𝓬𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓸𝓬𝓱𝓸.

1K 121 32
                                    


Wonwoo se detuvo de golpe cuando escuchó su nombre ser gritado, por inercia tomó fuertemente la mano de Minhee quien parloteaba contenta y alzó la vista, se relajó al ver que solo se trataba de Kim Mingyu. Lucía cansado, su aspecto desordenado y ligeramente alterado. Después de el gigante haber cruzado la calle, Minhee actuó rápido y soltándose de su mano fue corriendo hacia él, saltó a sus brazos, Mingyu la atrapó levantándola en el aire mientras le daba muchos besos. Le enterneció dicha escena, pero mantuvo su rostro inexpresivo.

—Wonwoo, ¿cierto? —Mingyu tras haberse acercado al aludido, preguntó. El pelinegro asintió—. Gracias por... esto, te lo comp-

—De nada —Wonwoo interrumpió, el contrario se encogió de brazos—. De todos modos, Minhee me agrada.

Se oyó una risa nasal por parte de Mingyu, Wonwoo mostró una pequeña sonrisa. Decidieron emprender camino hacia la parada de autobús, los dos mayores iban en silencio mientras que Minhee hablaba sin intenciones de parar, se reían de a ratos con ella. Mingyu exhaló, pensando en distintas cosas, la inicial le producía dolor de cabeza porque no encontraba una solución a ese problema. Su nuevo empleo, para ser el primer día, le arrebató la escasa energía que había estado almacenando de su último trabajo, antes dormía considerables horas, ahora parecía que ni siquiera lo hacía. Gracias a eso perdió la noción del tiempo, se olvidó de la promesa a su hija, quedando como un patán frente a Wonwoo.

—Yo... lo siento, Wonwoo —Mingyu se disculpó, no tuvo tiempo de procesar lo que iba a decir, solo lo soltó—. Sé que le prometí algo a Minhee, pero es que estoy un poco dist-

—Yo no he dicho nada, Mingyu —el pelinegro volvió a interrumpirle—. ¿Me oíste reclamarte algo?

—No, pero aún así siento que debo disculparme. Minhee es mi responsabilidad, no la tuya —Mingyu al decir aquello miraba como la niña jugaba con su celular sentada en la espera de que llegara el transporte. Ellos estaban un tanto lejos—. Francamente, eres un desconocido, pero me ayudaste sin que tuvieras algo que ver. Ofresco mis más sinceras disculpas por haberte encargad-

—Yah, hablas mucho —Wonwoo suspiró. Mingyu se quedó con las palabras atascadas en la garganta—. Solo tómalo como un favor.

—P-Pero...

—Mingyu —Wonwoo lo miró, el aludido se heló al ver aquellos ojos oscuros, vacíos—. Hablo en serio, no debes preocuparte.

—P-Pero...

—¿¡Pero qué? —Wonwoo chilló.

—Nada —Mingyu quiso reír por la reacción del pelinegro, fue tierna, porque se notaba que era impaciente, pero no le gritó como una persona normal lo haría.

Wonwoo se cruzó de brazos por la respuesta tan ambigua, ¡sí tenía algo para decir que lo haga de una vez! Ahora mismo lo abandonó con la duda, y odiaba eso. No necesitaba oír agradecimientos ni mucho menos disculpas porque haber acompañado a la niña a la escuela fue algo que realmente quiso hacer y debía admitir que había sido divertido ya que ella hablaba todo el tiempo y era interesante escucharla, no es como si alguien lo hubiera obligado a tal cosa. Aparentemente, Mingyu lo interpretaba así.

Luego de esperar unos minutos más el ansiado autobús llegó, pero Wonwoo no subió.

—¿Tienes algo para hacer? —preguntó Mingyu interesado en el tema.

—Debo trabajar —respondió Wonwoo, colocó sus manos dentro de su bolsillo.

—Oh, ya veo —el contrario respondió mientras tomaba a Minhee de la mano, haciéndola subir los primeros escalones del transporte—. Que te vaya bien.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora