𝙏𝙍𝙊𝙐𝙑𝘼𝙄𝙇𝙇𝙀

capítulo treinta y siete. (2/2)

Wonwoo y su padre habían pasado casi toda la tarde juntos, hablando y solucionando desacuerdos, dando el primer paso para convertirse en el tan deseado padre e hijo. Aunque Wonwoo todavía no aceptaba sobre lo de Juri, iba a hacer su mayor esfuerzo para aprender de ella y quererla como su padre lo hizo, intentar imaginarse qué tan diferente hubiera sido su vida si ella estuviera viva. Él le enseñó una foto que guardaba con mucho amor en su teléfono, le relató recuerdos que con tan solo oirlos pudo idear cuán hermosa ella era, momentos que él atesoraba durante diecisiete años. Fue lindo conocer un poco más sobre el pasado de su padre y madre, tal vez esas historias lo ayudarían a sobrellevar su vida.

Como ya se había hecho tarde, Wonwoo tuvo que regresar solo porque su padre tenía que partir hacia el extranjero esa misma noche. A pesar de que pasaron muy poco tiempo juntos del que hubiera deseado, lo despidió con un fuerte abrazo porque, ¿quién sabe cuándo se volverían a ver? Tal vez y con suerte lograrían mantenerse en contacto. Fue el mismo recorrido en autobús, la misma aburrida caminata hacia casa, pero con un sentimiento diferente, una sensación relajante para su mente. Se sentía plenamente aliviado.

Al entrar a su hogar pudo oler el delicioso aroma de la cena, su estómago rugió en respuesta. Se colocó sus pantuflas y se dirigió hacia la cocina, pero se sorprendió cuando no era su abuela quien cocinaba, sino el chico que lo hacía suspirar como un completo idiota, Kim Mingyu. Tocó dos veces en el umbral de la puerta y éste volteó, rápidamente instalando en sus labios una hermosa sonrisa.

—Ya te estaba por enviar un mensaje —confesó el mayor, acercándose hasta llegar frente a él—. Me alegra que hayas regresado temprano.

—Creo que me he equivocado de casa —Wonwoo, ignorando olímpicamente aquellas palabras porque no pudo evitar sentirse conmovido, dijo—. Pareciera que vives aquí.

—¿No te gusta mi compañía? —Mingyu inclinó ligeramente su cabeza, observándolo con ojitos centellantes—. Incluso te hago la cena.

—No dije eso —desvió su mirada hacia otro lado, evitando aquel cosquilleo en su estómago que se producía cada vez que el mayor lo veía de esa manera—. Olvida lo que dije.

—Está bien —Mingyu hizo caso. Pero acercó el último paso que les quedaba y deslizó sus manos por la cintura del menor, pudo apreciar mejor en ese momento sus mejillas sonrojadas, le causaba tanta ternura que podría llorar—. No ha pasado ni un solo día y ya te extrañé.

—Yah —Wonwoo no sabía porqué estaba más avergonzado, si por la cercanía del mayor o sus brazos abrazando su cintura. Por ambas—. ¿Dónde están Minhee y mi abuela?

—Hacían falta algunas cosas aquí, así que se fueron a comprar mientras yo cocinaba —Mingyu explicó. Wonwoo aún no podía mirarle a los ojos, pero a esa distancia el mayor lucía muy hermoso—. No deben tardar en llegar, pero-

Wonwoo subió sus manos al rostro contrario y depositó en sus labios un casto beso, seguido de uno más largo. El menor estaba de puntitas de pie mientras que Mingyu estaba procurando no querer abandonar la cocina e irse a otro sitio. El chasquido de sus bocas al unir lenguas se oyó por toda la cocina, era un beso tan necesitado, tan explosivo, tan ansiado pero también expresivo, y con ese beso urgente Mingyu parecía querer demostrarle lo mucho que lo amaba y apreciaba que esté a su lado. Esa dulzura tan particular que tenía en los labios, ese modo de mover la lengua lentamente, y el infaltable tirón que hacía siempre al jalarle el labio inferior con los dientes, todo en los besos del mayor se sentía demasiado correcto para Wonwoo.

—Mingyu, maldito, no quiero comer nada quemado.

El menor se separó abruptamente de él cuando escuchó una tercera voz en aquella habitación, sus mejillas de pronto comenzaron a quemarle mucho más que antes y para el colmo, sentía la saliva del mayor en sus labios y quién sabe por dónde más estaría esparcido. Se negaba completamente a voltear.