Capítulo 25 "Tiempo Atrás"

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Hoy la he visto por primera vez, es muy bella, sonreía en el parque mientras leía un libro, ¡Dios que sonrisa!, es joven y muy risueña, pero también inalcanzable, hace que uno se plantee muchas cosas con solo verla.

-Alessandra, deja de leer eso y vámonos, llegaremos tarde.

-Ya voy Bianka.

-Pero ya -La jaló de la mano mientras él sonreía al contemplarla-

A las siete de la noche sus clases habían terminado y ella volvía a su casa, estaba tan harta de la rutina, todo se le resumía en trabajar, estudiar, trabajar, estudiar, desde que había llegado a la ciudad no hacía nada más que eso, la miró recostarse en la cama con la mirada pegada al techo, ahogándose con sus pensamientos y su soledad, podía sentir su dolor y desolación, tenía todo una vida por delante, pero ella ya estaba cansada de vivir, suspiró resignada y se cobijó para ver una película que la hiciera escapar de la realidad, ella también quería un príncipe azul que la hiciera vivir en un cuento de hadas, pero que sobre todo la sacara de la miseria en la que vivía, dejó que el cansancio la venciera y terminó por dormirse, aunque este sueño fue interrumpido cuando la alarma sonó, a regañadientes se levantó y fue hasta la bañera, hoy tenía que llegar más temprano a la cafetería, se puso su uniforme y salió con Alessandro siguiéndole los pasos, la acompañaba a todos, lados aunque ella no lo notará, él era su ángel de la guarda, un ángel atrapado en un lugar del que no podía salir.

♣♣ En el Internado ♣♣

Una semana había pasado ya desde que la madre de Alessandra había muerto, una semana en la que él había estado a su lado dándole su apoyo y consolándola, definitivamente ese hombre valía oro, salió del salón con una excusa y fue hasta la oficina en la que estaba el dueño de su corazón, "Alessandro".

- ¿Necesita algo señorita Alessandra? -Preguntó en tono neutro-

-No señor.

- ¿Entonces?

-Sé que no te gusta que entre a tu oficina en horario de clases, a menos que sea por cosas que tengan que ver con las tareas, pero necesito hacer esto.

- ¿Hacer qué? -Lo interrumpió con un beso y se abrazó a él deseando que él le correspondiera, pero no lo hizo-.

-Alessandra por favor, ya te he dicho que no podemos hacer esto mientras estemos en clases.

-Lo sé y lo siento -Se disculpó-, es solo que te extrañaba ¿Tú me extrañas?

-Aless estoy ocupado.

-Si, si, perdón -Lo tomó del rostro y volvió a besarlo- solo una última cosa.

- ¿Qué?

-Ten -Dijo dándole un chocolate-.

- ¿Y esto?

-Es por haber estado conmigo cuando más te necesitaba, gracias por tu apoyo, te amo -Besó sus labios por última vez antes de salir entre sonrisas de su oficina-.

Tomó el chocolate que le había dado y lo arrojó a la basura a la vez que golpeaba el escritorio con fuerza, estaba furioso, otra vez parecía que la historia se repetía, esa mujer le sonreía y le hacía olvidarse de su odio por un segundo, pero no se lo permitiría más, no dejaría que lo volvieran a engatusar.

"Espero a que Karina se fuera de la habitación y se arregló un poco antes de ir a la habitación de Alessandro, se puso una bata algo corta y se soltó el cabello, algo de brillo labial de fresas le dio un toque dulce a sus labios que seguramente le gustarían a él, caminó con cautela por el pasillo con cuidado de que no la vieran y fue hasta su cuarto, giró la perilla y entró llamando de inmediato la atención de Alessandro".

- ¿Qué haces aquí Alessandra?

-Yo vine porque quería pasar la noche contigo, es que no me gusta estar sola.

-Bien acuéstate entonces y duérmete, yo estoy terminando de revisar unos cuadernos.

-Si quieres puedo ayudarte.

-No, solo duérmete.

- ¿Pasa algo?

-No, no pasa nada.

-Ya sé, iré a prepararte un café, ahora vengo -Pasaron unos diez minutos antes de que volviera, traía una taza de café y un sándwich que ella mismo le había preparado- ya estoy aquí, te preparé algo de comer.

-No tengo hambre.

-Mi amor, solo come un poco, no te tardarás más de cinco minutos.

-Déjalo por ahí, ahora estoy ocupado.

-No, no dejaré que continúes hasta que comas lo que preparé -Se acercó con la bandeja para ponerla en el escritorio, pero un mal movimiento terminó por hacer que regara el café sobre las notas de Alessandro- oh cuánto lo siento -Se disculpó-.

-Maldición Alessandra ¿Es que acaso no te fijas en lo que haces?

-No ha sido mi intención, yo...

-Te dije que te acostarás y te durmieras ¿Es tan difícil seguir esas simples indicaciones?

-No, Aless no lo he hecho apropósito.

-Llévate eso de aquí ahora y déjame terminar con esto de una vez -Salió de la habitación y por mucho que quiso evitarlo terminó derramando un par de lágrimas que se apresuró a secar, volvió a su habitación y se cambió de ropa, hacía frío para dormir en bata y sola, por lo que prefirió un pantalón, se metió en la cama y se cubrió con las cobijas hasta la cabeza, tal vez era tonto, pero el reaccionar de Alessandro terminó por hacer que llorara, lo amaba y a veces deseaba que él se mostrara un poco más cariñoso, que fuera más tierno con ella-.

Espero por varios minutos a que ella volviera, pero no paso, lo más seguro es que decidiera no volver ¿Qué debía hacer? ¿Ir por ella? Se pasó las manos por el rostro mientras caminaba de un lado al otro pensando en que hacer o no hacer.

-Al carajo todo -Zumbó la puerta del cuarto y fue en busca de Alessandra, si de verdad quería vengarse lo ideal sería enamorarla, no alejarla de él- Aless ¿Podemos hablar? -Golpeó la puerta- Aless por favor, ábreme sí, -Escuchó el sonido del seguro quitarse y pronto vio a Aless asomar su rostro por la hendija de la puerta, había estado llorando-.

- ¿Pasa algo?

-No volviste.

-Creí que querías estar solo.

-Pequeña, yo... siento haberme comportado como un idiota, no era esa mi intención, yo... yo también te extraño y sé que tal vez no soy el mejor expresándolo, pero me gusta tenerte a mi lado ¿Podrías perdonarme por lo que acaba de pasar?

-Claro que puedo perdonarte -Se abrazó a él feliz- sé que estás muy estresado, pero yo solo quiero ayudarte, lo siento si llego agobiarte.

-No lo haces -Juntó su frente con la de ella- me gusta tenerte cerca -Subió sus manos hasta llegar a su rostro y la cercó a él para besarla, sellando así su reconciliación, y confirmando también lo fácil que iba a ser manejarla a su antojo y cumplir con lo que se había propuesto-.

ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora