Jeno y Jaemin.

564 70 27
                                    

Cuando Jeno cumplió diez años, deseó que Jaemin dejara de rayar y dibujar tonterías en su cuaderno de poemas cuando se transformaba. Su alter ego, que en ese tiempo era igual de hiperactivo, pidió que Jeno parara de gritar como un lunático cada vez que hacía algo que al otro no le parecía.

Desde que ambos eran muy pequeños, los conflictos reinaban en casa debido a sus constantes diferencias en cualquier cosa. Jaemin siempre había estado con él, después de todo.

En su cumpleaños número catorce, Jeno deseó no fallar en ninguno de sus exámenes y volverse el primer lugar de su escuela. Jaemin simplemente quiso viajar hacia Boo York, comer mucha pizza y tener una pareja sexy.

Si alguien le hubiera preguntado a Jeno, él diría que los deseos del contrario siempre han sido bastante estúpidos. Aunque nadie lo hizo.

Luego de un tiempo, ambos habían crecido junto con el odio que se tenían. En lo único que podían estar de acuerdo era en que no, no por haberse criado juntos debían llevarse bien. Lo único que pasó fue que un buen día de experimentación al abuelo le salió un maldito alter ego y no pudo deshacerse de él nunca más.

El hecho de que ambos compartieran cuerpo no significaba que se complementaran. Al contrario, sus diferencias hacían más complicado todo.

Ninguno de los dos quería seguir viviendo de esa manera. Y, al parecer, la única forma de ganar esa batalla que se había mantenido durante tanto tiempo era que uno de los dos fuera eliminado definitivamente.

Los últimos meses antes del suceso que marcó sus vidas fueron desastrosos, ambos estaban más conflictivos que nunca. Y cuando Jeno se despertó un día, topándose con los extensos apuntes de sus clases rayados por la tinta rosa flúor del lápiz de Jaemin, decidió que tuvo suficiente de su mierda.

El humano había estado poniendo el rencor y la venganza en los lugares más oscuros, más lejanos, queriendo impedir que salieran para no empeorar las cosas. Pero intentar siempre ocultar las cosas se hace imposible en algún punto.

Así que, con una furia incontenible, tomó entre sus manos la valiosa cajita de cristal de Jaemin -un regalo de Clair para demostrarle que, pese a todo, él era parte de la familia- y la dejó caer, rompiéndola en miles de pedazos.

Luego, al día siguiente, cuando Jaemin se transformó y con horror observó lo que le sucedió a su amada posesión, se decretó la guerra.

Una semana después, en el cumpleaños de ambos correspondiente al número 17, Jaemin había deseado que su vida cambiase por completo. Y Jeno, temeroso de lo que su alter ego sería capaz, sólo deseó mantenerse con vida.

En las catacumbas no había mucho que hacer además de mirar las paredes de piedra, los cadáveres que se mantenían ahí desde hace siglos o seguir los rayos de sol moviéndose junto con la hora.

Por suerte, Renjun encontró otro pasatiempo mejor: Observar a los lindos chicos a su lado.

De vez en cuando, Renjun notaba que Jeno fruncía el ceño y se murmuraba cosas no muy amigables. Al principio pensó que era cosa suya, después de todo, él siempre fue un poco retraído con sus pensamientos.

Pero todo cambió cuando el amigable y risueño Jaemin detuvo su conversación, murmurándose con enojo un "Cállate de una vez, puedes hablar con él en otro momento, imbécil desesperado".

Entonces entendió que cuando uno tomaba control del cuerpo podía hablar con el otro si quería. Sólo que ellos nunca querían, y si lo hacían, era para pelear.

ARE U IN LOVE WITH A MONSTER? | Stray Kids. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora