ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO"

Capítulo "Culpa"

¿Pero qué he hecho?, he dañado a quién solo me entregó su amor, después de todo no soy mejor que la mujer que me lastimó, pues yo he hecho lo mismo, mi cabeza es un infierno de pensamientos que trata de luchar contra la culpa que guarda mi corazón, mi amada Alessandra, cuánto daño te he hecho.

Eran las ocho de la mañana y Alessandro había puesto el desayuno en una bandeja para llevárselo a Aless, tratando de ganar puntos para su perdón.

—Buenos días, princesa —Saludó y ella se apresuró en darse la vuelta y darle la espalda—, te traje el desayuno.

—No tengo hambre.

—Debes comer.

—No quiero nada que venga de ti.

—Por favor.

—Vete.

—Dejaré la bandeja aquí y me iré, por favor come algo —Lo observó salir y volvió a romper en llanto, era lo único que le apetecía hacer, estaba tan triste y decepcionada, estar junto a él la mataba lentamente, se cubrió por completo con la sábana y dejó que su llanto fuera el calmante que la hiciera dormir—.

—No comiste nada —Dijo Alessandro entrando a la habitación— he preparado el almuerzo, vamos.

—Ya te dije que no tengo hambre —La miró y suspiró resignado, la tomó del brazo y la cargó en su hombro haciendo oídos sordos a sus reclamos, la sentó en una de las sillas y le sirvió la comida, logrando que comiera algo—.

—Pronto saldremos de aquí, solo dame un poco de tiempo —Los días pasaban y la situación no mejoraba, de la hermosa princesa risueña y feliz no quedaba más que una mujer triste y decepcionada qué día a día le recalcaba el desprecio que sentía hacía él, nunca lo perdonaría y él no quería que siguiera sufriendo, solo le quedaba algo más por hacer, si ya no había amor lo mejor era dejarla libre, dejar que siguiera con su vida y que encontrara un hombre que la amará como se merecía y que la hiciera feliz, se sentó junto a su lado y tomó su mano, necesitaban hablar—.

—Suéltame.

—Tranquila, será la última vez que lo haga, lo prometo, Aless he intentado en estos días poder hablar contigo, tratar de aclarar todo, pero...

—No me interesa oírte.

—Lo sé princesa, sé que no me quieres a tu lado, lo entiendo, sé que no hay nada en este mundo que te haga cambiar de opinión, sé que no hay disculpa que valga para lo que te hice, si pudiera retroceder el tiempo y nunca acercarme a ti lo haría, pero no puedo pequeña, sé que tal vez nunca sabrás lo mucho que me odio por haberte traicionado, lo siento, lo siento mi amor —Besó su frente y le sacó el collar que le había dado— eres libre princesa, mañana ese abismo de oscuridad será luz, disfruta tu vida Aless, sé feliz, deseo de todo corazón que encuentres a alguien digno de tu amor, adiós mi ángel —Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas al escuchar sus palabras, ¿se estaba despidiendo?, lo sintió acercarse a ella y su mirada se quedó prendida de la turquesa de Alessandro que la miraba lleno de arrepentimiento. 

Un corto beso en los labios fue suficiente para que ella durmiera, para que cerrara sus ojos y no presenciara lo que estaba por pasar, la cargó y llevó hasta la habitación para recostarla en la cama, le había dado unas indicaciones a Zigor para que fuera por ella en la mañana, se dirigió al cuarto en el que alguna vez había compartido con quién lo había traicionado y tomó una navaja de afeitar, al igual que la primera vez se abrió las venas y se dejó desangrar hasta que quedó inconsciente, esa era la única forma de sacar del abismo a Alessandra, quedándose él en el.