Capítulo 14 "A Tu Lado"

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Hola queridas lectoras, les comento que me pueden encontrar en instagram como @liz.valk666 ahí subo avances, información y demás cosas relacionadas con mis historias.

Sin más que decir, que disfruten su lectura.

Sentía escalofríos recorrer todo su cuerpo y un calor insoportable que hacía que su garganta ardiera, se sentía demasiado mal como para levantarse, sería mejor quedarse en cama por hoy.

-Aless, cámbiate o llegaremos tarde al desayuno.

-No quiero desayunar Karina -Respondió tiritando como si estuviera haciendo frío-.

- ¿No te sientes bien? -Preguntó tocándole la frente-.

-No, me duele todo el cuerpo.

-Aless estás hirviendo, arrópate bien, te prepararé un café caliente para que te lo tomes o una limonada ¿Qué prefieres?

-El café, gracias.

-Listo amiga, ahora te lo traigo -Bajó a la cocina para preparar el café, el comedor ya empezaba a vaciarse, era hora de entrar a clases-.

-Señorita Karina, el desayuno terminó, debe ir a clase.

-Lo sé señor director, pero Aless está mal y yo iba a dejarle este café.

- ¿Mal?

-Está enferma.

-Deme eso, yo se lo llevaré, usted vaya a clases.

-Pero...

-Sin peros, señorita a clase -Ordenó y esta terminó por obedecerle, subió hasta el cuarto de Alessandra y se acercó hasta ella para tocarla bajo el mentón- por dios, estás volando en fiebre, Alessandra, -La movió, pero esta no contesto-, hay que bajarte la fiebre -La cargó en sus brazos y la llevo hasta la bañera, para después secarla y cambiarle de ropa, pasó unos minutos hablándole para que reaccionara y poco a poco iba haciéndolo-.

- ¿Karina?

-No, soy yo.

- ¿Señor director?

-Sí, iré por algo a mi oficina y vendré a inyectarte, ya vuelvo -Buscó en el botiquín que tenía y tomo unas ampollas para inyectárselas a Alessandra, bajó un poco la cinturilla de su short y le inyectó en el glúteo para luego arroparla, pasaron tres horas para que al fin pudiera dormirse y él aprovechó ese tiempo para prepararle algo de sopa-.

-Alessandra -La movió haciendo que despertara- debes comer un poco

-No tengo hambre, me duele mucho la garganta -Se quejó al borde de las lágrimas-.

-Te he inyectado, debes comer o la medicina hará que te arda el estómago.

-Por favor, solo déjeme descansar, no soporto este malestar -Pidió entre lágrimas-.

-No llores bonita -Le secó las lágrimas- es por tu bien -Con toda la paciencia del mundo tomó la cuchara y sopló la sopa para que no se quemara los labios al darle de comer, fue algo complicado hacer que terminara todo, el malestar ponía algo renegada a Alessandra- ya está, ya te lo terminaste.

-No puedo respirar.

-Es por el resfriado que tienes, debes descansar, te pondré otra inyección para que puedas dormir y se te quite el dolor -Se quedó con ella hasta que se durmiera y se sentó en una de las sillas por si llegaba a necesitar algo-.

-Aless, ya estoy aquí -Dijo Karina entrando a la habitación, pero decidió callarse al ver las señas que le hacía el director para que no despertara a su amiga-.

-Será mejor que tomé su ropa y se vaya de aquí -Le aconsejó en voz baja, no quería perturbar el sueño de Alessandra-.

- ¿Irme?

-Sí, tu compañera está con un resfriado fuerte y puede contagiarte, lo mejor es que no duermas hoy aquí, dile a Zigor que te dé otra habitación.

-Pero mi amiga puede necesitarme, yo quiero cuidarla.

-No, yo lo haré, ahora toma tu ropa y sal por favor.

-Sí, señor, con permiso -Tomó su pijama y fue en busca de Zigor que tenía clavada su mirada en un libro de la biblioteca-.

- ¿Seguirás mirándome? ¿O vas a pasar de una vez?

-Lo siento profesor -Se disculpó- el señor director me ha dicho que le pida una habitación por esta noche.

- ¿Una habitación? -La miró sin entender-.

-Sí, el directo ha dicho que Aless tiene un resfriado y podría ser contagioso, así que me dijo que le pidiera otro cuarto para dormir por esta noche.

- ¿Por eso has traído tu pijama? -Señaló su ropa-.

-Sí.

-Lo siento, pero en mi cama dormirás desnuda, no me gusta dormir con mujeres que tengan ropa -Le guiñó un ojo poniendo seguro en la puerta de la biblioteca- ¿En serio crees que dejaré que pases la noche en una cama que no sea la mía?

-Profesor yo...

-Shhh, -La silenció atrayéndola de la cintura hacia él- quítame el profesor cuando tú y yo estamos solos, dime Zigor, al menos que te excite más llamarme profesor -Cerró los ojos al sentir su mano deslizarse por su uniforme y meterse por debajo de su falda-.

-Alguien podría vernos -Advirtió mordiéndose el labio inferior al sentir los dedos de Zigor rozando su intimidad por encima de su braga-.

-Nadie sube a esta hora aquí, además -Se abrió paso entre la fina tela hasta tocar su piel- sería muy excitante hacerlo aquí -Le dio un beso en el cuello, antes de hundir sus dedos en ella- estás tan suave aquí -Rotó sus dedos y ella se abrazó a él, se sentaron en unos de los sillones y la estimuló hasta que ella llegó al orgasmo- eso es buena chica -Movió su mano en la fina línea de su entrada hasta que los espasmos de su cuerpo calmaron- ahora es mi turno muñeca, -La alzó levemente de la cintura y se colocó un preservativo, volviendo a acariciarla con sus dedos, rozando suavemente cada centímetro de su monte de Venus-.

- ¿Lo haremos aquí?

-Muñeca, lo haremos aquí, en la sala, en la cocina, en mi habitación, lo haremos donde queramos -Guió su erección hasta su entrada y entró en ella de una forma muy lenta, provocándola llevándola a los extremos, le quitó el uniforme dejándola solo con la falda y dirigió sus labios hasta los pechos de su amante que bailaban al son de sus embestidas, mientras sus gemidos de placer acababan con el silencio del lugar- ¿Dime muñeca, te gusta así?

-Sí, me gusta así, no pares por favor -Como si sus palabras fueran órdenes, se hundió en ella más profundo y más fuerte, lo necesitaban, ambos necesitaban llegar a éxtasis ya, se abrazó fuerte a su cuerpo y un sollozo descomunal salió de sus labios al sentir que otra vez experimentaba el orgasmo-.

En la habitación de Alessandra otro era el panorama, eran casi las doce de la noche y él no se había movido de ahí, estaba cuidándola, se preocupaba por ella, le puso unos pañitos húmedos en la frente y revisaba su temperatura para asegurarse de que estuviera bien y que pudiera descansar tranquilamente.

ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora