capítulo seis

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Él no estaba aquí. Mingyu no llegó. Minhee estaba durmiendo plácidamente ya que aún era temprano, pero Wonwoo esperaba en la cocina a que el timbre sonara y que ese muchacho esté ahí para llevar a su hija a la escuela. Lamentablemente, eso fue algo que no pasó.

—Wonwoo... —el aludido miró en la dirección que su nombre fue pronunciado, la niña fregaba sus ojitos dispersando el sueño.

—¿Si? —él respondió.

—¿Y papá? —su vocecita era tan finita que le produjo una sensación rara en el pecho.

—Él... ahm... —Wonwoo balbucea, sin nada concreto por decir, mejor se calló.

—No vino. —Minhee parecía decepcionada, pero sonrió. —Sabía que no vendría.

—Lo siento Minhee...

—Me iré a lavar los dientes.—ella después decir aquello se fue. Wonwoo se sintió pésimo, los ojitos de la niña se volvieron tristes ante la desilusión, sin embargo, demostró que estaba acostumbrada.

Se sintió un tanto mal por la niña, ayer le había dicho un sinfín de cosas bonitas en relación a Mingyu que ahora todo esa ilusión pareció desmoronarse. Caminó hasta el refrigerador, de ahí sacó dos huevos y lo que necesitara para hacer un omelet, entre otras comidas. Puso sus manos y habilidades a la obra. Una vuelta, dos vueltas, sacudió un poco la sartén y con una espátula sirvió el omelet en un plato. Repitió exactamente lo mismo con el otro. En la mesa apoyó tres tazones con arroz y agregó otras cosas que pudieran acompañar el desayuno.

—¡Wow! —oyó un chillido a sus espaldas, colocó su mejor sonrisa y volteó. Minhee también sonreía, con un nuevo humor.

—Espero que te guste el omelet. —Wonwoo se acercaba a la niña hasta llegar frente a ella, se agachó lo suficiente para verle el rostro. —Espérame en la mesa, tengo que despertar a mi abuela.

—Está bien.

Wonwoo se enderezó y siguió a la niña con su vista hasta verla que se sentara, ella observaba con ansias el desayuno. Él se encaminó con prisa hacia la habitación de su abuela para no hacerle esperar demasiado, antes de entrar dio dos toques a la puerta, se llevó una gran sorpresa al oír el pase. Ella normalmente a esta hora continuaría durmiendo.

—Buenos días. —dijo Wonwoo mientras asomaba la cabeza hacia el interior de la habitación, la abuela Jeon estaba corriendo las cortinas permitiendo que el sol entrara e iluminara la mayor parte del espacio.

—Buenos días, querido. —la anciana hizo señas invitándolo a pasar. Así lo hizo. —¿Cómo estás? ¿Has dormido bien?

—Nunca dormí mejor. —él sonrió. —¿Tú cómo estás? ¿Aún te duele la cadera?

—Estoy mejor. —la anciana acomodaba las mantas sobre la cama, Wonwoo se acercó a ayudarla. —¿Minhee está despierta?

—Nos está esperando en la mesa para desayunar. —Wonwoo exhaló antes de hacer la siguiente pregunta, terminó de colocar las almohadas en la cabecera de la cama. —Tú conoces a ese tipo mejor que yo... No va a venir, verdad?

—¿Quién? —la anciana de pronto parecía confundida.

—Mingyu. —él le recordó, pero ella continuaba con su expresión de confusión. —Tu vecino, padre de Minhee.

—¡Oh, él! —la abuela Jeon cambió su expresión a una más relajada. —Lo siento mi cielo, últimamente me olvido de las cosas, pero es algo de ancianos. No te preocupes.

—Descuida, abuela. —con que me recuerdes a mi eso me basta. —Olvida lo que te dije antes. Vayamos a desayunar.

La antes nombrada asintió y dando toda la vuelta a la cama salió de la habitación junto con su nieto. Al llegar a la cocina Minhee los miró cuando entraron, dando un brinco en la silla sonrió.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora