He de admitir que desde hace una semana mi humor ha cambiado bastante, hay algo que no me deja estar bien conmigo misma, mi mente no para de reprocharme todos y cada uno de mis comportamientos, como si nunca nada estuviese bien. De hecho me ha pasado alguna que otra situación en la cafetería en la que me he quedado totalmente bloqueada, por alguna razón la vivacidad de mi mente a la hora de tener respuesta para todo, se ha apagado. No es algo que me ocurra muy a menudo, pero cuando lo hace, se queda para acompañarme durante mucho más tiempo del que me gustaría.
Es algo contra lo que llevo bastantes años luchando, tratar de salir de esa espiral de autosabotaje antes de que me atrape por completo, pero por ahora no soy capaz de hacerlo. Tampoco sé exactamente qué es lo que lo causa, puede que esta vez el detonante fuese la situación con Calum, pero no sé si fue simplemente por un cúmulo de situaciones pasadas que explotaron en ese momento. O si en realidad no soy capaz de controlar todavía, el hecho de que mi bienestar no se vea afectado por lo que me haga o me deje de hacer un tío, al que parezco no importarle lo más mínimo. Porque por algún motivo, parece que siempre acabo siendo atraída por el mismo estereotipo, es decir, el más capullo que esté en la ciudad en cada momento.
Hoy había quedado en hacer el maquillaje para la segunda parte de aquella sesión de fantasía que hice hace semanas, pero como no considero que mi mente esté en su mejor momento como para hacer un buen trabajo. He contactado con un par de ex compañeras de los cursos en los que me he formado, yo me encargo de llevar los bocetos y de explicarles más o menos cuales son mis ideas, para que ellas las plasmen en los rostros de los modelos, y por supuesto en esta ocasión, el dinero se lo llevan ellas, a pesar de que han insistido en que lo repartamos entre las tres, no me parece justo.
En esta ocasión los modelos son todos masculinos y cuando después de esperarles más de un cuarto de hora, les veo aparecer por la entrada del local, no puedo evitar soltar un bufido en el instante en el que mis ojos se cruzan con los de aquel tío tan impertinente que trató de meterme mano y menospreciarme por el hecho de haberme tirado a Calum, quien también aparece por la puerta, en último lugar, haciendo que mi cabeza se un completo remolino de pensamientos. El tono de su pelo parece haber recuperado su vivacidad, y en esta ocasión lleva puesto un jersey de color verde militar, con unos pantalones ligeramente flojos, y un par de cadenas plateadas adornando su cuello, una de ellas mucho más gruesa que la otra.
Después de que los cuatro se reúnan con la fotógrafa durante unos minutos, se dirigen hacia nosotras, yo noto mi corazón palpitar con fuerza, mientras trato de evitar que mis ojos se encuentren directamente con los suyos. Dos de ellos se sientan en las sillas, ya que son los dos que van a participar en la sesión, al parecer el imbécil de los comentarios y Calum solamente vienen a acompañarles. Yo me mantengo observando el trabajo de mis compañeras, haciéndoles pequeñas indicaciones sobre la intensidad de ciertos colores que quiero que resalten más. Y por suerte, durante la primera media hora, los únicos comentarios que sueltan, son hacia sus propios amigos.
En el momento en el que empiezan a trabajar más en pequeños detalles, decido alejarme un poco, necesitando esa distancia física con ellos, a pesar de no haber intercambiando ni una sola mirada. Me acerco a una pequeña mesa con bebidas, y abro una botella pequeña de agua para poder darle un trago, mientras me quedo con la mirada perdida en el decorado que están terminando de montar al otro lado de la sala.
- Así que además de las cocinas, también te ponen los coches.- En el momento en el que escucho esa voz a mi espalda, no puedo evitar apretar mi mandíbula con fuerza.
- Veo que ya os ha llegado el boletín de noticias.- Comento con desgana, sin mirarle en ningún momento, simplemente pensando en que espero que se canse y se aleje cuanto antes.
- ¿Qué pensabas que no lo iba a hacer?- Pregunta en un tono cargado de ironía.- También sabemos que se la acabaste comiendo, si es que al final las que vais de dignas sois las peores.- Yo tomo una respiración profunda, tratando de buscar las palabras adecuadas para conseguir que se calle, pero sin ser capaz de hacerlo, notando como todo mi cuerpo se empieza a bloquear, tanto física como mentalmente.- Hoy ya no estás tan crecidita como el otro día ¿eh? Al final te tuviste que comer tu orgullo y aceptar que te tira más una polla que cualquier cosa.
- Ya vale, llevo un rato escuchándote y me parece que te estás pasando de la raya.- Otra voz irrumpe en la conversación, y sin duda ese tono me resulta más que conocido, por lo que giro mi cabeza lo suficiente como para encontrarme a Calum mirando de forma reprobatoria a su amigo.
- Yo no lo creo, estábamos pasando un buen rato, ¿verdad?- Pregunta dándome un pequeño golpe con su codo, yo continúo sin decir ni hacer nada, simplemente siendo capaz de pensar en formas de salir de aquí.
- Que te calles, haz el favor de irte con los otros, o a tomar por culo, lo que prefieras.- Su amigo le mira durante unos segundos antes de agachar la cabeza y darse media vuelta mascullando algo imposible de entender mientras sale del local. Cuando lo hace, mis ojos se cruzan con los de Calum por primera vez.
- Si esperas que te dé las gracias, no va a pasar, es culpa tuya.- Hablo por fin, antes de dar un trago largo de agua, buscando de esa forma que mis nervios se calmen.
- Como te dije la otra vez, yo le cuento lo que me sale de la punta de la polla a mis amigos, y lo que me reprochaste fue que no lo frenara, ya lo he hecho.- Se queda unos segundos en silencio antes de volver a abrir la boca.- Y de todas formas, tampoco esperaba que me agradecieras nada, porque por tu boca nunca sale nada agradable hacia mí.
- Tampoco creo que hayas hecho nada como para merecerte algo distinto.- Él suelta un suspiro al mismo tiempo que niega con la cabeza un par de veces.
- Es que no sé para qué cojones he dicho nada, debería haberme quedado callado, porque al final parece que hable o no está igual de mal.- Protesta apartándome la mirada, yo me quedo en silencio, repasando sus palabras en mi mente, hasta que escucho mi nombre pronunciado por una de las maquilladoras, por lo que sin decir absolutamente nada, me dirijo de nuevo a la zona en la que están trabajando, para seguir aconsejándoles en varias cosas, tratando de mantener mi mente alejada de Calum, a pesar de que sé que sigue cerca.