Treinta y cuatro.

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NICASIA

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NICASIA

Tomó asiento en la mesa más cercana a la puerta con la bandeja en sus manos. Al tener la comida bajo sus narices, comprendió otra consecuencia de sus acciones.

Habían disminuido las raciones.

Las miradas sobre ella le dejó entrever que todos estaban esperando el momento correcto para atacar. Nicasia se preocupó en comer lo poco que tenía en la bandeja, despacio y tomándose el tiempo necesario para planear su próximo movimiento.

Había tres guardias en el comedor; menos de los que generalmente veía.

Wells Jaha, Jex Derval y Wynn Vadik.

De armarse un motín, Wells Jaha buscaría separar a quienes se les cruzara primero en una pelea. Vadik lucharía por hallar un hueco entre los reclusos para torturarla y estaba segura que Jex lo detendría. Presentía que Jex sabía de lo que Vadik era capaz. Ambos se encontraban del otro lado, Jex siguiéndolo con una mirada atenta mientras Vadik se acercaba hacia la cafetería. Los pies de su padre de movían con lentitud hacia él como un imán. Cuando el motín se desatara, estarían juntos en el desastre. Wells estaba caminando entre las mesas más lejanas, en cuanto los reclusos se pusieran de pie, los tres guardias desaparecerían de su visión y Nicasia lograría escabullirse hacia la lavandería.

Bellamy no estaba.

Sintió una presión en el pecho al darse cuenta que no volvería a verlo en cuanto cruzara el tubo de ventilación. No tendría una segunda oportunidad en besarlo y acariciarlo, ni oírlo susurrar cumplidos que nunca había oído en labios de ninguna otra persona. No vería las pecas bañando su rostro como imaginaba las estrellas cubriendo el cielo desde la Tierra; ni mucho menos el deseo de que la tocara con la magia que solo la punta de sus dedos parecía tener. Sería incapaz de imaginar un futuro con él, porque era imposible.

Dejó el tazón sin terminar a un lado, el apetito desapareció. Estaba desinteresada en comer, ya que aún poseía energías. Había recuperado un poco de fuerza y, si debía pelear, lo haría. Estos últimos meses había ganado masa muscular gracias a los intensos entrenamientos con Finn.

Finn, quien se hallaba encerrado en el agujero. Le hubiera gustado decirle que, en el fondo, comprendía por qué había metido a Bellamy en todo este desastre.

Se preguntó a cuántas personas más decepcionaría cuando escapara.

Confundida, su atención recayó en Wells, quien desapareció con rapidez por una de las puertas de la izquierda.

Quedaban dos guardias. Ambos confundidos, desolados ante la desaparición repentina de Jaha.

Este era su momento.

—¿Qué pasa, Derval? —Miró a Sahara tomar asiento frente a ella—. ¿No te gusta la comida? —cuestionó, apoyando los codos en la mesa. Notó que llevaba una pulsera metálica en la muñeca derecha; debió haberse metido en algún tipo de problema mientras Nicasia había estado en aislamiento. Era de poca importancia ahora.

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora