𝓬𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓲𝓷𝓬𝓮.

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—¡Wonwoo oppa!

Se quedó congelado en el pie de la entrada mirando a Minhee frente a él. Sonrió por inercia.

—Preciosa, hola —él saludó.

—La abuela me dijo que venga a abrirte porque está ocupada —Minhee dijo haciéndose a un lado para dejar pasar al chico con cientos de bolsas en sus brazos—. ¡Wonwoo, eres muy fuerte!

—¿De verdad lo crees? —él pelinegro cuestionó mientras se sacaba sus zapatos—. Por favor preciosa, cierra la puerta.

—¡Por supuesto que lo creo! —la niña exclamó acatando la orden de Wonwoo—. Papá también es muy muy fuerte.

Ignoró por completo lo que Minhee dijo por último a causa de que estaba más concentrando en sus brazos que sentía romperse. Apoyo a tientas las compras sobre la mesa, largó un suspiro después.

—¡Abuela, ya estoy aquí! —Wonwoo gritó anunciando su llegada. Espero una respuesta, pero ni en los siguientes segundos los recibió. Decidió no volver a hablar o gritar porque creyó que su abuela debe estar bastante ocupada y por eso no le da atención. Volvió a suspirar.

—¿Estás cansado, oppa? —Minhee preguntó mirándolo con esos enormes ojitos que sin duda alguna disfrutaba observar.

—Más o menos —respondió mientras rascaba su nuca—. Hoy estuve muy ocupado y me duele un poco la cabeza, pero si me das un abrazo seguro se me pasa.

A la niña se le pintaron las mejillas de carmín, pero aún así se acercó a Wonwoo, él la alzó en sus brazos y la abrazó. Con una mano libre, el pelinegro comenzó a hacerle cosquillas, ella se removía entre sus brazos riendo escandalosamente.

Por otro lado, Mingyu estaba acomodando sus cosas de la universidad para poder ir a buscar a su bebé quien solo había visto por la mañana cuando la llevó a la escuela. El timbre sonó. Mingyu frunció su ceño porque según él no esperaba a nadie, a menos que sea Wonwoo con su tesoro.

—¡Mingyu, amigo! —frente a su puerta estaba la persona que menos esperaba.

—¿Ahora somos amigos, Jihoon? Qué raro—Mingyu alzó una ceja, cruzándose de brazos—. Seungcheol.

—Mingyu —respondió el antes nombrado levantando la cabeza en forma de saludo—. Jihoon es insoportable, te lo regalo —Seungcheol tomó por los hombros al enano y lo empujó hacia el gigante. Jihoon se quejó.

—No gracias —Mingyu colocó unas manos hacia delante, frenando a Jihoon.

—¡Idiota! —el pelirrojo se puso firme en el suelo, mirando a Cheol quien reía por su expresión enojada—. ¿Además de haber descendido de mejor amigo a amigo y no importarte mi opinión, ahora soy una cosa que vas regalando por ahí? Te estás ganando una patada en los huevos, Seungcheol.

—No es a lo que vinimos, Jihoon —Cheol ignoró olímpicamente lo dicho por el de baja estatura.

—Chicos, necesito irm-

—¡Ta da! —Jihoon subio a sus ojos una bolsa cuestionable, Mingyu alzó una ceja—. ¿No sabes qué es?

—No.—el gigante negó.

—¿Acaso nunca pides comida o qué? —Jihoon pregunto mientras tomo lugar en la casa de su amigo como si fuera la suya. Mingyu y Seungcheol se miraron.

—Adelante, pasa —invitó Min haciéndose a un lado—. Pónganse cómodos, yo debo salir un rato.

—¿Adónde? —Jihoon de pronto apareció en su campo de visión, ya se había quitado los zapatos y colgado abrigo y mochila, los dos restantes se sorprendieron por su rapidez—. ¿Iras a ver a la persona que te escribió la carta de amor hoy?

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora