Capítulo "Desolación"

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Dolor, esa era la palabra que la definía en ese momento, dolor y desolación, se había dejado caer de rodillas en el suelo envuelta en llanto y con el corazón roto, la habían traicionado, se cubrió el rostro tratando de silenciar los gritos de frustración que exigían salir de sus labios y que prefirió que el nudo en su garganta se los tragase, ahora todo le cuadraba, ahora entendía por qué su madre nunca la había querido, porque la maltrataba, porque la hería con sus palabras, ella no era su verdadera madre, pero lo que más le dolía es que el hombre que tanto amaba la haya usado solo para vengarse de su madre, cada beso, cada caricia, cada palabra no era más que una vil mentira, un cruel plan que no buscaba nada más que hacerla pagar por algo que ella no tenía culpa, escuchó unos pasos acercarse y se levantó parándose frente al cofre con algunas fotografías en la mano.

-Aless -Abrió la puerta- vine para qué... -Las palabras se le quedaron a medias al verla en el estado que estaba y trató de tocarla, pero ella se alejó- ¿Qué pasa pequeña? ¿Por qué estás así? ¿Por qué lloras? -Preguntó haciendo que sus ojos volvieran a llenarse de lágrimas-.

- ¿Por qué Alessandro?

- ¿Por qué? ¿Qué?

- ¿Por qué me engañaste?

-No entiendo de que hablas.

- ¿No entiendes de que hablo? -Alzó la voz fuera de sí- tal vez esto te haga entender -Dijo aventándole las fotografías al rostro-.

- ¿De dónde las sacaste? -Preguntó, sintiéndose perdido-.

-Alguien las dejó en la puerta.

-Aless, deja que te explique.

- ¿Explicar? No es necesario explicar nada, las cartas lo dicen todo.

-Aless yo...

- ¿Tú qué? Dime ¿Qué? -Lo empujó enojada- ¿Qué vas a explicarme? ¿Qué te divertiste mientras te burlabas de mí?

-No Aless, yo...

- ¿Por qué Alessandro? -Lo interrumpió- ¿Por qué si yo te amaba?

-Pequeña.

-No me digas pequeña, no vuelvas a llamarme como lo hacías con ella.

-Alessandra, déjame explicarte -La tomó del brazo, pero ella se soltó-.

-Llevo hasta su nombre -Murmuró como si deseara que nadie más la escuchara- todo esto va de ella, no me veías a mí cuando me besabas, no me veías a mí cuando me tocabas, cuando decías hacerme el amor lo hacías pensando en ella -Lo miró desbordada en llanto- lo único en lo que pensabas era en vengarte de ella, jamás te importó lo que sentía por ti ¡Dios! -Gritó llena de dolor- confíe ciegamente en ti, eras lo que más amaba en este mundo ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¿Cómo? -Lo golpeó varias veces en el pecho y él no se inmutó, dejó que se desahogara que sacara toda su rabia, dejó caer su frente sobre su pecho, agotada cansada de él y su vida en general, de sus engaños, sintió que sus brazos la rodearon e intentó alejarse, pero él no se lo permitió- suéltame -Exigió forcejeando con él, consiguiendo solo que Alessandro se aferrara más a ella-.

-No luches Alessandra, no tiene sentido que lo hagas.

- No quiero que me toques.

- ¿De verdad no quieres que te toque? -Susurró sobre sus labios, mirándola a los ojos- me amas, sé que estás dolida, pero me amas, no voy a soltarte, tú y yo tenemos que hablar.

-Me hiciste lo que ella te hizo -Le sacó en cara- fuiste víctima y verdugo, lo planeaste todo y decidiste destruirme a pesar de que yo era inocente en todo esto, me hiciste creer que podía ser digna de que alguien me amara, Alessandro -Subió sus manos hasta llegar a su rostro, buscando esa fría mirada turquesa que ella tanto amaba y que ahora brillaba de dolor igual que la suya- mi príncipe, mi amor, que ciega estuve, que tonta fui, lo di todo sin esperar nada a cambio y aun así perdí, aunque tú también perdiste, pude sacarte del abismo, pero preferiste hundirme contigo en el, tal vez tenga la misma cara de esa mujer, pero a diferencia de ella yo si te amaba, a diferencia de ella yo si hubiera luchado por ti sin importar si el mundo se hubiera puesto en mi contra, porque para mí tú eras mi mundo -La acercó a él y besó sus labios haciendo oídos sordos a su resistencia, buscando un perdón que tal vez nunca tendría, no había entendido lo lejos que había llegado hasta que la vio derrumbarse, ahora era él quien estaba en el otro lado, ahora era él quien hería y destruía, había soñado tanto con esa venganza que no midió la consecuencia de su daño, dejó que una lágrima se desbordara por su mejilla mezclándose con los de la joven que en vano buscaba zafarse de él-.

La miró sintiéndose miserable, la venganza no era tan dulce después de todo, sobre todo si esta iba dirigida a la persona incorrecta, la escuchó ahogarse en llanto como si fuera una niña, ¿pero qué había hecho?, le había jugado sucio para hacerla pagar por algo en lo que no tenía la culpa, después de todo él había sido peor que la mujer que le rompió el corazón.

ALESSANDRO "MÁS QUE UN SIMPLE DESEO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora