35. Victoria Agridulce.

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Monique se tuvo que quedar en casa esos días, y decir que Kozlov había estado más extraño de lo usual sería mentir. Porque aunque hasta entonces Monique no lo había notado, el inmortal se preocupaba mucho por ella. Y decir que ahora estaba siendo tratada como una muñequita de cristal era menospreciar el verdadero trabajo que Kozlov hacía.

Su período menstrual había acabado, pero Kozlov insistía en que se quedará en casa, y cuando él regresaba a casa luego del mediodía ambos iban a practicar tiro al platillo, una actividad que se había vuelto su favorita, luego de descubrir que ella en realidad tenía muy buena puntería.

Monique había descubierto cosas de sí misma también, como que le gustaban las cosas dulces y tenía una debilidad por el rose gold y su inmortal también lo había notado.

Un día despertó con un anillo y una piedra impresionante, Kozlov había dicho que sólo era para evitar preguntas de humanos y esas cosas, pero su humana sabía que él sólo quería hacerla sentir cómoda en su hogar.

— ¿No crees que es un poco exagerado? — Le preguntó a Kozlov con una pequeña sonrisa en sus labios, la piedra rosada de su anillo le parecía por no decir mucho, un poco exagerada.

— Entiendo que los humanos no se pierden esos detalles. — Le sonrió Kozlov tomándola de la mano, ese anillo brillaba en su dedo anular. — Es para que sepan que ya estás tomada. — Le susurraba con cierta complicidad, y Monique no pudo evitar reírse.

¿Era para presumir? Nunca lo había hecho, pero de alguna manera le agradaba que su novio, esposo o lo que fuera su pareja inmortal estuviera orgulloso de ella.

Era una sensación digna, porque ella en serio apreciaba el tiempo que él se tomaba para entender a los que antes había considerado cosas de seres inferiores.

— ¿Y vas a decirme que hacemos aquí? — Preguntó Monique frunciendo el ceño al ver que habían parado frente a un edificio, era uno de los laboratorios más famosos de la ciudad, lo sabía porque muchos medicamentos llevaban el logo frente al edificio.

— Un amigo va a hacerme un favor. — Ella asintió saliendo del auto junto a él, Roman iría a aparcar, mientras ambos entraban tranquilamente al establecimiento.

— ¿Qué clase de favor? — Preguntó sin entender.

¿Abriría un nuevo negocio? Por todo lo que sabía las empresas del su grupo de socios abarcaban desde centros comerciales, aeropuertos internacionales, empresas de construcción, pero fuera de eso, no recordaba que Kozlov estuviera metido en el negocio de la farmaceútica o la medicina, a pesar de un Hospital que había querido comprar.

— Comprobaré si lo que la Orden tiene miedo es cierto, antes que Corban nos cité. — Ella frunció el ceño.

— ¿Comprobar que? —

— Ya sabes... Si tú y yo somos compatibles. — El paso de Monique se hizo relativamente lento a su lado. — Sabes que no quiero presionar nada. — De hecho su vampiro era muy paciente y siempre se había detenido de cualquiera de sus impulsos con su humana por miedo a lastimarla. — Pero eventualmente nosotros... —

Ella rascó su muñeca un poco ansiosa, lo sabía. Ellos de hecho tendrían que ser demasiado compatibles, porque su atracción era demasiado, y no quería saber cuales serían las medidas que tomaría para mantenerlos a ambos a salvo, si los exámenes resultaban tal y como ella lo sabía. Porque de alguna manera lo sentía en su pecho, eran demasiado compatibles si ella sentía una creciente necesidad por él también.

— Claro está bien... — En realidad Monique tuvo que ser valiente, odiaba tener que pasar por exámenes, o más bien tenía miedo de leer los resultados.

Más Dulce que la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora