capítulo tres.

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Su trabajo mantenía su mente ocupada, gracias al cielo, no iba a poder aguantar tantos problemas merodeando en su cabeza. Wonwoo ocupaba el puesto de barista, la verdad que disfrutaba mucho hacer cafés, le generaba cierta paz interior. Llevaba ahí aproximadamente un año y medio, la paga bastaba para comprar lo necesario para los medicamentos. Aunque se cansara físicamente él no podía dejar a su segunda —primera y única— madre de lado, la amaba más que a nadie en el mundo y si ayudarla a seguir viviendo implicaba al no descanso, Wonwoo trabajaría el doble si era necesario.

—Cada día vas mejor Wonwoo. —la persona que lo supervisaba aparece frente a él cruzado de brazos y con una casta sonrisa en sus labios.

—Gracias, Seungcheol. —el pelinegro inclinó su cabeza realmente agradecido. —Aprendí del mejor, supongo.

—Claramente. —ese aire de superioridad rondaba alrededor suyo con gracia. —¿Aún no irás a casa?

—Todavía no. Tengo que cerrar el café y limpiar.

—Olvídate de eso. Vamos a comer algo y después yo cierro.

—¿En serio? —Wonwoo lo mira con ilusión.

—En serio.—Seungcheol le sonrió.

—Entonces... dame un minuto. —Wonwoo desajusta su delantal y lo coloca en el lugar de siempre, alisando la tela con las manos cuidando que no se arrugue. Sale de detrás del mostrador y acomodando sus lentes en el puente de su nariz le regala una diminuta sonrisa a Seungcheol.

—¿Estás listo?

—Listo.

Ambos salieron de la cafetería conversando sobre qué comerían y en que lugar irían. Tal vez era un secreto, pero Wonwoo la pasaba bien con Seungcheol, no es la primera vez que lo invitaba a comer después del trabajo, pero si no tenían esa pequeña rutina el menor se pondría triste porque esa era la única vez en el día que estaba con otra persona que no sea su propia familia.

—¿Tteokbokki o bibimbap? —Cheol lo sacó de su pequeño mundo preguntándole que le gustaría más.

—Hoy se me antoja bibimbap. —tocó su estómago mirando el cartel. —¿Bulgogi o Japchae? —esta vez le preguntó él.

Bulgogi. —respondió—¿Vamos a ordenar?

Wonwoo asiente con una sonrisa en su rostro, de esas que nadie veía porque solo aparecía cuando había buena comida. Cheol tuvo que reconocer que era una muy bonita sonrisa, lo hacía ver más tierno y atractivo a su vez. 

Ya sentados en la mesa cada uno ordena lo que su estómago pedía y ante el silencio que quedó decidieron hablar de algo trivialidades, aunque Wonwoo no era muy fan de la interacción verbal, pero solo por esta vez el mayor sería su excepción..

—Deberías sonreír más. —Cheol fue el que inició la charla luego de haber bebido un vaso de agua. —Luces más atractivo.

—¿Qué dices? No bromees. —no sabía que contestar ante ese comentario repentino, no estaba acostumbrado a cumplidos como esos.

—¡En serio lo digo! —insistió. —Cuadra perfecto con tu rostro.

—Seungcheol... —dijo avergonzado. —No digas eso.

—Wonwoo, eres un hombre atractivo, ¿por qué me contradices?

—Porque yo no pienso lo mismo. ¡Mírate a ti mismo! Tu, Choi Seungcheol, eres atractivo.

—Wonwoo. —lo toma totalmente por sorpresa cuando en modo de consuelo coloca su mano sobre la suya, generándole un calor en el estómago. —Confía más en ti mismo y cree en lo que digo.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora