Cuando llegamos al parking, recorremos el aparcamiento durante un par de minutos, hasta encontrarnos frente a un Jeep Cherokee de color blanco. Veo como las luces se encienden unos segundos tras emitir un sonido agudo. Posteriormente Calum abre una de las puertas traseras para introducirse en él, por lo que yo hago lo mismo tras él, y una vez cierro la puerta, me acomodo en el asiento, agradeciendo que al menos las ventanas de la parte de atrás estén tintadas y que el espacio interior sea bastante amplio. Ya que por experiencias pasadas, sé que hacer cualquier cosa en un coche es de lo más incómodo que te puedas imaginar.
- Que sepas que ya sólo por el lugar, empiezas con desventaja.- Informo apoyando mi espalda contra la puerta, para poder mirarle a la cara, sin tener que estar girada.
- ¿Te pone más hacerlo con alguien pidiendo entrar a mear?- Pregunta mientras se desprende de su chaqueta, tirándola sin ningún cuidado sobre el asiento del copiloto.
- Al menos sabía que iba a tener algo de emoción, ahora sé que solamente me espera que me la metas, te corras y se acabe.- Él se muerde el labio inferior con suavidad y en cuanto lo suelta, las comisuras de sus labios se arquean hacia arriba, al mismo tiempo que niega con la cabeza.- Madre mía, ¿eso ha sido un amago de sonrisa?- Pregunto con diversión, él me vuelve a mirar fijamente a los ojos, retomando ese semblante serio que tanto le caracteriza.
- Creo que lo único que te pone es tocarme los huevos.- Yo me encojo de hombros, jugando con una de mis manos en un mechón de mi pelo.
- La verdad es que sí, una pena para ti que no lo haga como realmente te gustaría que fuera.- Él me mira apretando su mandíbula unos segundos, antes de alargar uno de sus brazos, para posar su mano sobre la rodilla que tengo más cercana al respaldo del asiento.- Toquecito en la rodilla, muy de adolescente ¿no?- Continúo con actitud vacilona, siendo consciente de lo mucho que parece crisparle.
- ¿Ahora también me vas a dar indicaciones?- Pregunta mientras empieza a subir poco a poco con su mano por mi muslo, al mismo tiempo que mueve su cuerpo, apoyando una de sus rodillas sobre el asiento.
- Si veo que te hacen falta, la verdad es que sí.- Intento mostrarme impasible, como si el tacto de su mano no me estuviese haciendo sentir nada, de hecho trato de regular la velocidad de mi respiración, viendo como su cuerpo se sitúa por encima del mío, aunque manteniendo la distancia entre ambos.
Calum no responde, simplemente lleva ambas manos a los botones de mi vestido y tras unos segundos consigue desabrocharlo por completo. Separa ambas partes, dejando que mi cuerpo quede al descubierto, durante unos instantes me observa mientras humedece sus labios. Yo tomo una respiración profunda, cuando veo como su mano se dirige a uno de mis senos, acariciándolo con suavidad sobre la tela del sostén, y aunque tengo la tentación de abrir la boca para decir algo, decido morderme la lengua por esta vez. Su mano empieza a bajar lentamente por mi abdomen, hasta introducirla bajo mi ropa interior, yo muevo mis piernas para separarlas un poco más y dejarle un mejor acceso.
Él decide acortar la distancia y empezar a besarme con lentitud, al mismo tiempo que comienza a jugar con uno de sus dedos entre mis labios menores. Aunque no tarda en introducirlo de golpe en mí, lo que me hace soltar un pequeño gemido, aunque no precisamente de agrado. Empieza a moverlo cada vez con mayor rapidez, y fuerza, por lo que termino llevando mi mano hasta agarrar su muñeca, haciendo que pare. Calum corta el beso, mirándome con el ceño fruncido, yo suelto su brazo y como puedo me deshago de esa prenda que tapaba mi sexo.
Una vez lo consigo, vuelvo a acomodarme, él me observa unos segundos antes de llevar su mano de nuevo a la misma zona, y en este caso, sitúo la palma de mi mano sobre el dorso de la suya, antes de guiar sus dedos al lugar en el que quiero que se centre. Él tras mirarme unos segundos, dirige su atención a ese punto en el que empiezo a ejercer presión, para que él siga mis movimientos, trazando pequeños y suaves círculos sobre mi clítoris.
- Tienes que aprender a interpretar las respiraciones y los gemidos de las mujeres.- Susurro, en esta ocasión sin ningún aire de burla, simplemente como un consejo. Él se mantiene en silencio, sin apartar su mirada de los movimientos que hacen nuestras manos sobre mí. Yo empiezo a soltar pequeños gemidos de placer tras varios segundos, para después soltar su mano, dejando que continúe él.
De vez en cuando muevo mis caderas siguiendo el movimiento de su mano, buscando un mayor contacto, algo que él no tarda en entender, por lo que empieza a ejercer un poco más de presión. En ese momento sus ojos vuelven a encontrarse con los míos, hasta que mi mirada se dirige a su boca, que está ligeramente abierta, mientras respira casi a la misma velocidad que yo. Decido llevar una de mis manos a mi seno derecho, apretándolo con suavidad, al mismo tiempo que arqueo ligeramente la espalda, exagerando un poco, simplemente disfrutando de lo que parece gustarle a él ver esa imagen. De hecho, tras ese movimiento, sus dedos aumentan más la velocidad y la presión, haciendo que mi cuerpo tiemble por un segundo, y que no pueda evitar soltar un gemido mucho más fuerte que los anteriores.
En ese momento, alargo uno de mis brazos, para poner mi mano en su nuca, y así atraerle más a mí. Cuando está a escasos centímetros de mí, le pido que lo haga un poco más rápido y que no pare. Él se limita a asentir con la cabeza antes de intensificar los movimientos de su mano, yo presiono mi boca contra la suya, buscando sentir de nuevo sus labios, aunque el contacto no dura demasiado, ya que en el momento en el que consigo llegar al orgasmo, no puedo evitar cortar el beso, gimiendo con fuerza a causa de las oleadas de placer que inundan mi cuerpo. Él no se detiene hasta que ve que la intensidad de mi reacción baja bastante.
- ¿Bien?- Pregunta apartándose un poco, yo asiento con la cabeza, observando como se sienta de nuevo, soltando un pequeño suspiro. Y en ese momento veo el bulto formado en su entrepierna, por lo que no puedo evitar sonreír. Me incorporo todo lo que puedo y tiro de mi vestido para dejar que corra la misma suerte que su americana.
Calum me mira con el ceño ligeramente fruncido cuando me acerco a él, apoyándome sobre mis dos rodillas en el asiento. Llevo ambas manos a su cinturón y lo desabrocho lo más rápido que puedo, para luego hacer lo mismo con su pantalón, empezando a acariciar con suavidad su miembro por encima de la tela de su boxer. Él deja resbalar un poco su cuerpo, haciendo que su espalda no esté totalmente recta. Y un movimiento rápido, bajo esa tela, dejando que toda su longitud quede liberada. Él respira aliviado, y eleva ligeramente sus caderas, al mismo tiempo que tira de su ropa para que no moleste. Yo empiezo a mover mi mano con suavidad sobre su miembro, acariciándolo de arriba a abajo, antes de inclinarme para poder rozar el glande con la punta de mi lengua.
Noto como él empieza a acariciar con suavidad mi espalda, al mismo ritmo que mi boca le envuelve, sintiendo como sus caderas se mueven delicadamente contra mí, buscando una mayor profundidad. Mantenemos eso durante unos minutos, hasta que él me pide que me sitúe sobre él, después de haber abierto el envoltorio de un preservativo. Una vez se lo coloca, me subo a horcajadas sobre él, una vez más agradeciendo que el techo de este coche sea más alto que la media. En el momento en el que se introduce por completo en mí, lleva sus manos al broche de mi sostén para quitármelo, y en ese instante, pone su mano sobre uno de mis hombros, empujándome ligeramente hacia atrás, de forma que mi espalda choca contra el respaldo del copiloto.
Él empieza a alzar sus caderas contra mí, al mismo tiempo que acaricia mi abdomen con una de sus manos y con la otra aprieta uno de mis muslos, antes de subirla hasta mi sexo, presionando con su pulgar sobre mi clítoris, haciendo que un escalofrío recorra por completo mi cuerpo. Yo muevo mis caderas de delante hacia atrás, ayudando a que la penetración sea más intensa y profunda, al mismo tiempo que él juega con sus dedos, disfrutando de cada una de mis reacciones. Veo como masculla entre dientes un "mierda" cuando sus movimientos se empiezan a hacer más fuertes y rápidos, hasta que llega al orgasmo gimiendo con esa voz grave que tanto me gusta. Sin embargo, a diferencia de la ocasión anterior, continúa con el movimiento de sus dedos en mi sexo, siendo más brusco que la vez anterior, notándose la desesperación por hacerme llegar cuanto antes. Y no tarda en hacerlo, por lo que vuelvo a gemir mientras mi cuerpo se contrae sobre el suyo, hasta que los dos nos quedamos en silencio, simplemente observándonos con la respiración totalmente acelerada.