Spirit Bound Amane-chan || [Traducción]

XXXVI. El juramento de un príncipe.

De pie en el centro del charco ahora seco había una sirena. Desafortunadamente, ella no se parecía a las detalladas en los cuentos de hadas. En lugar de una cola brillante de escamas, tenía dos patas que lo sostenían. Tampoco había sujetador de concha acolchada ni piel suave y cremosa. Solo una cabeza de pez gigante con cara de mujer. Se burló de la maravilla de la escuela, mostrando sus afilados dientes.─ ¿Tú otra vez? ─ La sirena se burló.─ ¿Cuántas veces tengo que decir que salgas de mi camino?

La cabeza de Hanako-san se inclinó. Puso los ojos en blanco sobre el cuchillo sobrenatural, que ahora giraba mientras lo cortaba por el aire.─ Creéme.─ murmura la chica.─ yo tampoco quería ver tu cara escamosa.─ Observó cómo el pez le entrecerró los ojos y decidió terminar de hablar.─ Pero esta pequeña criada ha ido demasiado lejos, ¿no crees? ─ Ella sonrió levemente.─ No tienes ningún rumor en esta escuela y debido a tus constantes intentos de controlar a un humano de la costa cercana, me temo que tendré que eliminarte. 

La sirena se burló, sus ojos mirando a Amane desde donde estaba parada.─ ¿Una maravilla miserable como tú? ¡No me hagas reír! ─ Sin previo aviso, la mujer se lanzó. Hanako-san saltó cuando la aleta entró en contacto con el suelo. Flotó en el aire, girando el cuchillo en su mano. La sirena se dio la vuelta, usando su aleta para intentar derribarla. Si bien fue bastante exitoso en golpear a Hanako-san, el fantasma rápidamente se puso de pie. Sus ojos se estrecharon en la sirena antes de que tuviera que esquivar otra aleta. 

Pies aterrizando en el brazo escamoso, Hanako-san comenzó a correr. Ella usó su cuchillo para apuñalar el costado de la sirena, deslizándose hacia abajo y observando las brillantes escamas azules y blancas volar. La mujer pez rugió, una aleta se acercó para envolver a la niña. En cambio, Hanako simplemente saltó. Miró la aparición con la cabeza inclinada.─ Oye, atún.─ gritó la chica burlonamente.─ ¡debe apestar ser golpeado por un fantasma! ─ Cuando la mujer resultó golpear su aleta contra la maravilla, Hanako-san aprovechó la oportunidad para saltar de nuevo en el aire. 

─ Por meterse con los humanos de la costa cercana.─ su voz estaba llena de veneno.─ tu castigo es la muerte.─ Sin previo aviso, la niña se agachó de otro ataque y levantó la pierna hacia atrás. Golpeó sobre la cabeza del pez, extendiendo su brazo mientras la sirena se estrellaba contra el suelo.─ Hitodama.─ los labios de la chica se torcieron en una sonrisa.─ Házla pedazos.

Las dos almas separadas volaron de su chaqueta. Se movieron a la velocidad del rayo, envolviendo a la sirena inconsciente una y otra vez. Poco a poco, la aparición comenzó a sangrar antes de romperse en mil escamas. Solo quedaban los grandes ojos a los que Hanako-san se acercó, inclinando la cabeza hacia un lado. Había escamas por todas partes en el piso y la niña chasqueó los dedos, mirando a su Hitodama ponerse a trabajar. Levantó la mano para inclinarse el sombrero solo para darse cuenta de que se había caído durante la pelea. Al mirar a su alrededor, la mirada rubí de la niña cayó sobre su asistente, que estaba examinando los restos de la sirena con los ojos muy abiertos.

La sangre violeta se derramó por toda la hierba. Inclinando la cabeza hacia un lado, Hanako-san se acercó. Apenas prestó atención al sonido que hizo su pie al estrellarse contra el frasco de pescado. En cambio, la niña se centró en su asistente con una mirada aburrida.─ Ah- ─ el chico juntó los dedos mientras miraba a otra parte ─ Yo... Uh... Realmente no iba a ir con ellos... ─ Hanako-san inclinó la cabeza hacia un lado, con los ojos en blanco mientras miraba el mismo obvio niño mentiroso delante de ella. 

─ Oh no, por supuesto que no.─ sacudió la cabeza de un lado a otro.─ solo pensaste que un harem sería increíble, ¿no? ─ Amane se sacudió, inclinando la cabeza mientras dejaba caer los hombros.