su atención.

- Creo que preferiría que no lo fuera, al menos si estoy ocupada no se me hace tan soporífero estar aquí.- Ella se ríe negando con la cabeza. Es una chica un poco más baja que yo, de tez oscura, bastante delgada, con el pelo con un corte bob, y los ojos casi negros.

- ¿Un día largo?- Pregunta mirándome de reojo, mientras juega con sus dedos sobre la bandeja que sujeta entre su codo y su cintura.

- Bastante, estoy deseando que se termine.- Ella me dedica una pequeña sonrisa, justo antes de que alguien en una de las mesas levante su mano para llamar su atención. Me limito a observar como se aleja, para segundos más tarde volver a centrar mi atención en la calle.

Después de que pase aproximadamente media hora, observo como se detiene un grupo de unos cuatro chicos a la derecha de la entrada, llevan pantalones negros, y aunque las camisetas son en distintas tonalidades, todas ellas son oscuras. Tras unos minutos hablando entre ellos, el que estaba de espaldas a la cafetería, se separa del cristal, haciendo que el que se encontraba a su lado se separe lo suficiente como para dejarle el camino libre. Veo como se detiene frente a la puerta, esperando un segundo a que ésta se abra automáticamente.

Es bastante alto, a simple vista diría que su altura es bastante similar a la de Ashton, su piel tiene un tono bronceado y observo como su brazo izquierdo está adornado con diversos tatuajes. Cuando subo mi mirada a su rostro, para sonreírle amablemente al ver que se dirige hacia mí, tal y como debo hacer con toda la clientela, soy consciente de que tiene el pelo bastante corto y mientras que los laterales de su cabeza son oscuros, la parte superior está teñida de un tono azul bastante fuerte. Las facciones de su rostro son bastante duras, y ni siquiera hace como el resto de clientes que suelen imitar mi sonrisa, él se mantiene exactamente igual.

- ¿Tenéis café para llevar?- Pregunta en cuanto se sitúa a escasos centímetros de la barra, y no me sorprende que el tono de su voz sea tan áspero y rudo como la expresión de su cara. Yo asiento con la cabeza, y en ese instante es cuando percibo un suave olor a tabaco, que se intensifica por momentos, hasta que veo el humo subir por un lateral de su cuerpo, por lo que me inclino lo suficiente como para poder ver su mano con claridad.

- Disculpe, ¿podría apagar el cigarro? No puede entrar con él encendido.- Le pido con amabilidad, a lo que él baja su mirada hasta el lugar en el que se sitúa su mano, como si no supiera que sujetaba nada con ella, y no tarda en empezar a subirla.

- Perdona, no me había dado cuenta.- Responde en un tono de voz bastante más grave que antes, mientras aplasta el cigarro contra la superficie de mármol que hay entre ambos, yo me quedo totalmente perpleja al ver su acción. A pesar de que me gustaría llamarle de todo, tomo una respiración profunda y me limito a tomar con mi mano la bayeta que tenía colgando del mandil, para poder limpiar el cigarro que acaba de dejar allí y tirarlo a la basura.- Quiero un café americano.- Pide apoyando el lateral de su cuerpo contra la barra.

- Ahora mismo.- Respondo ya sin ningún atisbo de sonrisa ni amabilidad en mi rostro, para posteriormente darme la vuelta, tratando de convencerme a mí misma de que me tengo que controlar, y de que debo mantener a raya mi temperamento.- Aquí tiene.- Le ofrezco el bote de cartón, tras ponerle una tapa de plástico, él simplemente se limita a darme su tarjeta de crédito para que le cobre. Una vez está hecha la transacción, se la devuelvo.- Que tenga un buen día.- Añado, para seguir la política de la empresa, y como era de esperar, no recibo ningún tipo de respuesta por su parte, simplemente se da la vuelta con su pedido y sale de la cafetería, para reunirse de nuevo con sus amigos.

Durante el resto de mi jornada laboral, no puedo quitarme esa escena de la cabeza, causando con ello que se retroalimente mi malhumor. Al terminar de trabajar, tomo mis cosas tras ponerme de nuevo mi ropa, y salgo del lugar, encontrándome con Ashton, que llevaba ya varios minutos esperando junto a la entrada, ambos nos saludamos cortamente y él me observa con curiosidad.

- No tienes muy buena cara.- Comenta justo antes de empezar a caminar, yo suelto un bufido y decido contarle lo sucedido.- Hoy se te ha llenado el cupo de imbéciles a los que soportar, entre ese tío y el de esta mañana.

- Y que lo digas, estoy deseando meterme en mi burbuja y olvidarme de este día.- Él sonríe con dulzura, antes de rozar mi espalda con una de sus manos.

- Sabes que es uno de los problemas de trabajar de primera mano con la gente, deberías estar acostumbrada.- Yo niego con la cabeza, mientras sujeto, rodeando con ambos brazos, la carpeta con mis bocetos.

- ¿Te apetece una sesión de pintura y después una cena tranquilos?- Pregunto tratando de dejar de lado ya el tema anterior.

- Hoy no puedo, pero para la próxima me apunto.- Yo frunzo el ceño al escucharle, hasta que recuerdo lo que hablamos esta mañana.

- Vas a quedar con Harper.- Sentencio, sabiendo que ni siquiera me hace falta preguntar por ello, estoy más que segura de que esa es la razón.

- Va a venir a casa a por las cosas que ha dejado allí cuando cortamos.- Yo no puedo evitar soltar una pequeña risa sarcástica a causa de sus palabras.

- Pobrecita, que no se puede comprar otro par de bragas y tiene que ir a por el que se dejó hace meses en tu casa.- Ashton se muerde el labio inferior, antes de apartar su mirada de mí, para fijar su atención en algún punto de la calle.

- Estaría bien que dejaras de comportarte así siempre que hablo de ella.- Yo frunzo el ceño al escucharle.

- Lo siento mucho, pero eso no va a pasar, esa tía te ha sido infiel, te ha tratado como una mierda, y sigues yendo detrás de ella como un perro persiguiendo un hueso. Si tengo que ser así de dura para que abras los ojos de una vez, lo voy a ser.- Ashton se limita a suspirar bajando la mirada, y durante el resto del camino hasta la esquina en la que nos unimos esta mañana, nos invade por completo el silencio.- Hasta mañana.- Me despido sin pararme para darle un abrazo como siempre, y él se limita a pronunciar las mismas palabras antes de seguir con su camino.

Rollercoaster. (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora