capítulo cuarenta. FINAL

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Mingyu y Wonwoo, aquella tarde del sábado, se encontraban en el cine del centro eligiendo una película adecuada para el gusto de ambos, allí mismo se dieron cuenta de que tenían gustos totalmente diferentes, por lo que se convirtió en un problema y si no llegaban a un acuerdo las próximas funciones pronto iban a comenzar.

—¿Acaso eres un miedoso? —preguntó Wonwoo, riendo—. ¡Incluso mi abuela ve películas de terror! No seas aburrido.

—No soy aburrido —Mingyu estaba cruzado de brazos, enfurruñado—. Es solo que no me gustan las películas de terror.

—Ga-lli-na.

—Yah, no te pases —el mayor lo apuntó—. Yo no te dije nada cuando no quisiste comer mariscos conmigo.

—¡Te dije que soy alérgico, Mingyu!

—¡Entonces yo también soy alérgico a las películas de terror! Problema resuelto.

—Lo mío es verdad, lo tuyo es mentira, miedoso —Wonwoo exhaló, regresando su mirada hacia las carteleras—. La próxima vendré con otra persona.

—Ah —Mingyu fregó con su mano sus ojos, luego suspiró—. Está bien, veamos lo que tu quieres.

—¿En serio? —el pelinegro volteó a verlo de inmediato con una enorme sonrisa instalándose en sus labios, al mayor le latía el corazón con fuerza—. Ni se te ocurra estar jugando conmigo, Kim Mingyu.

—No estoy jugando, veamos la que quieres.

—¡Ya lo dijiste, luego no es momento de retractarse!

—¡Si me asusto mucho, tu pagarás mis daños psicológicos!

Wonwoo sin prestarle mucha atención a lo que había dicho, lo arrastró hacia la boletería siendo él quien pagaba por las entradas. Mingyu se encargó de las palomitas y bebidas. El mayor estaba aterrado, le temblaban las piernas con tan solo pensar en los sitios que escogió el pelinegro para que se sentaran, según Wonwoo gracias a ello tendrían una mejor experiencia, para Mingyu era un paso más hacia el paro cardíaco. Pero si tenía que aguantar esto para ver a Wonwoo feliz definitivamente lo haría, ver a ese chico radiante como un sol lo valía todo.

Cuando finalmente entraron a la sala y se sentaron en sus respectivos asientos, Mingyu no podía encontrarse más nervioso, comía las palomitas para distraer a su cabeza de que en menos de cinco minutos se enfrentaría a una pantalla gigante con zombies, Wonwoo tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—Deja de comer y beber —Wonwoo le arrebató el vaso para colocarlo en la cuenca del asiento, también le sacó el balde de palomitas—. Querrás ir al baño y la película aún no comenzó.

—Pero- —Mingyu tenía un puchero en sus labios, gesto que el menor juró que jamás había visto y se sentía eternamente agradecido por presenciarlo—. Me va a dar miedo.

—Ni siquiera sabes de que se trata.

—Con tan solo saber el título es suficiente para mi darme cuenta que me va a dar miedo.

Wonwoo se echó a reír. Mingyu podía ser la persona más fuerte y valiente que conocía, la persona que no le teme a nada y que siempre supera las expectativas de los demás, pero justo ahora se estaba comportando como un cachorro asustado que solo quiere refugiarse bajo una manta y no salir al exterior hasta que el terror se le pase. Muy adorable para el corazón y estabilidad mental de Wonwoo.

—Dame tu mano —el pelinegro pidió. Mingyu alzó una ceja preguntándose por qué le pidió eso, pero rápidamente obedeció. El mayor sintió su respiración acelerarse cuando la mano blanquecina de Wonwoo se posó sobre la suya, entrelazándolas—. Ya que estás por llorar, sostendré tu mano hasta que acabe la película.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora