Chan.

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Luego de que Chan fuera construido, pudo asimilar un par de cosas:

1. Sus extremidades estaban unidas con puntos quirúrgicos bastante débiles, por lo tanto, era muy probable que éstas se soltaran constantemente, en especial al saludar a alguien.

2. Tenía mucha energía en su sistema, literalmente, así que se prometió a sí mismo que iluminaría el día de alguien con una buena descarga eléctrica.

Entonces cuando entró a su primera clase, ciencias locas, con aquellos geniales conocimientos sobre sí mismo y vio al primer chico que se le cruzó, se le acercó y no lo soltó más.

— ¡Te deseo un buenísimo día, mi querido compañero!, ¡Es un enorme gusto conocerte! Soy Chan, puedes llamarme Chris, Channie, Chansito o sólo Chan. Espero llevarnos muy bien. — estiró su mano, pero al recibir el saludo, el frío de la mano contraria lo sorprendió tanto que su brazo se despegó de su cuerpo.

No sabía si avergonzarse por lo que acababa de suceder o reírse por la expresión de sorpresa y asco en el rostro del otro. Luego de unos incómodos segundos, el monstruo le lanzó su extremidad de vuelta y escapó a un pupitre desocupado.

En lugar de entristecerse, agrandó su sonrisa. "Seguro no fue lo suficientemente grande" pensó. Se sentó a su lado y abrió la boca para decir algo más cuando el contrario le interrumpió.

— No molestes. Estamos en clases, silencio y presta atención.

Chan podría haber dejado su intento de amistad ahí, pero no se llamaría Chan si lo hiciera. Así que estuvo unos buenos minutos hablándole en susurros y riendo solo hasta que el cansado monstruo se levantó de golpe y le gritó un no muy sutil "¡Cierra tu maldita boca!, ¿Acaso eres sordo o qué?", llamando la atención de sus compañeros, y claro está, la del Sr. Hackington.

— Ustedes dos, a la oficina de la directora, ¡De inmediato!

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— Oye, ¿Te gustaría que un día de estos...?

— No.

Oh, bien. Hablar con el chico era más complicado que hablar con una roca. Lo único que supo de él después de muchos intentos fallidos de iniciar una conversación es que se llamaba Minho, nada más.

Al llegar a la oficina de la directora Buena Sangre, ambos se ganaron un fuerte regaño. Y como castigo por interrumpir en la clase, los puso a limpiar el ático de la escuela.

A Chan le daba un poco de miedo ese lugar desde que su madre le contó su experiencia con Gigi, Whisp y la gran aventura que tuvo que hacer dentro de una lámpara, así que tenía miedo de encontrarse con otro artefacto parecido o algo peor.

En ese momento, se le encendieron los tornillos. ¡Podía hablar de eso con su candidato a mejor amigo!

— ¿Minho?

— ¿Qué quieres? Limpio el espejo, no molestes. — respondió.

Chan se iba a disculpar cuando algo en el objeto empezó a brillar desde el interior.

— Uh, creo que deberías soltar eso...

Alcanzó a advertir antes de que una sombra desde dentro del espejo comenzara a acercarse. Por fortuna, Minho detuvo sus movimientos sobre la superficie, haciendo que lo que se movía rápidamente, desaparezca.

Ambos se miraron asustados, y al mismo tiempo, se dieron la vuelta para salir corriendo.

— N-no le cuentes a nadie esto, ¿Entendido? — habló el gélido chico con la respiración entrecortada mientras corría. Chan asintió.

Al llegar a la salida de Monster High, ambos se miraron y sin compartir ni una sonrisa, cada uno se fue por un camino diferente.

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Mientras cenaba y su querida madre Frankie le contaba lo terroríficamente genial que fue cuando llegó con sus amigas a Scaris, Chan pensó en que el chico debía ser una amable persona debajo de esas gélidas capas de indiferencia que lo cubrían.

Y de algo estaba seguro: Minho definitivamente debía ser su amigo.

ARE U IN LOVE WITH A MONSTER? | Stray Kids. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora