Capítulo 32 "Diferente"

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"Alessandra, mis labios han repetido tantas veces tu nombre, que ya lo siento tatuado en mi piel, eres mi vida, haces que todo valga la pena, mi amada princesa de sonrisa tierna y mirada dulce, tuyo es mi corazón, como lo es mi amor, te amo Mo Duine".

Abrió despacio sus ojos y no tardó en encontrarse con el bello rostro de Alessandro, parecía relajarse solo cuando dormía, era todo un baúl de secretos, un suspiro se escapó de sus labios y besó su pecho haciéndolo despertar, los hermosos ojos turquesas se abrieron para enfocarse en el rostro de la joven que lo observaba desbordada de amor, amor hacía él.

-Siento haberte despertado -Se abrazó fuerte a él-.

-Está bien, de todas formas ya es algo tarde para seguir durmiendo.

-Bromeas, apenas son las ocho.

- ¿Apenas?

-Sí, tarde serían las diez.

-Para mí las ocho de la mañana ya es tarde -Respondió de manera seca y se levantó de la cama con dirección al baño-.

-Eres un aburrido -Dijo aventándole una almohada a la cabeza y haciendo que se frenara-.

-No vuelvas hacer eso Alessandra -La retó con la mirada y ella le sonrió-.

-Lo siento -Fingió disculparse y espero a que se volteara para lanzarle otra almohada-.

-Alessandra basta -Advirtió-.

-Vamos, no seas amargado -Se levantó de la cama y tomó la almohada volviéndolo a golpear-.

- ¿Qué crees que haces? -La miró con total seriedad mientras ella continuaba atacándolo, parecía una niña, lo golpeó en la cara y ese fue el detonante para que él empezara a seguirla por toda la habitación- Alessandra no corras, mientras más corras peor te va a ir.

- ¿No me digas? -Lo retó corriendo hacia la puerta entre risas con él siguiéndole los pasos-.

-Alessandra ven aquí.

-No, atrápame si puedes -Lo tuvo siguiéndola por todo el internado hasta que logró atraparla, se veía tan dulce jugueteando con él, la cargó en su hombro y la subió de nuevo a la habitación dejándola sobre la cama y empezó a hacerle cosquillas- no más, para por favor, para -Repetía una y otra vez riendo a todo pulmón-.

-Tienes una risa muy estridente Alessandra.

-Te amo -Lo tomó del rostro y besó sus labios- te amo mucho mi amor -Bastaba oírle decir esas palabras para que algo en su corazón se derritiera y lo llevara a un pasado de felicidad que creía haber enterrado ya-.

La observó detenidamente por un breve instante, tenía su mismo rostro, pero ella era más dulce aún, tenía sus rasgos físicos, pero su personalidad no era la misma, ella era más divertida e inocente, y lo que era más importante, lo amaba.

- Estás loca pequeña.

-Sí, estoy loca por ti-Se subió sobre su regazo y se abrazó a él, buscando sus besos, sus caricias y esa forma tan exquisita de hacerle el amor. Calmó el clamor de su cuerpo y la llevó al más sublime de los placeres, haciéndola suya, suya, que posesiva sonaba esa palabra, pero que bien encajaba cuando unían sus cuerpos en busca de fundirse para ser uno solo, la llevó a la bañera y llenó la tina hasta que la misma se desbordó en espuma del jabón-.

-Son casi las doce, a esta hora nuestro desayuno será el almuerzo.

-Lo siento mi amor, te prometo que mañana te traeré el desayuno a la cama -Juntó su espalda a su pecho para que la abrazara, mientras ella jugaba con la espuma y hacía burbujas que soplaba a través de sus dedos, parecía una niña traviesa, una niña a la que en otro tiempo a él le hubiera gustado cuidar, pero que en estos momentos solamente deseaba destruir. Fueron por algo de comida y volvieron a subir a la habitación para comer en la cama mientras veían Bob Esponja, a petición de Alessandra que amaba esa caricatura-.

En el campamento todo iba normal, las chicas se divertían y conocían un poco más, aunque la que no disfrutaba mucho era Karina, que poco o nada había podido estar con Zigor, lo vio conversando con una de las chicas y sintió que los celos la carcomían, llegada la noche se decidió por salir de su cabaña a pasear un poco, estaba aburrida y extrañaba dormir con Zigor, caminó un poco hasta llegar a la laguna y pronto una mano le cubrió la boca haciéndola asustar-.

-Tranquila nena soy yo -Susurró Zigor en su oído- no grites o podrían escucharnos.

-Vaya, vaya, bonita la hora que te acuerdas de mí, porque no vas a seguir tu charlita con la estúpida de Leisha.

- ¿Celosa?

-Jódete Zigor.

-Vamos nena -La tomó de la cintura y la puso frente con frente a él-, ya sabes que yo solo te quiero a ti, además, te tengo preparada una sorpresa.

- ¿Una sorpresa?

-Sí, ahora ven, te llevaré de aquí -La animó a que se subiera a su espalda y la cargó llevándola a una cabaña que estaba alejada del campamento- llegamos.

- ¿Qué hacemos aquí?

-Ya lo verás -La tomó de la mano y entraron al lugar que había sido previamente adornado con velas y flores por él-.

- ¿Y esto?

-Lo hice para ti.

-Es muy lindo Zigor.

-Bien señorita Karina, hora de su castigo.

- ¿Qué? ¿De qué castigo me hablas?

-Debo castigarla por estarme provocando todo el día -Fingió seriedad-.

-No, ni se te ocurra, no volveré a seguirte en tus juegos y desde ya te digo que si tienes pensado usar tus dichosas joyitas, bien puedes metértelas en el...


-Señorita Karina -La interrumpió- cuide su vocabulario, está hablando con su profesor.

-Zigor no te atrevas -Se alejó de él, pero este la atrapó- no Zigor, lo digo en serio, detente, la subió en la cama y esposo sus manos al cabezal, dejándola inmóvil y lista para cumplir sus fantasías-.

-Nena, voy a hacer que te corras tantas veces hoy, que tendrás un orgasmo cada vez que me veas -Abrió los botones de su vestido hasta dejar expuesta la desnudes de su cuerpo y tomó una rosa que paseo por sus labios y la descendió lentamente por su cuello hasta llegar a sus pechos, provocándola con suaves roces-.

-Zigor -Murmuró mordiéndose el labio inferior, le gustaba lo que le estaba haciendo, miró expectante su siguiente movimiento y lo vio llevarse la rosa a los labios y humedecer una parte con su lengua, la noche apenas empezaba y Zigor tenía muchos planes en mente para disfrutarla-.

ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora