Cinco minutos antes de las nueve estaba Jimena ya estaba lista en su departamento, tomando una copa de vino junto a su amiga. Estaba nerviosa, pero Catalina tenía razón, de alguna forma tenía que olvidarse de Emanuel. Tomó un trago largo de vino con la intención de que el coraje interno se anime a crecer, peor al parecer aún no fue suficiente, al levantar nuevamente la copa hizo un mal movimiento y derramó el saldo del vino al suelo, en ese momento tacaron el timbre, Catalina abrió mientras Jimena limpiaba el desastre. Era Emanuel quien asomó por la puerta.
Catalina hizo una mueca al verlo e intentó detenerlo para que no ingrese por la puerta, pero este la hizo a un lado.
—Pero qué bien que lo estás tomando nuestra separación, con festejo y todo —dijo sarcástico, al verla con ese hermoso vestido gris oscuro, un vestido que resaltaba sus curvas, que potenciaba su mirada, un vestido que hacía que Emanuel caiga en cuenta lo hermosa que ella es.
—Emanuel, por favor ándate, no tenés nada que hacer —le dijo Jimena, quien no soportaba verlo.
—Solo quiero pedirte que me expliques que fue lo que hice, aún no lo entiendo —dijo él, aún cautivado por su presencia.
—¿Sos tan descarado como para venir a preguntarme qué fue lo que hiciste? Sabes muy bien que estabas con otra persona. Me das asco, fuera de mi casa no te quiero volver a ver —le dijo Jimena conteniendo toda la rabia que llevaba dentro.
—Jimena, mi amor, yo solo tengo ojos para vos, cómo crees que pude estar con otra persona. Mirate, sos preciosa. ¿Por qué no confiás en mí? ¿Por qué creés más en los chismes de otras personas? —dijo Emanuel acercándose para tomarle de la mano, mientras le daba una fulminante mirada a Catalina, quien dejó escapar un sarcástico <<si claro>>.
—Porque no son ningunos chismes, yo misma te vi con mis propios ojos, y vos me reconociste.
—Jimenita, seguro que necesitas lentes, no era yo el que estaba en ese restaurante.
En ese momento llegó Jose Luis, y como estaba la puerta abierta, al momento de tocarla esta se abrió.
—Permiso —dijo sin saber que estaba interrumpiendo la escena.
—Un segundo, están arreglando unas cosas, vamos a fuera —le dijo Catalina, quien se lo llevó fuera del departamento e intentaba buscarle charla, sin realmente importarle lo que este le respondiera.
—¿Y cómo sabes que fue en un restaurante, si en ningún momento yo dije dónde te vi? Ahorrate tus palabras, porque no te van a servir de nada, te quiero fuera de mi vida, Emanuel, ¡fuera! —dijo tomando su bolso de fiesta.
—Jimena, vos no podés sobrevivir sin mí, estamos hechos el uno para el otro, sos mi alma gemela, olvidemos el pasado y empecemos todo de nuevo —le rogó Emanuel poniéndose de rodillas frente a ella.
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Cansada de besar sapos
No FicciónCuando Jimena, una chica enamoradiza, se encuentra nuevamente frente al desamor, le llega un extraño mensaje, indicándole que el gran amor de su vida ya lo ha besado. ¿Qué puede hacer ahora para saber cuál de todos es?