Al llegar al departamento de Jimena, encontraron a Emanuel en la puerta, desesperado. Al verlos, se acercó amenazadoramente.
—Es mío o es de éste —sus ojos parecían desorbitados de la rabia que llevaba dentro.
—¿De qué me estás hablando? Creo que fui clara cuando te dije que no quería volverte a verte —le respondió Jimena.
—Pero decime es mío o es de éste. Porque si es mío ahora mismo nos vamos para la clínica, yo fui muy claro con vos, no quiero de ninguna clase, ni míos, ni prestado, ni aunque estemos separados, es una gastadera de dinero, dinero que no tengo, así que decime, es mío o es de éste —dijo Emanuel al borde del colapso.
—Te juro Emanuel, no sé de que demonios estás hablando —acotó Jimena sin entender.
—El bebé que estas esperando, de qué más voy a estar hablando, si es mío tenemos que sacarlo ya mismo.
—¿Estas embarazada? —preguntó asombrado Jose Luis— ¡Por eso te desmayaste! —dijo atando cabos.
—¿Qué? ... no estoy... no, no creo estarlo, no puedo ... pero... ¡No puede ser! —dijo Jimena quedando tan pálida como antes de desmayarse.
Su cabeza no dejaba de darle vueltas.
—Bueno ¿estas o no estas? —preguntó Emanuel.
—¡No lo sé! —gritó Jimena desesperada.
—Tenemos que averiguarlo —dijo Emanuel caminando en círculos jalándose de los cabellos, mientras Jimena buscaba sus llaves nerviosa.
—Osea que si es que está ¿pretendes hacer que aborte? —preguntó José Luis.
—Sería un error permitir que ese niño venga al mundo. No puedo. No quiero. No me da la gana. Me da miedo ¿entendés?
—Que poco hombre que sos —dijo José Luis meneando la cabeza.
—Y vos que te crees el machito. Puede ser tuyo también, ¿o no? —preguntó Emanuel.
—No me estoy sintiendo nada bien —dijo Jimena mientras empujaba a la llave del departamento en la cerradura.
Jimena estaba a punto de desmayarse nuevamente, Jose Luis la alzó, abrió el departamento y la recostó en el sillón de la sala.
—Demonios, ya no aguanto más, cuando me dieron la noticia casi me muero, pero no voy a quedarme tranquilo hasta que no vea un estudio.
—Eso se soluciona muy fácil. Comprá un par de test de embarazo en la farmacia —dijo José Luis.
Emanuel salió corriendo a buscar los test de embarazo.
Jose Luis se quedó con Jimena, este votó todo el aire de los pulmones.
—¿Vaya sorpresa no? —dijo José Luis agarrándose la cabeza, mientras miraba a Jimena estaba sentada con la mirada perdida— ¿en qué estás pensando?
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Cansada de besar sapos
Non-FictionCuando Jimena, una chica enamoradiza, se encuentra nuevamente frente al desamor, le llega un extraño mensaje, indicándole que el gran amor de su vida ya lo ha besado. ¿Qué puede hacer ahora para saber cuál de todos es?