capítulo treinta y siete. (1/2)

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Wonwoo había faltado al trabajo por primera vez en tantos años, necesitaba el día para acomodar su vida y resolver el único asunto que tiene con su padre, deseaba que fuera el primero y el último. En la mañana solo había visto a su abuela quien le preparó el desayuno con el amor inmenso que le tiene, se habían levantado mucho más temprano que los Kim. Su padre le había enviado un mensaje pidiendo si podían verse antes de que él se fuera a un viaje de negocios, a lo que Wonwoo no le quedó más remedio que aceptar.

El lugar que le indicó era lejos, aún estaba en el autobús con la ubicación en sus manos mostrando que todavía faltaban quince minutos para llegar. Mientras tanto, escuchaba música para despejar su mente. Realmente no quería pensar mucho en lo que su padre tendría para decirle, prefería tener las melodías llenando su cabeza, eso lo haría sentir menos terrible, porque si de algo estaba seguro era que nada bueno iba a salir de esto y mentalizarse un momento antes no haría daño a nadie.

De pronto pensó en Mingyu, pensó en el día anterior, en lo que pasó, en lo que hicieron. Claramente no fue la primera vez de él, pero lo había sido para Wonwoo. Mingyu fue hermoso, muy hermoso. Hasta ahora podía sentir en su piel sus besos y caricias, como le habían quemado por completo el cuerpo, lo que le daba vergüenza recordar era como tenía que ahogar todos sus suspiros mordiendo una almohada. De tan solo pensarlo aquella sensación cosquilleante volvía a aparecer en su estómago. Jamás hubiera imaginado que su primera vez sería con un chico. En realidad, jamás pensó en tener su primera vez. Mingyu se había encargado de hacer ese momento el más lindo de toda su vida.

Sin darse cuenta, la parada en la que tenía que bajarse había llegado. Se levantó de su asiento y antes de dirigirse a la puerta presionó el botón a su izquierda. Luego de bajar sintió una fuerte brisa impactar contra su cuerpo, aquel sonido tan familiar se inundaba en sus oídos creando la melodía más placentera del mundo, frente a sus ojos se extendía el inmenso mar. Sonrió por inercia.

¿Por qué su padre le pidió que se vieran aquí? Bien pudo escoger un sitio menos difícil de llegar, o uno menos frío, pero en el momento que volvió a sentir aquella ventisca jugar con su cabello agradeció que lo haya enviado lejos de la ciudad. Antes de volver a la realidad, respiró profundamente, llenando sus pulmones del aire puro y fresco, congelando en ese momento su mente y dejando que el sonido del mar le hablara. Si bien estaba lejos, desde su lugar podía oír a la perfección a las olas chocar con furia contra la orilla.

Continuó caminando, buscando el sitio detallado en la ubicación. No pasó mucho que lo encontró. Era un restaurante, no lucía elegante y eso fue lo más extraño, su padre no iba a lugares cualquiera. Dejando de lado eso, se adentro, no habían muchas personas allí, por lo que fue sencillo identificar a su padre. Él llevaba un traje que a la distancia se veía lujoso, puso una mueca en sus labios cuando se fijó en lo que él traía puesto.

—Hola —Wonwoo dijo tímido, hasta que el hombre volteó a verlo—. ¿Estuviste esperando mucho?

—No, hijo, claro que no —su padre le sonrió, indicando que tomara asiento—. No te preocupes.

Wonwoo se sentó frente a él, viendo como en la mesa había varios platos ya servidos. Se sintió un poco mal al respecto.

—Primero comamos, Wonwoo —el señor Jeon habló—. Los camarones de aquí son deliciosos.

—No me gustan los mariscos —el menor dijo colocando sus manos sobre sus piernas—. Lo siento.

—Oh —su padre bajó el cubierto, sintiéndose abrumado—. Creí que- no sé, lo siento. No lo sabía.

—Claro que no lo sabes —murmuró, levantando su vista mostrando una sonrisa—. No importa. De todos modos, solo vinimos aquí para hablar.

Luego de decir eso, en el ambiente se instaló un silencio muy tenso. A pesar de que eran familia de sangre aún era incómodo estar con el otro, su relación de padre e hijo jamás fue tan firme como hubiera querido, Wonwoo se preguntaba si al menos esa relación había iniciado.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora