Al llegar a la universidad, Sofía percibe que muchos chicos y chicas la miran, y la apunta mientras mantenían el teléfono en la mano, luego entra a la cafetería, en ese momento están pasando por la televisión escenas de lo sucedido la noche anterior. Se da la vuelta porque no quería seguir siendo acosada, justo cuando se da la vuelta golpea sin querer a Alejandro que estaba atrás de ella, éste se cae al suelo, estaba con gafas para esconder el golpe en su cara.
-Ya no me pegues, por favor Sofía, ya no mas -gritó exagerando su pedido.
Todos en la cafetería se echan a reír, ella, humillada sale corriendo del lugar.
Entra a su clase e intenta pasar desapercibida, pero todos la siguen mirando.
*****
-Hola mi amor, ¿cómo estas? ¿qué estas haciendo? -preguntó Jose Luis por teléfono a Jimena
-Trabajando, y pensando en vos -dijo Jimena mientras fileteaba un pescado.
-¿Me extrañás?
-Claro que sí, ¿vos me extrañas a mí? -dijo esta apoyando el cuchillo en la mesa, luego se dio media vuelta y se apoyó en el mesón.
-Uuf, no sabes cuánta falta me haces, nos vemos en el almuerzo.
-Claro que sí -dijo Jimena.
-¿Querés que pase por vos?
-Tengo que recoger unas cosas de mi departamento.
-Lo recogemos juntos, ¿a qué hora querés que pase por vos?
-A las 11:30, voy a dejar todo listo, un beso mi amor.
<<Que lindo se siente, amar y sentirse amada>> pensó, luego continuó con lo que estaba haciendo.
*****
En el colegio de Pablito, un niño le estaba molestando mientras este jugaba con otro amigo.
-Huerfanito, que trajiste hoy para darme.
Pablito se hacía el que no lo escuchaba. Trataba de ignorarlo, no era la primera vez que lo llamaba así, pero esa situación ya lo estaba cansando.
-¡Oye! ¡Te estoy hablando! dame todo lo que tenés -le dijo dándole un golpe por la parte de atrás de la cabeza.
-No quiero -dijo Pablito mirándolo de manera desafiante- ya me cansé de que me quites mis cosas, ya me cansé de que me digas huerfanito, tengo una familia que me quiere mucho.
-Pero no tenés padres, eso te hace en un huérfano que no tiene quien lo defienda, ahora dame tus cosas si no querés que te las saque por mi cuenta.
Pablito se dio la vuelta y siguió con su amigo, este le decía.
-Dale todo, nos va a pegar.
-No, tengo que vencer mis miedos -dijo Pablito entre dientes, dándose fuerzas a sí mismo.
El muchacho agarró del cuello a Pablito, hizo que se media vuelta y amenazádolo con el puño le dijo
-Dame lo que tenés en el bolsillo.
-No te voy a dar nada.
-¡Te dije que me dés lo que tenés en el bolsillo, huerfanito!
Pablito no aguantó más. Estaba cansado de que le quite sus cosas. Siempre llevaba algo de dulces en los bolsillos, ya le habían advertido que le pegaría si es que no tenía nada para darle, pero lo que más le molestaba, lo que hacía que su sangre hirviera era que lo llame huerfanito, aunque sea verdad, aunque el sea un huérfano (y era consciente de ello) le dolía esa palabra.
Pablito tomó coraje y empujó al niño, éste cayó al suelo, e inmediatamente sus amigos agarraron a Pablito con las manos en la espalda.
-¡Suéltenme! -gritó Pablito intentando zafarse.
El niño que lo golpeó se pone de pie y camina amenazadoramente hacia Pablito.
-A mí nadie me toca y se sale con la suya -dijo antes de darle un golpe en el rostro, y hacer que bote sangre de sus labios.
Pablito escupe la sangre de la boca, intenta nuevamente soltarse, pero no podía, lo estaban agarrando entre tres.
-Ja, ja, ja -se rie Pablito.
-¿Cuál es el chiste estúpido? -pregunta el niño.
-Que para pegarme necesitas que tus amigos te ayuden, porque solo no podés -dijo volviendo a reírse.
El dolor donde le había dado el golpe era muy grande, pero no podía dejar que el otro niño se enterase de su dolor.
-¿Estás diciendo que no puedo contigo? ¡Suéltenlo! -gritó a los otros chicos.
Lo soltaron inmediatamente, y luego con los puños arriba volvió a acercarse a Pablito para darle otro golpe, pero este logró esquivar el golpe agachándose y luego lo empujó haciendo que éste caiga de nuevo al suelo, pero inmediatamente se puso de pie. Pablito levantó los puños, no sabía pelear, pero había visto unas cuantas peleas en la televisión y así era como lo hacían.
-¡Antonio, Pablo, a mi oficina en este instante! -la directora los había encontrado.
-Estás muerto -le susurró el niño a Pablito entre dientes.
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Cansada de besar sapos
Non-FictionCuando Jimena, una chica enamoradiza, se encuentra nuevamente frente al desamor, le llega un extraño mensaje, indicándole que el gran amor de su vida ya lo ha besado. ¿Qué puede hacer ahora para saber cuál de todos es?