PRÓLOGO

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¿Qué será de mí?

Un consejo no me vendría nada mal. Mi vida ha cambiado tan abruptamente que ni siquiera logro pensar. Estoy perturbada. Me da escalofríos en todo el cuerpo solo imaginar cómo llegué hasta aquí. Le lanzo una sonrisa a través de mi ventana a la hermosa colina y el horizonte para darme ánimo de seguir adelante mientras tomo mi té y leo un libro.

Hubiera necesitado una preparación psicológica en vez de preguntarme si el infierno que estaba viviendo se terminó.

No me siento culpable por lo que hice. Él me hizo cosas peores. Increíbles. Inolvidables. Fenomenales. Perturbadoras. Calientes. Dolorosas. Y tengo cicatrices que lo prueban.

Recuerdo cómo su dominio sobre mí me excitaba y aterraba al mismo tiempo. Cómo su voz firme y sus órdenes me sumergían en un trance, haciéndome sentir vulnerable y poderosa a la vez. Era una danza peligrosa entre el control y la sumisión, donde cada movimiento suyo me llevaba más profundo en su oscuro universo lleno de lujuria desbordada, donde sus ojos militares eran el principal detonante; porque parecen lentejuelas irisados como dos piedras preciosas cuyo nombre desconoces, pero te invitan al pecado.

Por eso, no me gusta contar historias de amor. El mundo ya tiene suficientes narradores que te mienten al describir qué surge entre dos bocas que se unen y las tragedias que pueden causar las pasiones desenfrenadas. Sin embargo, el amor siempre hace que todo sea más eterno y resiliente. Yo, por otro lado, siento debilidad por la inmaculada lujuria humana. Esa que está alerta en cada uno de nosotros, que no tiene que nacer de ningún lado. Solo está, en espera, como la flor que muere en otoño para renacer en primavera.

La lujuria nace de una interacción compleja entre factores biológicos, psicológicos, sociales, ambientales y relacionales. No depende del amor. Es una parte natural de la experiencia humana, aunque puede variar considerablemente en intensidad y expresión de una persona a otra. Pero está ahí, atenta a cualquier oportunidad para ser desatada y arrasar sin excusas, sin tabúes, como la lava de un volcán dormido.

Como él al despertar el fuego latente en mis entrañas.

De esos pequeños placeres culposos que es imposible no mojarse cuando se leen. La vida es una pesadez en sí misma, y yo debo arrastrarla perpetuamente. Por ello, me refugio en el deseo. Los relato con la intención de entretener a aquellos que, como yo, están cansados de lo vainilla, apacible y monótona que puede llegar a ser la existencia sin la ficción.
Cuando me detengo a escoger cuál, entre todas las atrocidades que he presenciado, merece ser inmortalizada, siempre me baso en la piel humana: como la presión sanguínea, latidos del corazón, respiración y temperatura suben. Los pezones, labios vaginales y clítoris se llenan de sangre y se vuelven más sensibles. Sin olvidar de la piel que se eriza, o ese dolor que explota para convertirse en placer puro. Si mi historia puede jugar un papel clave en la libido y el deseo sexual de quien lo lea, entonces merece ser contada.

Por eso te lo cuento.

Su fuerza siempre me excitó y me intimidó, no porque tenía miedo de que me hiciera daño, sino porque sabía que lo haría y terminaría por satisfacerme, aunque me negaba a aceptarlo. Ese recuerdo me asqueaba y me aterraba. Aun así, me gustaba. Podría temerle e incluso odiarlo, pero me atraía, lo que me tenía confusa y me volvía demasiado insensible al escozor que me proporcionaba. Me convertí en un animal salvaje y primitivo, olvidando toda razón. Quería escucharlo gritar de dolor, hacerle daño igual que él a mí. Aquellos pensamientos me abrumaban mientras me sumergía cada vez más en la oscuridad. Y no del bueno.

Casi me hizo perder la razón, pero mi venganza era más vigorosa que cualquier otra cosa. Fui capturada por un monstruo, sin embargo, yo me convertí en una bestia fuerte y despiadada. Sus látigos me animaron y combinados con odio fueron suficientes para acabar con lo que él había comenzado.

¿Quieren saber cómo pasó?

Antes que nada, comencemos por el principio, así que tomen asiento. Les contaré todo...

***

Advertencia: este es un relato erótico oscuro que contiene violencia, sexualidad explícita y situaciones adultas. El contenido puede ser considerado ofensivo, así que por favor, lea bajo su propia responsabilidad y evita ofender. Si eres una persona sensible es mejor que busques otro libro, hay muchos libros que pueden llegar a ser de su agrado en la plataforma. Si un tema delicado le molesta, no siga leyendo. La Lectura es algo que se disfruta no una obligación. Ah, no esperen una historia de amor que no sé escribir nada de eso. Tampoco van a encontrar al príncipe azul, absolutamente todos los personajes de la saga son horribles y desastrosos. Nadie es totalmente bueno o malo; hacen o dicen cosas cuestionables.

¿De dónde leen?

¿Y cómo llegaron a esta historia?

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora