El ego.

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En el momento en el que mi turno se termina, me cambio de ropa, dejando el uniforme en mi taquilla, y vistiéndome con una camisa oversize de manga larga a modo de vestido, y por encima me pongo un corset del mismo color, que hace se ajuste a la zona de la cintura y al mismo tiempo marque la parte baja del pecho. Me suelto el pelo, me pongo unas botas negras por encima de las rodillas y tras colgarme el bolso de uno de mis hombros, salgo del pequeño cuarto que hace de vestuario. Me despido de Claire, a quien todavía le queda una hora, y paso por delante de esa mesa en la que todavía siguen Calum y sus amigos, por supuesto no faltan los comentarios asquerosos, a pesar de lo que les he dicho, por lo que me limito a hacerles el corte de manga antes de pasar por la puerta.

Una vez fuera del local, miro la hora en mi móvil, resultándome extraño que Ashton no esté ya aquí, hasta que veo un mensaje en el que me informa de que tardará un poco más, porque tuvo un imprevisto en el trabajo. Justo cuando estoy a mitad de escribir un mensaje para preguntarle si prefiere que le espere directamente en mi casa, noto la presencia de alguien a mi lado, demasiado cerca. Y en el instante en el que noto una pequeña nube de humo cruzar mi rostro, resultándome más que desagradable, me giro hacia esa persona que está fumando. Ni siquiera me está mirando, sus ojos están fijos en la fachada del edificio que está frente a nosotros.

- ¿Puedes dejar de dar por culo? Tienes toda la puta calle para fumar.- Protesto, mientras observo como da una nueva calada, para segundos después dejar escapar el humo entre sus labios, el cual gracias al aire, termina pasando por delante de mi cara una vez más.

- También te puedes mover tú.- Suelta mirándome de reojo, lo que me hace alzar una ceja, y a pesar de que abro la boca para protestar, decido no hacerlo, y simplemente meto mi móvil en mi bolso y me aparto del cristal en el que estaba apoyada, para poder pasar por delante de él.

- Mira que eres gilipollas.- Es lo único que suelto cuando empiezo a caminar, y en ese instante noto su mano rodear uno de mis brazos, haciendo que me detenga de golpe, mis ojos se dirigen directamente al lugar del agarre.- Suéltame.- Exijo, moviendo mi brazo para que lo haga, sin embargo él no parecer tener intención de hacerlo.- Te estoy diciendo que me sueltes, hostia.- Hablo con más agresividad, moviéndome de forma más brusca.

- ¿Te está molestando, bonita?- Giro mi cabeza hacia un hombre de unos cincuenta años, poco más alto que yo, que observa la escena a escasos metros de nosotros, desde la parada de autobús que hay a un lado de la entrada.

- No, no se preocupe, gracias.- Le sonrío con amabilidad, algo que no tarda en corresponder, para después centrar su mirada en su móvil.

- Perdón.- Masculla entre dientes a la vez que su mano suelta por fin mi brazo.- Y por lo de antes también.- Yo frunzo el ceño al escucharle.

- No me sirve de nada que te disculpes ahora que no tienes a tu manada de orangutanes rodeándote.- Me quejo cruzándome de brazos.

- Me disculpo cuando me sale de los huevos, no cuando tú me pidas que lo haga.- Replica antes de dar una nueva calada a su cigarro, casi terminándolo.

- Y que casualidad que ese momento sea cuando no estás con tus amigos.- Él se limita a rodar los ojos antes de abrir la boca para hablar.

- Mira, no creo que tenga nada de malo que le cuente a mis colegas con quien follo y cómo lo hago, estoy seguro de que tú haces lo mismo con los tuyos, pero lo que sea que salga de sus bocas después no es cosa mía.- Explica antes de encogerse de hombros, restándole importancia.

- Lo es, desde el momento en el que estás delante cuando lo hacen. Seguramente si hubieses dicho que se callaran, lo habrían hecho, tienes pinta de ser el macho alfa al que todos le deben sumisión.- Calum juega con la punta de su lengua rozando la comisura de sus labios, haciendo que mis ojos se centren en ese punto por demasiado tiempo.

- No te creas, pero tomo nota si algún día me apetece aplicarlo.- Habla con un cierto tono irónico, y tras dar una última calada antes de tirar el cigarro al suelo para poder apagarlo pisándolo, vuelve a hablar.- ¿Hablabas en serio ahí dentro?- Yo me quedo con el ceño fruncido unos segundos, ligeramente confusa, hasta que consigo entender a lo que se refiere, por lo que no puedo evitar soltar una ligera risa.

- ¿Qué pasa te he herido el ego al decir que follas mal?- Pregunto realmente disfrutando de ello, él no responde, simplemente fija su atención en algún punto detrás de mí.- Desde el momento en el que te vi, sabía que follarías de esa forma, directo al grano, sin preocuparte de absolutamente nada más que de correrte tú.- Él aprieta sus labios entre sí, antes de volver a mirarme.

- La verdad es que en ese momento era lo único que me apetecía, me había puesto cachondo con toda la situación de la sesión y me parecía la mejor opción.- Habla recuperando ese tono de indiferencia que carga cada una de sus palabras.

- Si eso te hace sentir mejor, vale.- Me encojo de hombros quitándole importancia, cuando noto de nuevo su mano sobre mi brazo, sólo que esta vez lo rodea con algo más de suavidad.

- Ahora tengo un rato libre, si quieres te lo demuestro.- Yo no puedo evitar soltar una carcajada, a pesar de que a él no parece hacerle ninguna gracia.

- Agradezco la propuesta, pero disfruto más de ver tu ego totalmente hundido de lo que lo haría echando un polvo contigo.- Respondo con diversión, apartando mi brazo de nuevo. En el momento en el que veo que abre su boca para hablar, el sonido de mi móvil le interrumpe, yo lo saco del bolso y compruebo que la llamada proviene de Ashton.- ¿Ya has salido?- Pregunto en cuanto descuelgo la llamada.

- No, precisamente te llamaba para eso, la obra con la que estamos nos está llevando mucho más tiempo del que esperábamos, así que no creo que pueda ir, lo siento mucho Brooke.- Yo suelto un pequeño suspiro al escucharle.

- No pasa nada Ash, el trabajo es lo primero, otro día lo hacemos, no te preocupes.- Ambos nos despedimos antes de cortar la llamada.

- ¿Te has quedado sin planes?- Pregunta mirándome con una ceja alzada, al mismo tiempo que alarga uno de sus brazos, para jugar con su mano por la zona de los aros del corset, que sujetan mi pecho. Yo dirijo una fugaz mirada al interior del local, comprobando que tal y como esperaba, la atención del resto del grupo está puesta en nosotros.

- No les voy a dar el gusto, ni a ellos ni a ti.- Él se muerde el labio inferior manteniendo sus ojos fijos en los míos.

- ¿El gusto de qué? Solamente he preguntado si te has quedado sin planes.- Habla en un tono victorioso, como si supiera que siempre se sale con la suya.- Pero...- Tras pronunciar esa palabra, se inclina hasta que su boca queda a la altura de mi oído.- Si esa ha sido tu respuesta, es que en realidad estás pensando en ello.- Susurra antes de volver a retomar su posición anterior.

Yo me quedo en silencio, notando como se acelera el latido de mi corazón, pensando en qué coño tiene este chico para que en mi cabeza realmente se esté barajando esa posibilidad, hasta el punto de ni siquiera haberle apartado la mano, cuando sigue jugando con sus dedos por esa zona. No sé si debería hacer caso a ese instinto que lucha por salir, o mandarlo a tomar por culo una vez más.

Rollercoaster. (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora