30. Maravillosa Casualidad.

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Estaba pensando en cambiar la portada de la novela. 😅🤭Porque sinceramente la hice sin cuidado. Y además una lectora me ha ayudado mucho. sakurasofi

Así que hice una encuesta en Instagram 🌺✨(Con las dos portadas finalistas), les dejaré el Link aquí en un comentario.  

PD: Muchas gracias por el apoyo y la espera. ❤️🥺😊

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El mundo no parecía otro para Monique su perspectiva de la vida casi seguía intacta, pero quizás su excusa para suicidarse ya no estaba ahí.

No le hacía falta el dinero aunque ahora tenía más que un buen salario y pagaría esa deuda hasta el último centavo, pero todavía tenía dudas existenciales que no la dejaban dormir en paz, que hacían que la comida se le atorara en la boca sin importar cuantas veces masticara.

Que la hacían sentir inútil, y sin utilidad para el resto del mundo. Se sentía sola más que nunca aunque ahora tenía el alma de alguien más atada a la suya.

Depresión.

Quizás siempre había tenido depresión, no lo sabía, recién estaba atando cabos, quizás ahora que la excusa de suicidarse por el dinero ya no estaba ahí estaba abrazándose a sí misma, a su verdadera yo, un ser que no podía inspirar más que lástima, y que a veces sólo a veces admitía que podía ser inservible.

Pensamientos como estos le hacían humedecer sus ojos y secar su garganta.

Pensamientos como que el mundo era demasiado grande, y ella demasiado pequeña, pensamientos como que nunca sabría el porqué de todo, empezando con la verdadera razón por la que estaba viva.

¿Había que tener una razón para vivir o sólo era el ciclo de siempre? Nacer, crecer, reproducirse y morir. ¿Y si nunca había querido crecer? ¿Y si nunca había querido morir?

No tenía razón alguna para vivir, no entendía porque seguía respirando. O porque no evitaba la pérdida de oxígeno para el resto del mundo.

Y luego estaban aquellos pensamientos que la hacían recordar a su familia, nunca entendió porque la dejaron sola, Ella era más feliz que nunca en esos recuerdos que ahora dolían, ¿Las risas fueron falsas? ¿Las pequeñas comidas juntos, pero sonrientes no habían bastado? ¿No podían dejar una nota?

No le hubiera importado que le ayudaran a pagar la deuda a su nombre, o tal vez hacerle saber que le ayudarían con los alimentos... Pero ¿Valía tan poco que ni siquiera merecía una maldita nota a lápiz?

Adiós.

Volveremos pronto, te extrañaremos. Eso habría bastado.

Ajustó la bata a su cuerpo y salió de su habitación, necesitaba un vaso de leche caliente, en una noche tan fría como esa no quería dormir con lágrimas en sus ojos. Así que lavaría su rostro y fingiría que no había vuelto a tener esos pensamientos.

— ¿No puedes dormir? — Monique se sobresaltó al escuchar la voz de Kozlov a su lado, era tan rápido que ni siquiera alcanzaba a escuchar sus pasos.

— Un día de estos vas a matarme de un susto. —

— Lo siento, intentaré avisar mi entrada antes, la próxima vez. — Ella asintió y sirvió su leche caliente con melancolía, Iván se colocó a sus espaldas cuidando que la mano que temblaba de Monique no derramara el líquido hirviendo.

— ¿No podías dormir? ¿Quieres que te haga compañía? — Ella suspiro.

— ¿Es por lo del pacto de sangre? — Monique suspiró.

— No es eso... — Ella parpadeo numerales ocasiones para evitar que las lágrimas se formarán en sus ojos.

— Es sólo que... — La pequeña voz de Monique tembló al terminar de servir su taza caliente. — Me sentí sola, recordé a mi familia, cómo se fueron todos sin decirme una palabra, y ahora estoy tan sola. — Ella sonrió débilmente.

— Me sentí otra vez como una carga y los recuerdos... — Las lágrimas se estaban derramando por sus mejillas otra vez. — Olvídalo quizás sólo estoy siendo un poco hormonal. — Negó, nunca le había gustado dar lastima, o verse vulnerable frente a otros.

— No, por favor continua. Me agradaría escuchar todo lo que tienes que decir. — Kozlov era sincero cuando lo decía.

Su voz era un timbre melodioso y relajante, y su pequeña secretaria muy pocas veces hacía lo que quería, siempre hacía su trabajo, y aunque lo disfrutaba, estaba lejos de realmente hacer algo que deseara, o algo tan simple como hablar.

Ella y él eran muy callados, ambos. Consciente de eso, ambos también sentían y mucho. Así que quería escuchar todo de ella.

Hablar de cosas triviales, complejas e inexistentes, ella era muy reservada y callada todo el tiempo, y aunque no le molestaba, quería conocerla bien, a fondo. Saber cada uno de sus deseos, y conocer cada uno de los secretos en su alma.

Era inquietante, pero él lo quería todo de Monique Heinz.

— Me preguntaba porque no habían dejado una nota. — Las lágrimas de Monique siguieron derramándose por sus mejillas continuamente.

— Sé sincero Ivan ¿Valgo tan poco? — Ella rompió en aún más sollozos que rompieron su voz y garganta. — U-Un trozo de papel hubiera bastado. — Siguió con la voz ahogada.

— Duele que ni siquiera valía lo suficiente para merecer unos segundos más de su tiempo. —

Ivan la hizo acurrucar en su cuello, y la rodeo con sus brazos a la frágil criatura que debía cuidar, porque el Inmortal no había soportado el olor de sus lágrimas saladas, o su corazón roto por su familia, uno que él mismo se encargaría de llenar de amor otra vez, así mismo si él aprendía en el proceso.

— Si soy honesto. — Su tono de voz acarició su cabello, y sus labios carnosos besaron su sien. — Ningún ser viviente escoge las circunstancias de sus inicios, o pueden valer poco para otros, pero sí puedes decidir tu final y recordarle al resto del universo que las casualidades maravillosas como tu son invaluables. — Él sonrió brevemente para ella.

— Lo que quiero decir es que muy seguramente tu familia no se enteró de lo valiosa que eres, pero me alegra saber que yo sí lo sé. ¿Está bien? — Ella asintió tragando fuerte.

¿Porque sus ojos en vez de aterrarle la hipnotizaban aún más? ¿Porqué sentía que a pesar de todos sus malos pensamientos sobre sí misma, él era una cosa de las buenas?

Fuera de el mal genio, las ridículas cantidades de dinero, y sus colmillos, Ivan Milkhail Kozlov era buena persona, muy en el fondo, y tal vez sólo con ella, pero... Él estaba intentando mostrarle otra perspectiva del mundo que desconocía completamente, una perspectiva que incluía un Pacto de sangre y vidas próximas en las que lo encontraría otra vez, y no iba a negar que eso la hacía de alguna manera feliz.

Ya no estaría sola.

Ni en está, ni en ninguna de sus próximas vidas.

Entre las maravillosas casualidades cómo él las llamaba, en su próxima vida volverían a encontrarse y casualmente la idea no la asustaba más.

— ¿Iván? —

— No sé, tal vez no estoy haciendo la pregunta correcta, pero... ¿Podrías amarme? — Él sonrió.

— Un poco tarde, creo que ya empecé a hacerlo. — Ella le sonrió dulcemente, con lágrimas en sus mejillas que la favorecían de manera peculiar.

La frágil humana, se había colado en sus huesos inmortales. 

Más Dulce que la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora