Seis.

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BELLAMY

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BELLAMY

Acabó por acomodar la camisa dentro de su pantalón en silencio mientras Erna también volvía a vestirse.

Cuando la camisa estuvo en su lugar con los botones abrochados, pasó una mano por su cabello y giró hacia Erna, quien ya estaba vestida. Su ropa ligeramente arrugada, pero nadie lo notaría. Nadie sabría qué había pasado allí dentro si no se fijaban en su cabello suelto y leve capa de sudor.

—Será mejor que me vaya —susurró Erna, peinando su cabello en la misma cola alta.

Bellamy sonrió, acercándose a ella hasta posar las manos en su cintura. Erna levantó la cabeza para permitirle que la besara. Sus labios ya no sabían a cafeína.

—¿Nos vemos mañana? —susurró Bellamy, bufando cuando Erna se alejó para tomar la taza de café sin terminar y llevarla al fregadero del fondo.

—No lo sé —replicó distraída. Siempre hacía lo mismo. A ambos les gustaba jugar de esta forma; aunque supieran de antemano dónde acabarían—. Tengo que corroborarlo con mi agenda —bromeó, acercándose al perchero.

Bellamy sonrió.

—¿Crees que la tendrás muy ocupada? —inquirió.

Erna colgó su mochila, echándole un vistazo al reloj en su muñeca.

—No estoy segura —contestó, deteniéndose ante él. Debió luchar contra todo instinto para no tomarla y desvestirla nuevamente—. Pero sí sé que tú tienes que volver a trabajar —añadió, dándole un corto beso en los labios antes de dirigirse a la puerta y quitarle el pestillo—. Nos vemos, Blake —saludó sin siquiera mirarlo.

Bellamy observó la puerta cerrarse.

Alisó la ropa con sus manos, aunque no hubiera caso. Dudaba que fueran a notarlo. A estas alturas, tampoco le importaba.

Salió del lugar tras varios minutos, recorriendo el pasillo hasta la sala principal donde Wells estaba en el mismo lugar donde lo había dejado con un semblante casi aburrido mientras Finn hablaba con otro recluso a su lado. Frunció el ceño, recordando entonces a Nicasia.

—Eh... —murmuró al cruzar las rejas. La atención de Wells y Finn volvieron hacia él. El tercer recluso se escabulló—. Creí que estabas con Derval —señaló a Finn, rascándose la nuca ante la mirada incisiva de Wells.

—Está en la biblioteca —replicó con simpleza—. Wells me dijo que su trabajo era acomodar los libros por esta semana.

—¿Sola? —inquirió con urgencia. No le importaba el resto de la historia. Sintió el alma caerle a los pies cuando Finn se encogió de hombros.

—Da miedo, Bellamy —excusó.

Suspiró.

—Ya vengo —bufó, pasando junto a Wells hacia el pasillo correspondiente.

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora