Cuatro.

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BELLAMY

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BELLAMY

La siguió con la mirada hasta que se perdió entre los reclusos. Se rascó la nuca, esperando porque no se hubiera notado el paso hacia delante que había dado, dispuesto a detenerla.

Había oído toda la conversación que había mantenido con Jex, había notado la tensión, desesperación por parte de Jex y el enojo floreciendo en Nicasia. No era tan buena para ocultar sus emociones cuando se trataba de su familia, supuso.

—¿Difícil?

Wells se detuvo junto a él. Los reclusos tomaban asientos en las mesas, hablando entre ellos. Nicasia estaba sentada en una del fondo, dándole la espalda. Estaba sola, pero las miradas recaían sobre ella como si fuera el premio del año.

—No peor que Sahara, supongo —comentó, poniendo los brazos en jarra.

Wells soltó una risa.

—Perra... —murmuró, absorto en sus pensamientos—. ¿Qué dijo Avram? —inquirió en un tono renovado.

Se encogió de hombros.

—Una pastilla para bajar la hinchazón —replicó—. Su padre vino a verla.

Alzó las cejas en sorpresa.

—¿Qué? —cuestionó ahogado. Bellamy asintió, echándole un vistazo a su alrededor para asegurarse que nadie lo hubiera oído. Nicasia tenía razón en creer que la visita de Jex Derval jugaría en su contra—. ¿Cómo...?

—Eh, Blake.

Giró la cabeza hacia la voz femenina que sonó detrás de las rejas. Erna Finella, inclinada contra estas, tenía sus ojos sobre él y una sonrisa coqueta.

Bellamy volteó sobre sus talones, pero no se movió. Estaba lo bastante cerca como para que Erna pudiera hablar sin preocupaciones. Sintió la mirada atenta de Wells.

—No te machaques la cabeza con Derval, ¿eh? —Señaló con la mirada en dirección a Nicasia. Bellamy echó un rápido vistazo, solo para asegurarse que aún estuviera sentada en el mismo lugar. Parecía una estatua—. Seguramente salga en una semana.

—¿Eso crees? —inquirió Wells. Su curiosidad por Nicasia era más grande que el atractivo de Erna, quien apenas lo miró.

—O sale confesando o flotando —concluyó Erna. Sus ojos de vuelta en Bellamy, quien se inclinó contra las rejas, de repente olvidándose de Nicasia y todos los reclusos. Los ojos celestes de Erna brillaron a través de su flequillo castaño—. No puedes salvarlos a todos, Bellamy —añadió con una sonrisa. El uniforme azul le sentaba mejor que nunca.

Wells, notando la tensión del momento, decidió alejarse. Bellamy lo observó detenerse junto a Finn, entablando una conversación.

—¿Qué harás más tarde? —preguntó Erna, llamando su atención.

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora