Cinco.

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NICASIA

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NICASIA

Agradecía que Blake la hubiera detenido. La ira que había sentido tras la visita de Jex se había instalado en su cuerpo, creciendo como un monstruo hasta acaparar su mente por completo. Ni siquiera se había dado cuenta que estaba dirigiéndose hacia la mesa de las conocidas de Sahara hasta que Blake apareció en su camino.

Iba en busca de problemas sin ser consciente.

¿En qué estaba pensando? ¿Qué habría hecho al llegar a la mesa? ¿Refregarles en la cara que Sahara estaba en aislamiento mientras ella caminaba libre por la cárcel?

Ya habría tiempo para lidiar con Sahara cuando se reuniera con sus amigas. Estaba segura de esto. En la oscuridad de su celda, sentada en la litera con la luz del exterior ingresando por la puerta, siendo la única fuente de luz, Nicasia pudo imaginar envolviéndose en otra pelea con Sahara si Ziv no la sacaba de allí a tiempo.

Aún no había oído de él.

Ni siquiera ha pasado un día, se dijo. Igual. Una señal no vendría mal.

Una sombra se cernió sobre la luz, logrando que se pusiera de pie de inmediato, lista para pelear cuando se encontró con el mismo muchacho que había visto hablando con Blake y su compañero.

—¿Qué pasa? —preguntó mientras el muchacho la observaba con la boca ligeramente abierta, como si no esperaba encontrarla en su propia celda.

Pensó en que Blake tenía algo que ver con esta visita. De todas formas, antes de que pudiera cuestionarlo, el chico habló.

—Finn Collins —saludó con prisa, dibujando una sonrisa forzada. Ante la expresión de Nicasia, Finn carraspeó—. Vengo a mostrarte el trabajo que tendrás que hacer esta semana.

Alzó las cejas, poniendo los brazos en jarra. ¿Trabajo?

—¿Qué clase de trabajo? —inquirió.

Finn pasó una mano por su cabello largo, desarmándolo. A pesar de las sombras en su rostro, Nicasia logró ver el nerviosismo. Tomó aire. No soportaba tratar con personas así. Se contagiaba fácil de los sentimientos externos. Prefería que Blake estuviera allí. Si bien perdió el control cuando la alejó de la mesa en el salón, recuperó la compostura de inmediato y era mejor observarlo luchar por comprenderla que tener a Finn sudando ante ella.

Suspiró, pasando junto a Finn y deteniéndose en el pasillo.

—¿Me los vas a mostrar o qué? —cuestionó.

Finn titubeó, su mirada recorrió el pasillo hacia las escaleras principales. Nicasia lo siguió hasta detenerse en las figuras de pie en el puente que conectaba con el otro extremo. Las amigas de Sahara estaban inclinadas sobre la baranda, observándola descaradamente. Esperando el momento para atacar.

Lo único que las detenían era Finn Collins. Volteó hacia él, blanco como la pared que los rodeaba. También las había visto.

Exhaló.

Errante || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora