Spirit Bound Amane-chan || [Traducción]

XXV. Crayón y pintura

Kou no podía o tal vez no creería las palabras que pasaron por la boca de Amane. Sus ojos miraban al muchacho febril con alarma. ¿Su ansiedad había evocado una historia completa en su cabeza o Amane estaba secretamente alimentando palabras de Hanako? Fue tan lejos como para colocarse una mano en la frente, notando que la cara de Amane se sentía bastante caliente. Tal vez era la fiebre hablando, tenía que ser. En tono ridículo, Kou miró al pálido muchacho con incredulidad. — ¿Crees que... nuestro Sensei es un misterio escolar? — Murmuró brevemente, rascándose la mejilla cuando Amane asintió, la cara sonrojada parecía estar aún más roja debido a su sonrojo.

Al ver que Kou no le creía, Amane sintió que su ligera confianza disminuía. Giró los pulgares antes de que su cara se enrojeciera.  — Yo... quiero decir... — el chico deseó que Sensei no se hubiera ido con su medicamento. — Tsukasa me dijo que siempre desaparece cuando son las cuatro de la tarde y se rumorea que una biblioteca se abrió al amanecer... — se detuvo brevemente, doblando los dedos sobre la falda que llevaba.   — No digo que sea verdad, pero todo lo que me ha estado diciendo durante el último mes ha sido correcto. —

"Espera, ¿te ha estado contando otros rumores?"

Era el turno de Kou de estar ansioso.  Miró a su alrededor por un momento antes de quitar su mano de la cara de Amane con el ceño fruncido. Sabía que tenía sus sospechas con el chico antes, pero esto solo lo confirmó.  Amane inclinó la cabeza hacia un lado antes de rascarse la mejilla. — Bueno, eh, sí —, susurró, encontrando que el repentino ceño fruncido en el rostro de Kou era desconcertante. — Los escuchó por toda la escuela, no le presto mucha atención. —  Descartó la mirada sospechosa en el rostro de Kou, jugueteando con sus propios dedos.  — Pero uhm, ¿no tienes curiosidad? La biblioteca de las cuatro de la tarde podría tener cosas sobre Hanako-chan... — se detuvo por un momento, parpadeando mientras miraba sus zapatos.

A decir verdad, Amane no quería saber más sobre Hanako-san. Se había vuelto curioso de ella, pero encontrar sobre ella la manera fácil sonaba horrible. Sabía que no querría que nadie más mirara sus cosas privadas si quisieran saber más sobre él. Lo único que sentía curiosidad, por el momento, era por qué Tsuchigomori simplemente desapareció.  — No... tienes que irte si no quieres... Quiero... quiero decir... — tartamudeó durante toda la oración, moviendo las manos de alguna manera  para gesticular lo que quiso decir.  Kou pareció mirarlo por un momento antes de que sus hombros se desplomaran y pronto se frotó la nuca.

— Bien — suspiró el chico rubio. — Ahora que lo mencionas, también estoy un poco curioso... — los dos chicos miraron el reloj antes de que Kou se adelantara y envolviera sus dedos alrededor de la delgada muñeca de Amane. El más bajo de los dos parpadeó. Apartando la vista de él, Kou lo puso de pie. — Bueno, — sintió su rostro arder, — vamos a buscar a Sensei entonces. —

Manteniendo su mirada en el suelo, Kou salió al pasillo. Los estudiantes ya estaban saliendo de su clase para ir a clubes después de la escuela. La mayoría de ellos estaban acurrucados cerca de las esquinas. Brevemente, apretó su agarre. Por un momento, la caminata fue silenciosa antes de que Kou se rascara la parte posterior de la cabeza. — ¿Estás seguro de que quieres volver a la biblioteca? — La última vez que estuvieron allí, Amane se asustó y terminó vomitando. El niño parpadeó, su rostro aún parecía bastante sonrojado. Una parte de él quería decir que no, que no quería volver a la biblioteca. Sin embargo, Kou estaba allí y el niño bajó la mirada hacia sus zapatos, negándose a mirarlo a la cara mientras golpeaba con los dedos la mano de Kou.

— Sí —, estaba esa voz susurrante de nuevo, "Te tengo, estaré bien", entonces de repente presionó sus dos dedos rápidamente. — Yo ... yo ... quiero decir... nadie está en... ahí... así que... — La cara de Kou se puso roja cuando se dio la vuelta, pero se aseguró de acercar a Amane. Cuando los dos muchachos doblaron la esquina, Amane se asomó. No había gente parada frente a la biblioteca, lo que hizo que sus hombros se relajaran por un breve momento.