Descubramos al lobo.

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En el momento en el que las puertas se empiezan a abrir, él se adelanta para salir en primer lugar, por lo que durante unos segundos mi mirada se centra en esa funda que lleva en la espalda, y como habrás podido comprobar, me cuesta bastante callarme todo aquello que se me pasa por la cabeza, por lo que no dudo en abrir la boca y soltarlo.

- ¿Tocas realmente o es prestado para las fotos?- Él tarda un instante en girarse para mirarme, en el momento en el que yo salgo también del ascensor, para segundos después escuchar el sonido de las puertas cerradas.

- No es asunto tuyo.- Responde cruzándose de brazos, de forma que la zona de sus bíceps queda mucho más marcada, y no puedo evitar que mis ojos se centren en ese punto de su cuerpo.- Y tus ojos ¿qué? ¿Usas lentillas para llamar la atención?- Subo mi mirada de nuevo al escuchar su voz, encontrándome con la suya fija en mi rostro.

- Ya me parecía raro que no hicieras algún comentario sobre ello.- Suelto con desgana, ligeramente cansada de que me digan cosas del estilo siempre que alguien me acaba de conocer.

- ¿Eso es que sí?- Pregunta antes de morderse suavemente el labio inferior.

- ¿No sabes distinguir cuando una persona lleva lentillas de cuando no?- Cuestiono con diversión alzando una de mis cejas.- Porque estuvimos lo suficientemente cerca como para que pudieras verlas.

- No eran tus ojos los que captaban mi atención.- Responde encogiéndose de hombros, y en ese momento veo por donde va su intención, por lo que decido seguirle el juego. Creo que no hay nada que me guste más que ver como un tío se hace el duro solamente para ligar, y comprobar cuanto tarda en caersele la careta. Además no tengo ningún plan mejor.

- Sólo me las quito para dormir, o para follar, por lo que pueda pasar.- Veo como él aprieta su mandíbula tras mis palabras, haciendo que esa ligera mueca, en la que sólo eleva un lateral de sus labios, aparezca de nuevo en su rostro. Y esa reacción me hace ver que no estaba nada equivocada.

- Vamos a dejarnos de gilipolleces, me gusta ir directo y dejar de lado los rodeos.- Mi expresión se llena de sorpresa por sus palabras.- ¿Vives cerca?- Espeta de repente, en realidad no pensaba que fuese a ir tan rápido, pero me parece bien que sea así de claro, por lo que me limito a asentir con la cabeza.- Pues si tu intención es echar un polvo, llévame a tu casa. Estoy seguro de que era lo único en lo que pensabas cuando me mirabas durante la sesión.- Su mirada sigue manteniendo ese aire desafiante con el que lleva toda la tarde.

- Vamos.- Indico saliendo del edificio, esperando que él me siga. Caminamos poco más de un par de minutos, dado que el apartamento de Luke está en mi misma calle. 

En el momento en el que cierro la puerta de mi apartamento, veo como él deja a un lado su bajo, ambos nos quedamos mirándonos fijamente durante unos segundos, hasta que él decide acortar la distancia entre ambos, besándome con desesperación, mientras mi cuerpo queda atrapado entre el suyo y la puerta. Sus manos viajan con rapidez al bajo de mi jersey para deshacerse de él sin ningún cuidado, y no tarda en hacer lo mismo con su camiseta, dejando ambas prendas de ropa tiradas en el suelo. 

Yo aprovecho ese momento en el que se ha cortado el beso, para quitarme los pantalones, quedando solamente con el body, él me observa unos segundos, antes de agacharse lo suficiente como para elevar mi cuerpo del suelo, de forma que enredo mis piernas alrededor del suyo. Ambos volvemos a besarnos como si nos muriéramos por devorar al otro, como si ahora estallase toda esa tensión que nos rodeó durante toda la tarde. 

Él aprieta fuertemente mis muslos con sus manos, justo antes de separarme de la puerta para poder caminar conmigo en brazos hasta la cocina, dejándome sentada sobre la encimera. Veo como con una de sus manos saca la cartera de su pantalón, para dejarla a un lado de mi cuerpo y después lleva ambas manos a los laterales de mi cara, gesto con el que cierro los ojos de forma automática, antes de notar como termina de apartar todo mi pelo, para sujetarlo con una de mis manos. 

Al abrir de nuevo mis ojos, me encuentro con esa mirada tan provocadora, que parece que te puede destrozar aunque sólo se limite a mirarte. Él se acerca a mí, pero sin acortar del todo la distancia, por lo que me muevo ligeramente hacia delante, buscando el presionar mis labios contra los suyos, pero al hacerlo, noto como su agarre en mi pelo se hace más fuerte, impidiendo mi movimiento. Por lo que sonrío y saco mi lengua para poder rozar con la punta su labio inferior, algo a lo que reacciona negando con la cabeza, mientras se muerde la zona que acabo de lamer.

Su mano libre empieza a acariciar uno de mis muslos, mientras continúa manteniendo la distancia entre nuestros rostros, simplemente mirándome a los ojos con esa seriedad que le caracteriza. Su mano empieza a subir, hasta situarse en la zona de mi ingle, juega con sus dedos con suavidad sobre el inicio de la única prenda que continúo teniendo sobre mi cuerpo.

- ¿Cómo se quita esto?- Pregunta tirando de la tela hacia él, mientras noto como su respiración gana pesadez.

- Tienes que bajarlo todo.- Explico llevando mis manos a los tirantes del body, bajándolos poco a poco, viendo como él recorre mis movimientos con sus ojos, mientras mantiene su boca entreabierta. En el momento en el que mi torso queda completamente al descubierto, él decide soltar mi pelo, y terminar de tirar de esa prenda, para dejar mi cuerpo totalmente desnudo.

Acto seguido lleva ambas manos a su pantalón y en unos segundos, se libera de toda la ropa que quedaba sobre su cuerpo. Vuelve a pegarse a mí, haciendo que su miembro roce mi sexo, lo que consigue acelerar el latido de mi corazón, Calum empieza a mover sus caderas con suavidad, haciendo que los roces se intensifiquen, mientras vuelve a besarme con la misma necesidad que hace varios minutos, y a la vez que una de sus manos empieza a jugar con mi seno derecho, causando que pequeños gemidos queden ahogados contra sus labios.

Le escucho gruñir en el momento previo a romper el beso, para poder llevar una de sus manos a la cartera que había dejado en la encimera, tras unos segundos saca de ella un preservativo y no tarda demasiado en ponérselo. Observo la velocidad a la que se mueven nuestros pechos, en el momento en el que él sitúa su miembro antes de empezar a moverse con suavidad para introducirse en mí, arrancándonos a ambos un pequeño gemido.

Él comienza a aumentar la velocidad de sus embestidas, al mismo tiempo que su rudeza, yo dejo caer mi cuerpo hacia atrás, hasta que mi espalda choca contra la pared, limitándome a observar sus gestos, viendo como sus manos se clavan con fuerza en mis caderas para intensificar los movimientos.  Decido alargar uno de mis brazos, para situar mi mano sobre su hombro, y de esa forma atraerlo más a mí. Él no duda en hacerlo y volvemos a fundirnos en un beso acelerado.

No tardo demasiado en notar como ahora es él quien suelta pequeños gemidos, y no tardo en ver como alcanza su orgasmo, frenando poco después sus movimientos, mientras apoya su cabeza contra mi hombro. Yo suelto un pequeño suspiro, comprobando que como no podía ser de otra forma, es el típico chico al que sólo le importa llegar él.

Y el resto de la historia, ya la sabes.

Rollercoaster. (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora