𝓬𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓲𝓮𝔃.

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Mingyu estaba contento de que al pasar una pésima semana lo hayan despedido del trabajo, no se sentía mal por haberlo perdido, estaba mejor ya que podía retomar tiempo con su hija y recuperar sus horas de sueño. Pero eso también significaba que debía buscar otro empleo.

Y en eso estaba justo ahora. Mientras paseaba con Minhee repartía en diferentes lugares su currículo. Algunos decían que lo llamarían, otros que los puestos estaban ocupados, se sentía conforme cuando le decían "nosotros te avisaremos". Esas palabras lograban que su esperanza se elevara en lo alto.

Mientras caminaban tomados de la mano el estómago de Minhee exigía comida y la niña con sus tiernos berrinches se lo hizo saber. Mingyu jamás se resistiría a su princesita. Buscaron el lugar más cercano, una simple cafetería apareció frente a ellos. Se miraron, él le preguntó que qué le parecía, ella le respondió que era perfecto, con tal de alimentar su estómago cualquier lugar era perfecto. Se adentraron.

—Princesa —Mingyu se agachó a la altura de Minhee—. Ve a esperarme en una mesa, pediré y luego estaré contigo ¿si?

Ella asintió sonriéndole, posteriormente, fue a buscar una mesa libre. Mingyu después de haberla seguido con la mirada y cerciorarse de que se haya sentado, se enfocó en lo que iba a ordenar. Su dulcesito seguramente querría comer algo relacionado con el chocolate, por lo que debatía entre muffins o un postre. Cuando la persona que iba a atenderle le había hablado para tomar su orden finalmente se decidió por el muffin, también pidió un café para él.

Después de pagar caminó hasta la mesa donde Minhee, se sentó frente a ella.

—Hace mucho no paseábamos papi —comentó la pequeña.—. Me gusto salir hoy.

—¿Si? —Mingyu sonrió, alegre de haber oído eso.—. Entonces intentaré llevarte a pasear más seguido, princesita.

—¿La próxima podemos invitar a Wonwoo oppa? —aquella pregunta lo tomó completamente por sorpresa, elevo sus cejas.

—¿Por qué?

—Es que me cae bien —ella sonrió—. A veces lo veo muy solito y me da penita. Seguro se pone feliz si lo invitamos.

—No me estarás cambiando a mi por Wonwoo ¿no? —Mingyu cruzo sus brazos frunciendo exageradamente su ceño.

—¡Ay, no! —Minhee rio—.Yo solo quiero a papá.

—Oh, así está bien —Mingyu se inclinó en la mesa para pellizcar una de las mejillas de la pequeña, ésta chilló en respuesta.

Luego de haber esperado, no mucho tiempo, el pedido llegó. Pero la persona que lo trajo hizo que su respiración se entrecortara y automáticamente quedara en un estado de estúpido. Parpadeaba repetidas veces para comprobar de que si lo que veía no era un sueño.

—¡Wonwoo oppa! —Minhee prácticamente gritó, el pelinegro le sonrió ampliamente.

—Hola, Minhee —Wonwoo respondió, depositando en la mesa todo lo que traía en bandeja. Hasta ahora Mingyu estaba —mentalmente— paralizado.

—¡Justo estabamos hablando de ti! —la niña lo miraba con brillitos en sus ojos.

—¿De mi? —Wonwoo dijo un poco sorprendido.

—¡Si! ¿No es cierto, papi? —los dos miraron a la persona que permaneció callada durante ese escaso tiempo, pero ni aún así objetó algo. Wonwoo se encogió de hombros cuando se dio cuenta de que Mingyu lo miraba fijamente, su corazón empezó a latir torpemente rápido—. ¿Papá?

Mingyu al oír el segundo llamado de inmediato sacudió su cabeza volviendo a la tierra, su hija y Wonwoo lo miraban esperando al parecer una respuesta de una pregunta que no había escuchado por estar totalmente enganchado de la imagen tan nueva —y hermosa— de Wonwoo. Las gafas y el curso de su peinado lo cambiaban, incluso aquella diminuta sonrisa en sus labios.

—Lo siento, princesa —se disculpó Mingyu—. No te estaba escuchando, ¿qué estabas diciendo?

—¡Papi torpe! —regañaba Minhee.

—Minhee dijo que hablaban de mi —Wonwoo envuelto en una repentina timidez repitió lo que había dicho la niña hace un momento atras.

—Oh, de eso —Mingyu dirigió su mano hacia la parte posterior de su cabeza rascando sus cabellos, sonriendo nervioso—. Es que Minhee quería invitarte a comer, le caes bien y bueno, no puedo decirle que no.

—¡Qué tierna! —Wonwoo la miró sonriendo esta vez mostrando sus dientes y haciendo que sus ojos desaparezcan en dos lineas finas. Mingyu empezó a respirar errático otra vez—. Si me invitas tú será un placer.

—¡Si! —la niña festejó en su lugar, chillando de vez en cuando.

Mingyu rió, volteando a ver a Wonwoo nuevamente. No podía quitar los ojos de él, estaba impresionado. Usualmente Wonwoo no sonreía o mostraba simpatía a otras personas —o tal vez sí pero no se comportaba de esa manera con él— porque había aclarado que esas cosas no eran de su agrado y que tampoco estaba acostumbrado, ahora le parecía totalmente lindo que de repente enseñara ese lado suyo, lo consideraba sin dudas adorable. Y lo más que quería decirle ahora es que él también está encantado con que haya aceptado la invitación de ambos, pero fue demasiado tarde porque ya se había ido sin dejarle siquiera poder dirigirle una sola palabra. Cuando lo volvió a buscar estaba con un chico rubio abrazado a él, otro de menor estatura también lo abrazaba y a Wonwoo parecía no molestarle en lo absoluto.

Por alguna razón se sintió... nada. Prefirió no reconocer aquel sentimiento y olvidarlo.

Por otro lado Wonwoo, estaba con dos babosas pegadas en los costados de su cuerpo. En ese momento quería golpearlos con la bandeja que tenía entre sus manos, pero llamaría demasiado la atención y estaban en horarios de trabajo.

—¡Pensé que era el único que le gustaba abrazar a Wonwoo a pesar de que a él no le guste! —Chan miraba fascinado al chico rubio prendido del brazo izquierdo del pelinegro—. Pensé que era el único que te daba amorcito, Wonwoo.

—¡Suéltenme! —el que estaba en medio se removía intentando safarce de alguno ya que no estaba acostumbrado a tanto afecto, pero no podía.

—En realidad, no me deja a veces ni hablarle, hoy me está sorprendiendo mucho —Junhui le respondió a Chan, Wonwoo lo miró mal—. Al parecer prefiere más que le des tú amorcito.

—¡Yah, suéltenme! —se oyó como un berrinche cuando Wonwoo pegó el grito, Chan casi se murió de ternura.

—¡No creía que podías ser tan lindo! —Chan se desprendió de su brazo y se puso frente al pelinegro, Wonwoo temió por un segundo, el menor comenzó a apretar sus mejillas. Jamás se le cruzó por la cabeza que aquello era lo peor que podía hacer, según Wonwoo. Las mejillas del pelinegro se comenzaron a calentar al instante poniéndose coloradas, sonrojándose. Para el par que lo miraba lucía extremadamente adorable y lindo, Chan quería comérselo a besos, Wonwoo quería salir corriendo por lo avergonzado que se sentía.

Por eso odiaba que le tocaran las mejillas, en un instante se pintaban de rojo potente. No le gustaba esa imagen.

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estilo de nuestro bello wonwoo:

estilo de nuestro bello wonwoo:

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hoy estuve inspirada (?

espero que les guste!

kdl-

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