Cuando Jimena, una chica enamoradiza, se encuentra nuevamente frente al desamor, le llega un extraño mensaje, indicándole que el gran amor de su vida ya lo ha besado.
¿Qué puede hacer ahora para saber cuál de todos es?
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—Cómo se te ocurre que ella estaba embaraza —pregunta Jorge, el padre de Jimena a su esposa.
—Bueno, pero es lo más lógico que pueda ser, está con ese muchacho por un buen tiempo, vive sola, y con lo liberal que está la sociedad hoy en día, no es algo de asombrarse. Además por qué no dijiste vos lo que tenía. ¿Qué es lo que tiene entonces, si es que no está embaraza? —espetó Mirtha
—Está enamorada, eso es lo que tiene.
—Pero si me dijo que no iba a volver nunca más con su novio.
—No, está enamorada de otro tipo, pero él está comprometido.
—¿Y vas a permitir que tu hija destruya ese compromiso?
—No te hagas la correcta, que eso fue exactamente lo que hiciste conmigo.
—Si, pero lo tuyo era un matrimonio arreglado, y nosotros no amábamos
—Tu hija ama a ese muchacho, recemos para que él sienta lo mismo y sean felices.
—Y por qué no me cuenta esas cosas a mí, yo soy su madre.
—¿Estás celosa ahora?
—No —dijo ella esquivando la mirada de su esposo— bueno sí, un poco.
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Sofía llama por celular a Jose Luis.
—¿Y? hay alguna nueva.
—Si, tengo una carta de papá, una que le había dado a Roxana.
—¿Y qué dice? —preguntó curiosa Sofía.
—Puntos que debe tener la mujer con la que debo casarme
—Y cuales son esos?
—¿Para qué? —preguntó Jose Luis, rascándose la parte trasera de la cabeza.
—Para ver si Jimena los cumple
—¡Claro que los cumple! —respondió al instante.
—Entonces por qué no venís y le proponés de una vez
—Tengo que arreglar algo primero —dijo él
—¿Qué cosa?
—Roxana me dijo que me está acusando por fraude.
—¿Pero cómo? ¿Qué has hecho Jose Luis? —preguntó molesta Sofía.
—Nada, en serio, más bien coman ustedes, yo tengo que ver cómo arreglar esto, y dile a Jimena que por favor me disculpe, no dejen que se vaya sin comer, yo después le hablo.
