Diecinueve.

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NICASIA

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NICASIA

Al día siguiente, se escabulló a la biblioteca. No quería que nadie la siguiera, ni que le asignaran ninguna clase de trabajo. Para su suerte, no la habían visto adentrarse entre los libros. Subió al balcón, tomando asiento en el mismo lugar donde había estado el primer día y procuró que las zapatillas no asomaran por este.

Había pasado toda la noche llorando. La cabeza le latía como el corazón, sus ojos ardían y por momentos sentía que le faltaba el aire. Mientras los reclusos se encaminaban hacia el desayuno, Nicasia tomó el libro que había empezado y abandonado cuando Bellamy la había interrumpió.

Entre las páginas, Nicasia llegó a una conclusión: lucharía por sobrevivir. Aún no estaba segura de revelar información sobre Ziv. Era muy arriesgado; ya que sabía dónde vivía su madre y padre. Podía lastimarlos si quisiera, y no le temblaría la mano en hacerlo. Ahora comprendía que era capaz de absolutamente cualquier cosa.

Jamás la había querido. Nicasia había sido solo un objeto para él; una persona inocente que encontró en el momento y lugar equivocado. Y ella se había dejado llevar, permitiéndole ingresar a su mente para que la manejara como a un robot. Al pensar en todas las cosas que le había hecho, una rabia inmensurable se instó en la boca del estómago.

Seguramente, tendría a otra mujer en sus brazos en estos momentos. Otra a quien manipular, a quien corromper como lo había hecho con ella.

Jevon haría la vista gorda, tal vez se fijaría en la nueva muchacha como con Nicasia, tendría la intención de ayudarla pero nunca haría nada. Y, llegado el momento, le soltaría la mano.

El hecho de que la historia estuviera repitiéndose en este mismo instante, la sacaba de quicio. Quería ir a la lavandería, buscar la manera de ingresar por el tubo y salir al Arca, encontrar a Ziv y hacerlo pagar por todo lo que había hecho.

Pero era imposible. Debía pensarlo con frialdad; no arrebatarse con las emociones. Había sido torturada por Ziv, era verdad, pero también había aprendido muchas cosas y una de ellas era a no darse por vencida, a pensar y luchar. Comprender lo que la rodeaba y actuar a partir de allí. Sabía que había gente en confinamiento buscando asesinarla bajo las órdenes de Ziv. Se llevarían una gran sorpresa cuando diera pelea, sobreviviera y triunfara.

Unos pasos en la escalera llamó su atención. Llevó la mano al bolsillo donde guardaba el punzón, preparándose para la primera pelea cuando la figura de Bellamy surgió en paso lento.

Exhaló, descansando la espalda en el estante.

—Sabía que estarías aquí —susurró Bellamy.

—¿No deberías estar del otro lado? —preguntó con el corazón en la boca cuando Bellamy tomó asiento a su lado.

—Jaha me dijo que no estabas en el comedor. Me ofrecí a buscarte.

Bajó la mirada hacia el libro, incapaz de sostener la de Bellamy. El calor que emanaba su cuerpo debido a la cercanía la embriagó. Recordó el beso de Jevon durante el vis a vis íntimo y deseó que hubiera sido Bellamy.

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora