Spirit Bound Amane-chan || [Traducción]

X. La caza del Yorishiro.

Amane no pensó que ser mordido por una muñeca le dolería tanto, pero estaba equivocado. Un ruido ahogado lo dejó solo para que el ruido se convirtiera en un grito. Su pierna se tambaleó antes de caerse hacia atrás, manitas sucias y dientes afilados que se clavaban en su piel. Usó sus brazos para protegerse la cara, observando la sangre gotear con ojos temblorosos. Podía escuchar a alguien gritar sobre él, pero no se atrevió a levantar la cabeza para ver, haciendo una mueca cuando otra muñeca se aferró a su falda y una más le rasgó la pierna. En este punto, estaba listo para admitir la derrota. Claro, no se moriría en el límite, pero seguro que lo comían vivo. Su corazón se aceleró ante la idea de estar atrapado aquí con las muñecas festejando en su carne ya que no podía morir pero tampoco podía mantenerse con vida. Esto era todo, iba a quedarse allí siendo festejado como una gran comida y nadie lo iba a salvar porque-

Dedos se aferraron ciegamente dentro de la multitud de muñecas y por instinto, Amane agarró la mano con la suya. No pasó un segundo antes de que fuera sacado de la carne que una multitud de muñecas comía y se encontró en los brazos de nadie menos que Minamoto Kou, que ahora estaba usando su bastón para derribar las muñecas que subían para alcanzarlos. Abrió la boca para hablar, pero se encontró siendo tirado por Hanako-san, que lo llamó para que la siguiera.

El trío tropezó con las escaleras de piedra, Kou ahora decidió mantener a Amane en medio de él y Hanako-san. Desafortunadamente, las muñecas no iban a rendirse tan fácilmente, ya que Kou se encontró defendiéndose contra un enjambre que lo derribó al suelo y aún más vino después de Hanako-san. Atrapado en el medio sin forma de ayudar, el niño trató de patear a una de las muñecas de sus amigos, sin embargo, sucedió lo contrario y se pegó a su pie, hundiendo los dientes en la carne. Él chilló, tropezando hacia atrás justo cuando se escuchó el sonido del metal raspando contra el metal.

De las sombras de las muñecas surgió un par gigante de tijeras de metal. Cortó el aire antes de volar hacia la única persona que no tenía muñecas arrastrándose sobre él. Amane trató de moverse, pero no era probable ya que las muñecas se arrastraban por sus brazos y piernas, manteniéndolo inmovilizado en el suelo. Cerró los ojos con fuerza y ​​esperó a que llegara la muerte inminente, sin embargo, antes de que pudiera, el sonido de unos pasos hizo que sus orejas se alzaran y chirrió cuando dos brazos se envolvieron alrededor de su cintura y lo tiraron al aire, lanzándolo hacia arriba. Las tijeras volaron hacia adelante cuando el niño comenzó a caer, pero su objetivo fue disuadido.

Agachándose, Hanako-san saltó al aire y se esquivó cuando las tijeras vinieron por su cabeza. Volteando en el aire detrás de ella, no perdió el tiempo golpeando su pie en el medio, rompiendo las tijeras en dos pedazos. Además de eso, ella extendió sus brazos, atrapando al chico que caía con una sonrisa.─ Y eso, mi querido príncipe en entrenamiento.─ le guiñó un ojo a Kou desde lejos.─ es cómo salvas a una princesa.─ Con los brazos de Amane alrededor de su cuello, voló hacia abajo y una vez que sus pies tocaron el suelo, se dio la vuelta y comenzó a correr escaleras arriba. Kou se quedó boquiabierto ante la audacia antes de usar su bastón para hacer lo mismo, golpeando muñecas de izquierda a derecha mientras Amane miraba detrás de él. 

El trío pudo oír las tijeras detrás de ellos mientras subían corriendo las escaleras y Hanako-san no pudo evitar susurrarle al chico en sus brazos una disculpa tranquila antes de que lo lanzara al aire y tirara de Kou por el cuello de su camisa. El chico rubio se dio la vuelta como un beyblade, de repente se estrelló contra la puerta cerrada justo cuando Amane volvió a caer en los brazos abiertos del fantasma del baño que le sonrió sugestivamente. 

─ Así que eso es lo que llevas debajo de tu... mmmph!

Ella se rió nerviosamente cuando Amane le tapó la boca con las manos y apartó la cara. Colocándolo en el suelo, sacó la paleta que tenía dentro de su camisa, ampliando su postura mientras inclinaba la cabeza hacia Kou y su asistente por igual.─ Bueno, ¿qué estás esperando? ¡Ya mete la pierna dentro del santuario, no tengo todo el día!