Quince.

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NICASIA

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NICASIA

A estas alturas, la directora sabría de su intento de escape durante el motín. Por eso no la habían sacado del agujero. Bellamy había hablado y Nicasia se arrepentía de haberlo tratado como lo hizo. Debería haber callado, pensado cinco segundos más; y ahora no estaría perdiendo la cabeza en aquellas cuatro paredes heladas que parecían cerrarse sobre sí mismas.

La visita de Bellamy, verlo de pie vivo, le trajo una calidez que no había sentido desde hacía mucho tiempo. Había sido un alivio. Aún recordaba su peso muerto, la sangre manchando la ropa de Nicasia. Cuando despertó en el agujero, aún tenía las manos rojizas. Le habían entregado unos paños húmedos para que se limpiara y una muda de ropa. Pero nada más.

Las únicas visitas que recibía eran de guardias que le pasaban la comida por debajo de la puerta a horarios diferentes. Estaba segura que intentaban volverla loca.

Las cosas empeorarán, había dicho Bellamy y ella no le había hecho caso entonces porque creía que escaparía antes de enfrentarse a los planes de la directora.

Lo que daría por escuchar una voz familiar.

Lo único que la mantenía cuerda eran las ganas de salir de allí. Se preguntó si Sahara había experimentado los mismos sentimientos. ¿Tendría a alguien esperándola fuera? ¿Recibiría visitas de algún guardia aquí debajo de la misma forma que ella había recibido de Bellamy?

Apoyó las manos unidas sobre su cabeza, caminando de un lado a otro. La transpiración cubría su cuerpo. Para mantener la mente ocupada en algo, comenzó a hacer flexiones. En cuanto se detuvo, las dudas inundaron su mente. ¿Qué haría Ziv ahora? Estaba segura que tendría otro plan. Jevon la visitaría; le preguntaría qué había pasado... ¿Y qué le diría? ¿Que se había quedado atrás porque un guardia había resultado herido y no podía abandonarlo? Ziv no la había entrenado para que reaccionara así. Ziv lo hubiera dejado sin pensarlo dos veces. Hubiera salido por el tubo de ventilación sin la consciencia carcomiéndolo por dentro.

Tomó aire. Había dejado la chaqueta sobre la litera de sábanas finas. Agarró el borde de su remera para limpiar el sudor de su rostro.

Lo único que le quedaba ahora era esperar. No podían mantenerla mucho tiempo más allí dentro. Si esperaban que se quebrara, no lo lograrían. La directora la subestimaba. Todos los hacían. Desde ella hasta Bellamy.

La puerta se abrió de repente. Nicasia miró con asombro la brillante luz del pasillo iluminar la figura de pie.

Se trataba de Bellamy. Sostenía una bandeja en sus manos; la misma que todos los guardias pasaban por debajo de la puerta. Vestía el uniforme azul, había vuelto al trabajo incluso en su paso lento. Ingresó al pequeño cuarto, con la puerta cerrándose detrás de él automática.

Los sentimientos que florecieron en su estómago eran cada vez más difíciles de ignorar. El atractivo de Bellamy la tomaba siempre desprevenida. Era la falta de contacto físico, lo comprendía. La falta de no haber visto un rostro desde hacía... ¿Días?

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora