—Ja, ja, ja ¿por qué te tengo que dar explicaciones? esas son cosas de grandes, al menos tenés que tener un metro de altura para entrar en esas discusiones. Ya vuelvo —dijo José Luis poniéndose de pie, tratando de no sonar nervioso.
—¿Te burlas de los 95 cm que tengo?, ya soy grande, bueno si no lo haces vos, lo hago yo... Jimena, ¿te querés casar con José Luis?
—¿Qué? ¿perdón? —dijo ella abriendo los ojos por el asombro de la pregunta.
—Si te disculpo, pero no querés casarte con el, necesitamos que se case rápido.
—Pablito, no digas cosas sin sentido... —dijo José Luis mientras lo levantaba de la mesa— andá a jugar la parque de una vez, permiso yo voy al baño —dijo nervioso.
Pablito caminó hacia el parque, pero luego de que vio a su tío alejarse, volvió dónde estaba Jimena.
—¿Cómo que cosas sin sentido? —dijo mirando a su tío entrar al baño, sin entender qué es lo que le quería decir— ¿y Jimena? ¿qué decís? —preguntó Pablito intentando que le de una respuesta inmediatamente.
—Pablito, te explico, para que dos personas se casen tienen que conocerse mejor, pasar tiempo juntos, tienen que quererse —respondió Jimena intentando exponerle de la manera más clara lo que es el matrimonio. La situación le daba algo de gracia, pero a la vez le hacía sentir un poco incómoda.
—Bueno, hoy pasaste todo el día con José Luis, ya se conocen mejor, y yo se que los ojos de las personas no mienten, lo vi en un programa en la tele, eso es lo que delata a los ladrones y asesinos y también a los enamorados, y ustedes se miran como eso, como enamorados, ¿por qué entonces no se casan de una vez? —dijo desesperándose un poco.
Jimena tosió un poco para esconder la vergüenza, un pequeño niño se había dado cuenta de sus sentimientos, eso quería decir que no estaba disimulando para nada.
—No es así de sencillo —le respondió Jimena.
—Pero así debería ser, ustedes se quieren. Jimena, nosotros no tenemos tiempo que perder, no quiero tener que irme a vivir a otro lado, con otra familia ¿me entendés? —argumentó desesperado con los ojos llenos de lágrimas.
—Pablito, dejá que los mayores hablen ¿sí? —dijo Sofía, quien colgó el teléfono al notar la preocupación en el rostro de Jimena.
Pablito sale del lugar enojado.
—¿Qué pasa aquí? — preguntó Jimena sin entender nada.
—Mirá, por cosas del destino y legales José Luis tiene que conseguir una esposa en menos de dos meses, sino lo hace no puede cobrar el dinero, y sin plata nos pueden quitar la custodia de Pablito, por eso es que está tan desesperado —le respondió Sofía sin pelos en la lengua.
—Pero ustedes se volvieron locos, yo no me voy a casar con alguien de la noche a la mañana, no, el matrimonio es algo sagrado, es para toda la vida.
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Cansada de besar sapos
No FicciónCuando Jimena, una chica enamoradiza, se encuentra nuevamente frente al desamor, le llega un extraño mensaje, indicándole que el gran amor de su vida ya lo ha besado. ¿Qué puede hacer ahora para saber cuál de todos es?