Capítulo 6 "El Cumpleaños"

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Hola queridas lectoras, les comento que me pueden encontrar en instagram como @liz.valk666 ahí subo avances, información y demás cosas relacionadas con mis historias.

Sin más que decir, que disfruten su lectura.

Hoy es un gran día, la princesa cumple dieciocho años y todo cambiará, hoy tus mayores miedos podrán hacerse realidad, una cruda y sucia realidad. "Despierta Alessandra", estoy aquí para cumplir todos tus deseos.

Se despertó abruptamente y miró a su alrededor, estaba segura de que había escuchado su nombre, pero terminó por convencerse de que todo había sido un sueño, miró el reloj, eran las siete y hacía mucho frío, no era el mejor día para su cumpleaños, pero tampoco estaba de humor para recordarlo, volvió a cubrirse con las cobijas y pensó en dormir un poco más, era sábado y se les era permitido dormir hasta la nueve en los fines de semana, su compañera y quién estos casi tres meses se había convertido en una gran amiga también seguía dormida.

En la dirección, Elena y Óscar buscaban a Alessandra, habían comprado un pastel y un regalo, llevaban tiempo sin verla, puesto que ella se negaba a recibirlos cada vez que iban, o al menos eso es lo que les decía Alessandro siempre., abrió la puerta y los ojos de Elena brillaron de emoción al creer que el director traía a su hija, sin embargo, no era así.

—Lo siento mucho, señora —Se disculpó— pero ella no quiere verlos —Mintió—.

— ¿Otra vez? No puedo hacernos esto, exijo verla.

—Mi amor cálmate. 

—No, Óscar, no puede seguir haciéndonos esto, quiero verla ya —Exigió—.

—Disculpe que me meta —Intervino Alessandro— pero no sería bueno presionar a la señorita para que la vea.

—Pero quiero verla, necesito verla, y más hoy que es su cumpleaños.

—La entiendo, pero tal vez necesita tiempo, por lo general las chicas que llegan aquí pasan por ese proceso en que no quieren ver a nadie, después de todo su hija siente que la dejó aquí para deshacerse de ella.

—Pero no es así, yo solo quiero lo mejor para ella.

—Sí, pero a su edad los jovencitos no entienden eso y piensan que el mundo está en su contra, le propongo algo, haré que nuestro psicólogo hable con ella y le expliqué todo esto, por el momento será mejor dejar las cosas así.

—Cariño, el director tiene razón, si la obligas a verte, tal vez se ponga peor, dale un poco más de tiempo —Apoyó Óscar, resignada, dejó el pastel y los regalos con Alessandro para que se los entregara a su hija y se fue del lugar—.

A las diez en punto, Alessandra decidió que era buena hora para levantarse, se puso un calentador y fue hasta el comedor, pero no había nadie, al parecer las otras chicas ya habían desayunado.

—Los fines de semana se les permite dormir hasta la hora que quieran, pero el desayuno se sirve a las nueve, te has dormido más de la cuenta —Escuchó una voz y pronto chocó con el pecho del hombre que le ponía los nervios de punta, Alessandro—.

—No lo escuché entrar, señor director.

—Si tienes hambre puedes ir a la cocina y prepararte algo para que desayunes.

—Gracias ¿Vino mi madre a verme?

—No —Mintió— por cierto —Dijo antes de marcharse— "Feliz Cumpleaños".

—Un momento ¿Cómo sabe que es mi cumpleaños?

—Lo vi en tus papeles de inscripción, que tengas un buen día, permiso —Se retiró, sintió que el alma le volvió al cuerpo cuando lo vio salir, ese hombre hacía que se le acelerara el corazón, la intimidaba con su porte y elegancia, pero sobre todo con la frialdad de su mirada turquesa, era tan guapo, pero tan serio que le provocaba emociones contradictorias al verlo, fue hasta la cocina y se preparó algo de café no tenía hambre solo frío, regresó su habitación y se encontró con un hermoso vestido de color rojo sangre sobre la cama—.

— ¿Es tuyo? —Le pregunto a su compañera que sentada leía un libro—.

—No, pensé que era tuyo —Lo tomó entre sus manos y pudo percatarse de que había una pequeña tarjeta que grababa su nombre y la frase "Happy Birthday"—.

— ¿Dice de quién es? —Se acercó Karina para leer la tarjeta— es tu cumpleaños ¿Y no me lo dijiste?

—No me gusta celebrar mis cumpleaños.

—No seas aguafiestas, es sábado, hay que festejar, primero hay que pedirle permiso al director, ahora vengo —Salió de la habitación volviendo como a los diez minutos— dijo que sí —Brinco alegre— hasta dijo que él pondrá el pastel, de seguro ya cogió y por eso anda de buen humor —Se miraron y echaron a reír ya se les había hecho normal hablar de la vida sexual de su amargado director, la convenció de que usara el vestido rojo que estaba en su cama y ella mismo se encargó de arreglarla—.

—Este vestido es algo corto, ¿No crees?

—Para nada, te luce perfecto amiguiguis.

—No lo sé, mis muslos se ven muy gordos.

—Para nada, te ves fabulosa, ahora vamos —La llevó de la mano hasta el comedor y no tardó en verse envuelta en abrazos y felicitaciones de las chicas y los profesores que estaban en el lugar, eran muy agradables y en ese corto tiempo de conocerlos, tenía un gran aprecio hacia ellos — mira —La topó con el codo para que observara— hasta el incogible vino.

—Por dios Karina —Sonrió divertida— baja la voz que puede oírte.

—Te apuesto a que si me lo cogiera una noche, le quitaría esa cara de mala leche que trae siempre.

—Qué cosas dices —Movió la cabeza—.

—Bueno, niña, es hora de divertirse, así que vamos —Música sonaba por todo el salón invitándolas a bailar y la bebida que habían mezclado a escondidas con alcohol empezaba hacer efecto en todos— vamos Aless, una más.

—No puedo, ya estoy muy mareada, aparte creo que el director empieza a darse cuenta.

—¿De qué hablas? El director no está, hace rato que salió, de seguro le excitó nuestro baile sensual y fue jalarse el ganso —Se cubrió la boca tratando de silenciar su estridente risa—.

Miró todo el salón para comprobar lo que mencionaba su amiga y vio que así era, el director no estaba y los profesores eran los únicos que quedaban, las chicas esperaban por ser la siguiente en bailar con uno de ellos, luego de un par de tragos, sintió que no podía más y se dejó caer en una silla, estaba agotada, la música seguía sonando, pero sus ojos poco a poco fueron cerrándose y lo último que sintió es que alguien la cargó y la recostó en una cama, ¿era su habitación?, no lo sabía, el cuarto estaba muy oscuro y ella muy mareada, o al menos eso pensaba, lo cierto es que no era el alcohol lo que la tenía así, sino el trance en que la habían metido, aunque aun así pudo notar que había alguien con ella y no era su compañera de cuarto.

ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora